miércoles, 9 de abril de 2014

MARATONA di ROMA 2014

LA CARRERA

La Maratona di Roma es una carrera que se celebra a finales de marzo sobre la distancia de, evidentemente, 42.195 metros. La salida y la meta están exactamente en el mismo punto de la Via dei Fori Imperiali, que es la calle que va, para que os hagáis una idea los que conocéis Roma (y los que no, ¿a qué estáis esperando?), desde el Coliseo hasta la Piazza Venezia (la que hay al pie del impresionante Monumento a Vittorio Emanuele II, también conocido allí oficialmente como Altare della Patria, y con más sentido del humor también como La Tarta de Bodas y o también como La Máquina de Escribir). La salida se hace en sentido norte, dando la espalda al Coliseo, con lo que la cola de formación de corredores se extiende hacia el sur. Y es una gran cola, pues a pesar de ser bastante ancha llega hasta el Coliseo e incluso lo sobrepasa. La meta, como digo, está exactamente en el mismo punto, solo que se accede a ella justo en sentido contrario al de salida, con el Coliseo de frente, al fondo, de manera tal que la zona de llegada y entrega de bebidas, frutas, medallas, guardarropa, etc. es la misma desde la que se salió.

La organización es excelente. Cientos de "voluntarios" (ignoro si cobran o no) distribuidos en un sinfín de cometidos: guardarropa sin aglomeraciones en más de una veintena de tráilers cada uno con su rango de dorsales asignado, acceso controlado a zona de salida, reparto de agua e isotónicas, reparto de avituallamientos sólidos, reparto de esponjas, servicios médicos, control de tráfico en innumerables cruces, control de peatones sobre todo en las zonas valladas y muy transitadas, jueces, y un largo etc. de cometidos diversos que hacen que todos y cada uno de los corredores se sientan perfectamente atendidos.

La prueba, que este año 2014 ha celebrado su vigésima edición, cuenta con el calificativo Gold Road Race de la IAAF, que no es moco de pavo (en España la máxima calificación en este aspecto la tiene el Maratón de Madrid con el Silver Road Race; yo también la he corrido y está a años luz), aunque hay decenas de carreras homologadas por todo el mundo con este galardón. Se retransmitió en directo por Rai Sport 2 con un buen puñado de motos y un helicóptero para distribuir la señal y tomar imágenes aéreas (lamentablemente la lluvia deslució la emisión y sólo se pudo contemplar en directo la salida y la parte final de la carrera). Y ya hablando de vídeos, a todos los participantes les mandaron por correo electrónico gratuitamente enlaces para descargar en HD el paso por varios puntos concretos, incluyendo por supuesto la entrada a meta desde varios ángulos.

Esta foto está aquí únicamente para que veáis lo buenos que estamos hacer bulto.

El trazado de la prueba es considerablemente llano salvo por una tachuela existente en el km 28, una rampa no muy empinada pero de una longitud aceptable, aunque rápidamente se desciende. También hay unos cuantos puentes sobre el río Tiber y un par de túneles. El recorrido primero se dirige hacia el sur y luego vuelve en dirección norte, discurre paralelo al río durante un buen tramo, cruzando después otra vez hacia la zona del Vaticano y alrededores (no llega a pisarse el suelo del estado independiente más pequeño del mundo), subiendo luego más al norte y volviendo a cruzar de nuevo el río y volviendo a tomar dirección sur, para entrar en la zona más conocida de la ciudad en torno al km 35, pasando por algunos de los lugares más típicos como la Piazza Navona, la Vía dei Corso, Piazza dei Popolo o Piazza di Spagna, por ejemplo.

La recogida de dorsales, junto a la bolsa del corredor (mochila, camiseta técnica y algún otro detalle) se realiza en el Palazzo dei Congresi, situado en el distrito EUR. El tiempo máximo para acabar la prueba son 7 horas, y hubo algún corredor que apuró hasta el último momento. Se inscribieron poco más de 19.000 participantes (entre ellos 600 españoles), de los que acabaron exactamente 14875 (unos 480 españoles, entre ellos el penúltimo de la general y último clasificado masculino, un tal Joaquín).

