miércoles, 18 de mayo de 2016

Virgin Money London Marathon 2016

Hace eones que no escribía nada aquí, a pesar de que prometí (veladamente) que escribiría algo de la Media Maratón de Lisboa 2015. Asistí, sí, pero me dio pereza escribir nada, sobre todo porque se me dio realmente mal la carrera y aparte lo que es Lisboa en sí no me gustó nada... eso sí, el viaje fue realmente divertido.


Pero un maratón bien merece una crónica, aunque únicamente sea como recuerdo para uno mismo. Por eso he estado dándole vueltas a qué contar sobre este viaje que (los que leéis esto seguramente ya sabréis) nos llevó a mi compiyogui JuanRa y a mí a correr a Londres el pasado 24 de abril de 2016 (junto con nuestras respectivas incondicionales acompañantes, como no podía ser de otra manera).

En este tipo de carreras todo empieza siempre mucho tiempo atrás, y también ocurrió esto en el caso que nos ocupa. Ya antes de correr yo el Maratón de París en 2015 estuve dándole vueltas a ver de qué manera se podía hacer Londres sin morir arruinado en el intento, ya que la obtención de un dorsal para esta carrera es bastante peliaguda.

Eliminada la opción de pasar por el aro de algún tour-operador, que cobran actualmente del orden de 2500 € por el viaje para dos personas (con solo un dorsal, es decir, un corredor + un acompañante), 2 ó 3 noches de hotel con desayuno, vuelos y poco más..., y eliminadas también las opciones de ayudar a alguna ONG / asociación benéfica / charity (el donativo mínimo está en el mismo orden de precios que el tour-operador), y eliminadas también (de momento) otras opciones en las que no profundizaré, encontré un día un blog en el que se explicaba la manera de colarse por una fisura. No entraré en más detalles, pero hubo que tirar de favores muy grandes y los agradecimientos ya se han llevado a cabo en persona, no hace falta repetirlos aquí.

El plan, tres meses sujeto a la nevera con imanes.

En julio (2015) por fin hicimos la inscripción y en unos días nos llegó el OK por parte de la organización. Los días, semanas y meses fueron pasando lenta pero inexorablemente (no podía faltar esta frase), y en enero (2016) empezaron los entrenamientos mediante el plan 4x4x4 que seguí el año pasado, y la verdad es que todo fue como la seda. Esta vez elegimos la modalidad de viaje express, con vuelo de ida el sábado y regreso el lunes. Tan rápido fue que a mi señora y a servidor no nos daba tiempo a recoger los dorsales ya que la típica Feria del Corredor cerraba el sábado a las 17:00, demasiado temprano a mi modo de ver. Afortunadamente JuanRa y su señora cambiaron el vuelo de ida para llegar antes y poder ir al ExCeL Exhibition Centre, ubicado donde Cristo perdió el mechero. Llegaron con la lengua fuera después de hacer 300 transbordos y 1000 peripecias, pero les dieron los dorsales sin ningún problema.

Inciso sobre el coste aproximado del viaje, por pareja:
  • dorsal 'garantizado': 59 libras esterlinas (si no mal recuerdo), unos 75 €
  • vuelos Madrid-Londres (Stansted) en Ryanair: 70 €/persona, ida y vuelta, subtotal 140 €
  • hotel, 2 noches sin desayuno, super barato y diminuto, pero muy bien situado (cruzando el Westminster Bridge, el que está junto al Big Ben, relativamente cerca de la meta): 220 €
  • seguro anulación de vuelos y hotel: unos 26 €
  • traslado Stansted-Londres en tren, 2 personas, ida y vuelta: 40 libras, unos 51 €.
  • aparcamiento y traslados en aeropuerto de Madrid: 18 €
  • gasoil y varios: 30 €
  • TOTAL: unos 560 € (más lo que nos gastamos allí en comida, transporte y souvenirs, artículos de coña, otros 150 € aproximadamente que cambiamos a libras, y aun así nos sobró algún billete con la jeta de la Queen Elisabeth II).