La inscripción se puede hacer on-line y sin problemas desde España, cuesta entre ¿40 y 80? euros dependiendo del plazo (a nosotros nos costó 50 €), más otros 9 € (creo recordar) por la inscrpción de la medalla con tu nombre y tu tiempo (te lo hacían en el acto al llegar a meta, y la verdad es que tardaron bastante poco porque les cundía bastante).

Y esto es básicamente todo lo que se me ocurre decir de la carrera.


NUESTRA CARRERA

Mi compañero del Dosquince Albacete, y sin embargo amigo, Juan Ra, y yo nos dirigimos bien temprano desde el hotel hacia la zona de salida. Fuimos andando porque éste estaba bastante cerca, aunque al final nos tuvimos que pegar nuestra buena caminata porque la zona de acceso al vallado estaba justo por el lado opuesto. Lo primero fue ir a dejar la mochila al camión-guardarropa (acierto el tema de obligar a dejar la mochila oficial como bolsa), cosa que hicimos sin colas ni problemas. Meada frente al Coliseo y selfie.

Nunca nadie dejó una mochila en el guardarropa de una carrera en un entorno como este: una impresionante reconstrucción tridimensional del icono del programa para grabar CD's "Nero Burning ROM", a una escala gigante de 188 metros de longitud, 156 de anchura y 57 de altura.

Tranquilamente caminamos en dirección al arco de salida rodeados de una muchedumbre de atletas y atletóides de todo tipo y condición. Una especie de Santa Pola a lo bestia: multiplicadlo por cuatro, para que os hagáis a la idea. La temperatura muy buena, aire poco o ninguno, pero muy nublado y lloviendo de manera intermitente. Muchísima gente pero en ningún momento sensación de mogollón ni de caos, debido sobre todo a la presencia de voluntarios por activa y por pasiva.

A cierta distancia de la salida había unos pequeños pórticos por los que se accedía a unos pasillos que te llevaban al cajón de salida correspondiente. Hay que poner más vallas, pero evita que los corredores tengan que andar por los laterales buscándose la vida para encontrar su cajón: nuevo acierto de la organización.

Otro rato de lluvia, con gotas gordas, mientras esperábamos la salida (prevista para las 8:50) y hacíamos cola en un meadero portátil. Por suerte Juan Ra había echado sendos ponchos que nos vinieron como zanahoria al culo. Justo al terminar de echar el último chorro dan la salida y en unos dos minutos y medio ya estamos cruzando el arco y la alfombrilla de cronometraje. Perfecto porque además deja de llover... allá vamos.

Hay mucho ambiente, mucha gente. En seguida nos saludan unas chicas del Club de Burriana (el de atletismo), que viste también a cuadros blanquinaranjas. Avanzamos poco a poco. Pronto pasamos por el Teatro di Marcelo, el Circo Massimo y la Piramide di Caio Cestio, hasta llegar a la Basilica San Paolo fuori le Mura (San Pablo Extramuros). Un poco más adelante giramos hacia el norte, cruzamos el río y callejeamos un poco y volvemos a cruzar el río de nuevo sobre el km 10 y pico.

Como llevábamos una banderita en el dorsal, de vez en cuando alguien del público te animaba en español, lo cual se agradecía un huevo. También algunos españoles que venían por atrás nos saludaban por nuestro nombre (lo pone en la camiseta): en concreto recuerdo unos vascos por la zona del km 8 que nos gritaron ¡¡Vamos ese Alberto y ese Juan Ra!! Menos majos algunos que llevaban camisetas catalanas, todo hay que decirlo. Y como curiosidad una moza del Club de Atletismo Membrilla (Ciudad Real) a quien, como Juan Ra conoce bien la zona, se dirigió por su gentilicio correcto, que no es intuitivo, y que en el género femenino es "membrillata".

Los avituallamientos en el km 5 y 10 de momento son únicamente agua, en botellines de medio litro, y "sal" (bebida isotónica de color naranja que la verdad sea dicha si que estaba bastante salada) en vasos que te van rellenando. Nos paramos siempre a beber un sorbo de este líquido y a coger botellín. También hay puntos con esponjas cada 5 km intercalados entre los anteriores (km 7.5, km 12.5, etc.). En ambos casos suelen estar en mesas a ambos lados y son suficientemente largos y bien atendidos.