El sábado por la tarde llegada sin ningún contratiempo aeroportuario ni fronterizo y paseo por la zona centro: Big Ben, Houses of Parliament, London Eye, Buckingham Palace, Trafalgar Square, The Mall, zona de meta donde estaban dándole los últimos retoques al tinglado para el día siguiente, visita obligada (¿?) al Obelisco Egipcio auténtico situado en la zona del Embankment junto al Támesis, fotos y demás. Por fin reunión con JuanRa y Majo para otras pocas fotos, estrategias y horarios para el día siguiente, así como la tradicional cena pre-maratón con abundantes platos de pasta y cervezas de efecto relajante.

No recuerdo el nombre de este monumento... ¿la Puerta del Sol o algo así?

Cleopatra's Needle (its twin is in New York's Central Park).
Bring them back to Egypt soon or they'll finish being two shapeless columns !!!

Otra cosa que habría que destruir de la faz de la Tierra, la dichosa noria, pero
al precio que cobran y con las enormes colas que hay, dudo que algún día la demuelan.

Más típica foto, imposible.

Esto es junto al Victoria Memorial, frente al Buckingham Palace.

Mismo lugar, pero foto tirada en dirección hacia The Mall / Trafalgar Square.
La franja roja horizontal al fondo, entre las banderas, es la meta.

No comment.

O lo que es lo mismo: 352,044 metros.

Comando viajero al completo.

Antes de acostar, preparación de algunas cosas, pócimas de última hora para el día siguiente, y al sobre. Yo dormí como un lirón. Despertador, ducha, me visto de calle y me voy a desayunar con JuanRa al buffet de su hotel (aquí, gracias a Majo por cederme su desayuno).

Más que desayunar, parece que estábamos de marchuqui en un after. Nervios cero.

Vuelta al hotel, muñeco de barro y últimos preparativos, vestirse de torero y demás. Hay que decir que la salida la teníamos a las 10:00 (11:00 hora ejjjpañola) por lo que nos daba tiempo de sobra. Emotiva despedida de nuestras incondicionales fans y, con nuestros trajes desechables de pintor-apicultor, cogemos el tren (gratis enseñando el dorsal) en Waterloo East en dirección a Blackheath. A los de la Green Start nos recomendaban Maze Hill, pero aquí nos pasamos por el forro sus instrucciones porque así nos evitábamos trasbordos y líos.

Al principio nos miraban raro, pero apuesto a que el año
que viene hay un huevo de gente de esta guisa.

La bajada de chorricientasmil personas del tren me recordó al topo de la B/SS en cierto modo. Sin embargo a la inmensa pradera del Greenwich Park, como a otras tantas cosas relativas a este London Marathon, no le encuentro comparación. Miles de corredores dirigiéndose a sus corrales y un sinfín de voluntarios por todos lados haciéndote todo mucho más fácil y animándote con megáfonos.





Ojo a los guantes 'refrigerados' de JuanRa, ambos con el pulgar fuera HAHAHA

A todo esto eran del orden de las 9:45 y aún teníamos que llegar al corral de la Green Start. Trote ligero para activar, de paso, y sin problema la entrada al recinto. Tras una cola rápida para echar el último chorro, era ya casi la hora. Últimas fotos y, con bastante puntualidad y rapidez, pasamos por el arco de salida a las 10:01:59, es decir, con un retraso irrisorio respecto al pistoletazo inicial.


Inciso (otro): el corral de Green Start (salida verde) estaba además habilitado específicamente para aquellos que optaban a récord del mundo de maratón llevando disfraz. En esta web podéis echar un ojo a varios récords que se consiguieron, y cómo efectivamente todos llevan dorsal verde (aunque yo la verdad no recuerdo a ninguno de estos concretamente, sí a otros).