Al poco de empezar salió el sol y subió mucha humedad del suelo, que estaba mojado por la lluvia. Bochorno repentino y camiseta empapada y pegada al cuerpo. Al rato otra vez nublado, lluvia, un poco de sol, nublado, lluvia otra vez, y así toda la carrera. El ritmo con el que salimos no era el previsto, sino algo más lento, pero la verdad es que se trataba de intentar no agobiarse y disfrutar.

A todo esto llegamos a una zona bastante concurrida de público, entre el 11 y el 16 aproximadamente; y es que todos los acompañantes habían desarrollado la misma estrategia para colocarse en varios lugares a ver el paso de sus sufridos amigos, cónyuges, o familiares en general. De hecho, por aquí habíamos quedado con nuestras no menos sufridas esposas, María José y María Jesús y el matrimonio no-runner que nos acompañó en el viaje, Marta y Pepe. Y efectivamente por allí estaban animando con la bandera de España.

Como veréis todo es cierto: botellines de agua, lluvia, mucha gente corriendo y de público...

- Juan Ra sujétame el botellín mientras abro el muesli.
- Vale, cachondo.

- Venga, vámonos que aún nos quedan la repera de kilómetros.

Tras la parada técnica para coger fuerzas, algo de resuello y mucha moral, continuamos paralelos al río (que va bastante hondo y no se divisa si no es desde los puentes por los que se cruza) hacia el norte. Aparece al fondo la inconfundible silueta del Castel Sant'Angelo (o también Mausoleo di Adriano) con lo que nos orientamos un poco y podemos ya divisar a la izquierda y a la espalda la cúpula de la Basílica de San Pedro.

Cruzamos el río por el Ponte Cavour, pasamos por la imponente Piazza Cavour y luego giramos para pasar por debajo del passetto y entrar en la Via della Conciliazione. Pelos como escarpias: al fondo la Piazza San Pietro con su forma elíptica, su cuádruple columnata y, en el centro, el obelisco que trajo Calígula a Roma para colocarlo en la spina del (actualmente desaparecido) Circo Vaticano (y que por tanto fue testigo del martirio y muerte del Apóstol Pedro, motivo por el cual los cristianos lo trasladaron al centro de la plaza en 1586). Y más al fondo, la fachada del la Basílica más grande del mundo y su imponente bóveda.

Tocaba hacerse una foto pero elegí yo, mal, a un tipo con alzacuellos, supuestamente un curilla, por tanto, que en vez de pulsar el botón virtual de la pantalla del móvil se dedicaba a pulsar el botón físico que apaga el dispositivo. Tensos instantes en los que pensé que el obelisco vaticano iba a contemplar el martirio de otro cristiano más. Por suerte había allí un chaval español que nos pudo, por fin, retratar con muy buen criterio artístico.

¡¡Fotaza!!

Al día siguiente tratamos de reproducir la foto en el mismo sitio exactamente, misma posición, mismo encuadre, mismo todo... con bastante éxito, como veis. ¡¡Fotaza!!

Bien, emprendemos la marcha otra vez. Estamos casi en el km 18 ya. Bordeamos el Vaticano sin pisarlo, pasamos otra vez bajo el passetto y callejeamos por unas avenidas enormes y largas camino del medio maratón, que pasamos en un tiempo de 2:00:26 netos, que es más o menos lo previsto teniendo en cuenta las paradas y demás. Nos han llovido goterones muy fríos un rato, pero de momento de ánimos y fuerzas vamos bien.

A partir del km 15 los avituallamientos tenían, además de las mesas con agua y sales ya descritas, otras mesas con galletas, azucarillos y trozos de plátano, manzana y naranja (que yo recuerde). Eran mesas largas, provistas en cantidad y bien atendidas. Yo paraba siempre a coger algo y, con la excusa, recuperaba un poco el aliento.

Atravesamos unos barrios que se ven bastante señoriales, alguna plaza bastante bonita, pero ningún monumento conocido que destacar, por lo menos que nosotros conozcamos. En una avenida vemos al fondo, muy lejos, una plaza, que me dice Juan Ra que es la del Popolo (días más tarde comprobé que acertó y, que además, a la hora a la que me lo dijo, el ganador de la carrera estaba a punto de llegar a ella o la acababa de pasar).

Entre el 23 y el 28 transcurrieron unos km bastante anodinos en los que bajamos bastante el ritmo, de 5:30 a 6:00 min/km aproximadamente. Primeros cadáveres, primeras caras realmente malas. La gente de alrededor, aunque era mucha y lo siguió siendo hasta el final, empezaba a callar y a sufrir y a pensar en que les quedaba un rato largo y malo. Por nuestra parte, Juan Ra iba aparentemente bastante fresco pero yo iba algo más tocado. Afortunadamente, aunque no soy un gran experto, sí llevo suficientes carreras en las piernas en las que tengo siempre la máxima de no detenerme a caminar. Por tanto, concentrado en ello iba, tomando agua aquí y allá, un gel aquí y otro allá, un par de barritas de muesli o algún plátano o galleta en los avituallamientos sólidos.

En el km 28 se llega al punto más al norte de la carrera, y mientras se gira en dirección sur otra vez, aparece una cuesta en la que pusimos un plato más pequeño. Un kilómetro de subida bastante tendida, pero que a estas alturas se agarra, que luego se bajó en unos 500 metros. Se acercaba el km 30, en el que comimos algo más, y llegaron también el 31, el 32, el 33 y el 34 sin que aparecieran ni el muro ni el Tío del Mazo, aunque evidentemente un poco cansadetes sí que íbamos (yo por lo menos).

Físicamente eran ya solo 8 km los que quedaban, pero mentalmente eran menos, puesto que teníamos que ver a nuestras esposas en torno al 37, y además quedaba la zona más bonita, famosa y concurrida de la carrera... por no hablar del subidón final que seguro íbamos a sentir. Aproximadamente en el km 35 pasamos por un túnel, o mejor dicho, un típico paso inferior excavado en zanja (paredes verticales) para que por arriba cruce otra calle. Un poco más adelante abandonamos definitivamente la ribera del Tíber para introducirnos en el barrio del  Campo Marzio. Poco a poco avanzamos hasta la Piazza Navona, a reventar de público. Entre ellos, los nuestros. Nos paramos a dales besitos a nuestras mujeres y nos saltamos el cordón para que en la foto salga la Fuente de los Cuatro Ríos de Bernini.

Hasta las pelotas de correr. Un descansito nunca viene mal.

Esta plaza también fue un Circo, aunque este obelisco en concreto es una réplica moderna.

Había banderas de muchos países, pero sobre todo que yo recuerde había de
España, Italia, Francia, Bélgica, Holanda, México, Portugal, USA, Polonia...

Seguimos, salimos de la Navona y las calles están a reventar de gente. Pasamos por varias iglesias que luego tendremos que ver otra vez, los días siguientes, más tranquilamente. Yo no puedo con mi alma, pero saco las últimas fuerzas para llegar hasta la Via dei Corso. Al fondo, de frente, se ve venir una avalancha de corredores que van delante de nosotros... ¿cuántos kilómetros? ni idea. En estos momentos estamos desorientados y, al no conocer los detalles del recorrido, no lo sabemos. Pero lo que estaba claro es que había que girar a la izquierda por El Corso para iniciar un gran triángulo final con el vértice en la Piazza dei Popolo. Ir y volver.

Esta divertida foto la sitúo sobre el km 37+400. Yo iba reventado,
pero de ánimos para acabar el maratón y para hacer el gilipollas iba bien, como veis.

Entramos en la Via dei Corso sobre el km 37+500 pero no llegamos a la Piazza dei Popolo hasta pasado el 39. Casi dos kilómetros que mide la hijaputa de la calle. Al llegar por fin a la Piazza, teníamos la esperanza de girar a la derecha inmediatamente, por aquello de ahorrarnos unos metros. Pero qué amables los de la organización que tuvieron el detalle de hacernos bordear la plaza casi completamente, para que así pudiésemos ver la preciosa Fontana della Dea di Roma, así como el impresionante obelisco egipcio de 24 metros de altura, auténtico y original de Ramsés II, que hay en el centro de la susodicha (uno de los 8 que los romanos se trajeron de allí cuando Egipto estuvo bajo su dominación y era una provincia más de su Imperio).