Vídeo musical de un tío con una antorcha en la mano.


El camello haciendo cola para mear. Un indio habla con él...
¿planeando estrategia de carrera?

Nada más salir.

Ídem que la anterior.

Tratar de resumir o explicar lo que pasó en las siguientes casi 4 horas de carrera se me hace tremendamente difícil. Es tal el ambiente que se respira a lo largo de todo el circuito, tan apabullante, que es difícil que te hagas a la idea, ¡oh querido lector!. Las fotos que voy a intercalar aquí, así como el álbum completo que colgué públicamente hace días en facebook (vínculo aquí para verlo, aunque no tengas cuenta en facebook), a pesar de reflejar el buen rollo y los pocos nervios que llevábamos (curtidos en la distancia como estamos y sabedores de que no llevábamos ningún dolor, molestia ni impedimento de ningún tipo para terminar) no reflejan enteramente lo emocionante de la experiencia, a pesar de lo bien que han salido muchas fotos.

¿Cómo es el London Marathon? Una vez lo vi en directo por Eurosport y decían Antonio Alix y los comentaristas habituales que no es llano y que eso podría influir en los tiempos registrados por los atletas de élite y bla, bla, bla. Abajo os dejo los detalles para que consultéis altimetría y trazado, pero la sensación que yo tuve fue de muy llano, incluso con alguna bajada fuerte. Algún repecho había también, suave-eso-sí, sobre todo recuerdo un par de túneles de los que había que salir cuesta arriba, pero la verdad es que nada del otro jueves (que íbamos más fuertes que el vinagre de cooperativa, y no hay más que hablar). Añado otro dato: el actual récord del mundo femenino, en posesión de Paula Radcliffe, fue conseguido en esta prueba en abril de 2003 (seguramente con otro trazado, aunque he googleado un poco y en 2006 ya era el actual, aunque al parecer en 2005 hubo un cambio que supuso una mejora de las marcas de los atletas de élite en unos 45" de media). El día que nos ocupa, el vencedor Eliud Kipchoge se quedó a 8 segundos del récord del mundo de Kimetto (que también corrió pero que petó salvajemente), estableciendo de paso la segunda mejor marca de la historia (por cierto, que alguien actualice la Wikipedia que aún no figura).

Por otro lado, sepan aquellos que lean esto que la cuna del maratón no es la llanura griega de Maratón ni la ciudad de Atenas ni pollas en vinagre, sino que tal y como lo conocemos hoy en día, con sus 42.195 metros de longitud, fue corrido por primera vez precisamente en Londres en los Juegos Olímpicos de 1908, siendo establecida esa como su distancia oficial a partir de entonces (dio la casualidad de tener ese número concreto de metros para que la meta estuviera situada justo enfrente del palco de la Reina Alejandra en el estadio de White City).


Los primeros km como siempre son una toma de contacto y un chequeo de sensaciones. La temperatura era fresca sin llegar a hacer frío, un ligero viento en algunas zonas, pero que no llegaba a molestar, y un sol que salía y se escondía a intervalos aleatorios (hubo que alternar gafas puestas y gafas en lo alto de la cabeza). Nos llovió un pelín al principio, cuatro gotas de mierda de nada, incluso un par de minutos de fino granizo. Unas condiciones soñadas, casi óptimas, para correr un maratón.


Eso sí, el recorrido a mí me pareció acojonantemente desconcertante y desorientador, constantemente curvo y carente de rectas, por lo que al principio estuvimos pendientes de las putas líneas azules para intentar no hacer muchos metros de más en las curvas. La verdad es que no había hecho los deberes repasando los km en los que se encontraban los highlights, pero lo cierto es que el recorrido pasa únicamente por unos cuantos sitios de los que solemos visitar los turistas.

Hasta aproximadamente el km 10 se atraviesan unos barrios que no aportan nada, aunque extrañamente ya se empezaba a acumular una cantidad considerable de público a animar, teniendo en cuenta la zona donde estábamos. En el km 10+500 se encuentra el Cutty Sark, que yo nunca había visto en mis anteriores visitas a Londres. Allí había un ambientazo acojonante que traté de recoger grabando un vídeo que hubiera sido la polla en vinagre (rehostia) leche, pero que cuando revelé el carrete del Cube resulta que no salió (hay que hacer una pulsación doble al botón y no debí pulsar bien).


Desde aquí se seguía por la margen izquierda (o South Bank) del Thames (Támesis, para los ignorantes de la lengua de Shakespeare), hasta llegar al km 20 que se encuentra justamente en medio del Tower Bridge, icono de Londres donde los haya, y que es el único punto del recorrido donde se cruza el río. Los pelos como escarpias al atravesar corriendo este emblemático lugar, donde además se juntaba una brutal cantidad de público.

Approaching.

Stopping.

Crossing.

Enjoying.


Camera volviending gilipolling.

Pink-oranging.

Flipanding.

Crossing.

Hair escarpianding.

More fotografianding.

Here, one of the organization.

The Tower of London.

Inciso: además del público 'en general' que se encontraba aplaudiendo y que había ido expresamente a ello (no como aquí, que la gente baja a comprar el periódico o los churros y se encuentra con una carrera y, ya de paso, se queda a verla un rato, más por curiosidad que por otra cosa), había una cantidad exagerada de 'animadores voluntarios' pertenecientes a las diversas charities oficiales. Es decir, que si te apuntas al maratón mediante el sistema de donación a una de estas ONG, te dan una camiseta identificativa para que corras la prueba, de manera que cuando pasas por un 'punto de animación' perteneciente a tu charity te divisan rápidamente y te animan a rabiar (en honor a la verdad hay que decir que aplaudían absolutamente a todo el mundo, aunque a los suyos siempre un poco más). Estos grupos de animadores, normalmente agrupados juntos y a ambos lados de la carrera (unos 5 ó 6 a cada lado, todos seguidos) estaban claramente identificados con globos y pancartas, y habría decenas de ellos (al principio menos pero del medio maratón en adelante habría por lo menos cada 500 m).

Hete aquí a lo que me vengo refiriendo.

La gente es la hostia. Pobre perro.

Justo antes de la media maratón (concretamente en la milla 13) habíamos quedado con nuestras incondicionales y aventureras fans, que se vieron negras y se las desearon para encontrar hueco entre tantísimo espectador. Inyección de moral necesaria y a seguir.

Foto del momentum. También hay un vídeo del Cube (que llevo en la mano),
pero este os lo voy a ahorrar.

Vamos bastante bien de momento, tomándonos alguna droga en forma de gel energético (en mi caso, tócate los cojones, opté por los que venden en Carrefour al precio de 3 uds. por 1,20 € y no me fueron nada mal). Desde el km 20+600 hasta el 23+000 se discurre por una calle en la que te vas cruzando con gente que va muy por delante de ti. De hecho los que venían de vuelta eran élite y no vimos a los primeros hombres por poco, aunque sí a los primeros blancos (que eran británicos optando a plaza para los JJ.OO. de Rio). Por otro lado, comentar que el tema de los avituallamientos era impecable: botellines de agua de 250 ml cada 2 millas (3,2 km, es decir, muy muy cerca unos de otros) intercalados de vez en cuando con isotónica marca Lucozade en botellas de 300 ml especialmente creadas para esta prueba (no menos de 10 sitios en total en todo el recorrido). Además, dos puntos de entrega de geles (en realidad estaban en un mismo sitio dando los geles pero aprovechando que ahí precisamente pasábamos corredores en ambos sentidos de la misma calle unos sobre el km 22 y otros por el km 35+500 aprox.). Eso sí: ningún punto entregando galletas, frutas, azucarillos y aguardiente ni nada del estilo.