Salimos de la Piazza dei Popolo por la Via dei Babbuino, que así se llama la calle, en dirección hacia la Piazza di Spagna (Spanish Stairs, que dicen los anglosajones, me tocas los cojones), que coincide justo con el km 40, todo recto, esto ya está chupado. De repente, ¡¡coño, un túnel!!... llamado de Umberto I, este sí es el típico túnel redondo de toda la vida, y en ese momento no lo sabíamos pero cruza por debajo del Palazzo del Quirinale (residencia oficial del Presidente de la República, actualmente Giorgio Napolitano) uniendo la Vía dei Due Marcelli con la Vía Milano.

A la salida del túnel ya estamos en el km 41. Lo único que nos queda por hacer es volver a ver a nuestras mujeres, para que nos den la bandera de España con la que han estado animando, para que entremos con ella. Bueno, eso y disfrutar. Bien, bien, ya no queda nada... vamos bajando por la calle que está junto a nuestro hotel, giro a derecha, bajada, giro a izquierda, estamos en el 41 muy largo, junto a la Piazza Venezia otra vez. ¡¡Allí están con la bandera!! Estaban un poco preocupados porque en este último sector hemos (he) flojeado bastante y hacía una eternidad (no tanto, pero a ellas se lo pareció) que habían pasado las referencias que habían cogido de la gente que iba más o menos con nosotros en la Piazza Navona.

Cogemos cada uno, Juan Ra y yo, un extremo de la bandera y giramos hacia la meta. Otra vez estamos frente al Monumento a Vittorio Emanuele II, ya se ve el arco, y al fondo se vuelve a ver el Coliseo... ¡¡¡Joder, qué emocionante, lo hemos conseguido!!!

uno de los vídeos de la llegada

en HD al paso por varios puntos

están en Facebook pero no es necesario tener cuenta para ver el álbum






MI CARRERA

La verdad es que en el apartado anterior ya está contado el recorrido con detalle. Aquí sólo quería añadir que, como se deja ver ya antes, no tuve mi día. A pesar de ello, estoy muy contento con el resultado, que según la organización ha sido finalmente un tiempo neto de  4:13:00. Hay que tener en cuenta que, según nuestro GPS, estuvimos en total 4 minutos parados entre fotos, saludos, besos y avituallamientos (también paré a mear en el km 7 más o menos). Alguno pensaba que íbamos a rondar un tiempo de 3:45 paradas incluídas, pero yo manejaba más bien entre 4:00 y 4:05, así que los 8 minutos que salieron de exceso no me parecen demasiado (unos 12 segundos por km más lentos, de media) sino más bien poco, dado lo que voy a contar a continuación:

Aquí aún no habíamos empezado a comer, ¿no? Pues bien, cuando terminamos de comer (por lo menos una hora después de hacer esta foto), salimos a la calle y justo en ese momento pasaba el coche-escoba por la puerta del hotel. ¿Tiene sentido acabar un maratón en 7 horas?

El entrenamiento había sido bueno, con prácticamente todos los km que me propuse hacer en un principio, y la verdad es que llegué en bastante buen estado de forma. Pero nada más salir, en el km 2 o por ahí, noté que iba muy pesado de piernas, agarrotado. Eso en el 25 vale, pero en el 2 era muy mal síntoma. Eso sí, aguanté todo el camino sin pararme a caminar, y bastante dignamente, sin lesionarme y sin grandes dolores, ni tampoco agonía o desfallecimiento ¿Y a qué se debió todo esto? Pues analizando fríamente, aunque hay algún factor más, fundamentalmente creo que lo principal fue el cansancio del día previo, y sobre todo la falta de sueño las dos noches previas: el viernes por la noche no dormí más de 5 horas (nos tuvimos que levantar a las 4:30 para irnos a Valencia a coger el avión) y la noche previa, muy nervioso, me desvelé a las 4 de la madrugada y estuve dando vueltas hasta las 7 que me levanté. No quiero que valgan como excusas, entre otras cosas porque un tiempo de 4:13 no tiene nada por lo que excusarse, pero bueno, fueron cosas que pasaron y que influyeron.

Por lo demás la carrera me gustó bastante. La organización, no me canso de decirlo, es expléndida, fabulosa, fenomenal. El ambiente es increíble, sobre todo en los km 11 al 16 y entre el 36 y la meta. Personalmente tuve un momento emocionante y sobrecogedor a la altura del km 37+500 aproximadamente, en la curva que hay para enfilar El Corso justo en la Piazza Venezia, en el que había una gran acumulación de público aplaudiendo a rabiar y un chaval de unos 25 años que había aplaudiendo va y me dice en castellano: "Venga, que ya lo tienes hecho", justo en el momento en el que peor iba... casi me pongo a llorar y aún mientras lo escribo se eriza el vello igual que aquella mañana. Es curioso como unas sencillas palabras de un desconocido te pueden servir de tanta ayuda.

Bueno, y a continuación una serie de tablas y gráficos para los freaks amantes de la estadística.

Clasificación oficial con los tiempos de paso.
Ritmo instantáneo vs. distancia (los picos muy largos hacia arriba son las paradas para fotos, avituallamientos...).

Ritmo promedio acumulado al paso de cada km.

Ritmo de cada km.

Plano en HD: 'click' para ampliar.



CONSECUENCIAS

Son de lo más variadas. Para empezar y de manera casi inmediata cogí una fascitis plantar en el pie izquierdo que no solté hasta un par de días después de regresar a Albacete. Así que todo el turismo que hicimos ese mismo domingo por la tarde, el lunes, el martes y prácticamente todo el miércoles (el taxi nos recogió a las 19:30), estuve con un desagradable dolor en el pie.

Lo segundo es que la combinación "viaje + maratón + turismo" me ha resultado una experiencia excelente que me es difícil expresar con palabras. Con todos mis respetos, no es lo mismo un maratón en Murcia, Valencia, Madrid, Barcelona, Vitoria, Badajoz, Ciudad Real (wherever) que en Roma, ciudad que durante varios siglos fue la capital de el Imperio más grande de la Historia de la Humanidad. Además nos hemos divertido un montón, hemos visto gran cantidad de cosas, y de verdad que hemos disfrutado muchísimo. Así que otra de las cosas que empecé a mirar nada más llegar del viaje fue un maratón en alguna ciudad europea para la primavera de 2015... y eso que a mí no me gusta el maratón, lo digo y lo mantengo. De momento, de todos los que me llaman la atención, ninguno se ha celebrado, así que la información que a día de hoy hay en sus websites no sirve porque se refieren a las últimas noticias de las ediciones de 2014 aún (bueno, con la excepción de París, que ya ha abierto la preinscripción al sorteo de dorsales que habrá para 2015, a la que por supuesto ya me he apuntado).

Y lo tercero es que cada vez me cuesta más sacar tiempo para escribir estas crónicas. Amables lectores, sé que a vosotros que estáis leyendo esto os gustan, pero en mi tiempo libre tengo que estar con mi familia, entrenar, hacer la compra, en fin, las cosas del hombre blandengue; y cuando por fin tengo un ratejo para sentarme no me apetece tanto escribir como leer. Por 'culpa' de esta crónica, en concreto, he estado 5 días sin leer nada (lleva más tiempo de lo que pensáis organizar las ideas, fijarlas, escribirlas y adornarlo todo con fotos). Aunque es verdad que también por 'culpa' de las crónicas he conocido, sobre todo en el último año, a un buen puñado de gente maja.

No se os ocurra empezar a poner mierdas en el Facebook en plan "Alberto, sigue escribiendo, eres un machote, no dejes de hacer crónicas, nos gustan mucho, todas las mujeres nos tocamos pensando en tí, a qué carreras vas a asistir, etecé, etecé", porque seguiré haciendo crónicas, pero cuando me dé la real gana, no de todas las carreras, eso está claro, porque me es imposible... pero bueno, de alguna sí. Mientras tanto, seguiremos en contacto por los conductos habituales (la frase sí va con segundas), y por si tardamos en vernos, finalmente os deseo de todo corazón que os follen.

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.
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