Pasamos el Halfway (allí lo llaman simplemente así, en Francia por ejemplo es Semi-Marathon) en 1:52 que no estaba nada mal. Inciso: en la salida me puse una muñequera de esas de papel tyvek en la que te indican los tiempos de paso para una determinada marca. Valientes como somos, optamos por llevar únicamente la pulsera que marcaba los tiempos en cada milla para terminar en 3:45, y fuimos manteniendo el ritmo hasta por lo menos la milla 20 (el maratón, en millas, son 26,2).

Por esa zona guardé el Cube un buen rato mientras nos encaminábamos hacia la Isle of Dogs por donde hicimos un amplio arco siguiendo un meandro del Thames y volviendo a subir hacia Canary Wharf. A la vista posterior del plano del recorrido registrado por el GPS vi que la calle principal de este centro de negocios londinense (la South Colonnade) se recorre de Oeste a Este, mientras que mi sensación el día de la carrera era justamente la contraria... y eso que me tengo por una persona que se orienta bastante bien.

Impresionante la foto y la habilidad de la persona que la hace.

El paso por la Isle of Dogs aporta poco, aunque la cantidad de público era más que notable. Pero la entrada al distrito de Canary Wharf a mí personalmente me dejó perplejo. Te encontrabas metido en aquel bosque de rascacielos casi sin darte cuenta, después de salir de un túnel curvo (luego he comprobado que por encima iban pasando los corredores que venían algunos km por detrás). En esta zona se encuentra el km 30 de la carrera, el temido muro. Pero el ambiente era indescriptible, cientos de personas se agolpaban allí para animarnos, y ni rastro de The Wall, ni tampoco del Mallet's Uncle. Ahora bien, tampoco íbamos como para detenernos a tomar unos pintuscos unas cañas, así que volví a guardarme el Cube en la riñonera multipropósito y nos concentramos ambos en la carrera.

Salimos de esta zona por Billingsgate Market (Mercado de la Gata Pilingui) desde donde se apreciaba al fondo el O2 Arena (esa noche tocaba Jeff Lynne, de la E.L.O., pero lo de las entradas fue absolutamente imposible). Yo creía que nos quedaba hacia el Este, es decir, que detrás debería divisarse al fondo el Big Ben o el London Eye, por ejemplo, pero vuelto a ver el recorrido, justo quedaba en la dirección contraria otra vez, así que lo más probable es al fondo del O2 Arena hubiera visto antes mis cojones treinta y tres que el Big Ben. Luego nos dieron otro par de vueltas con los ojos tapados como en la gallinita ciega y entre eso y el número de km que llevábamos ya, entendí que por fin sí que empezábamos a realizar el camino de regreso en dirección Este-Oeste, esto es, hacia la meta.

Por aquel entonces a mí personalmente se me empezó a hacer la carrera psicológicamente muy cuesta arriba, pero son sensaciones que ya conozco de otras veces y que, no siendo agradables, soy capaz de resistir. Empecé a dibujar mentalmente el tramo que quedaba, ya todo en dirección Este-Oeste. Primero venía un trecho equivalente a lo que era la anchura de la Isle of Dogs hasta llegar al sitio donde unos y otros corredores se cruzaban, tramo que duraba justamente hasta la ejjjjquina de la Torre de Londres, y a partir de ahí en paralelo al río en dirección hacia Saint Paul's Cathedral (que por cierto NO la ví), Embankment hasta el Big Ben, y ahí girar hacia Buckingham Palace y por tanto hacia la meta que está justo frente a él. Lo malo es que las distancias no me las sabía y el bloqueo mental que llevaba me impedían calcular absolutamente nada.

El primero de esos tramos fue desde esa media vuelta cerca del O2, empezó en el km 31+700 junto a Blackwell y acabó en el 34+500 cerca de Limehouse. Estos barrios aportan poco pero de animación estaban bastante llenos, y mantuvimos los ritmos inferiores a los 5:30 min/km aunque de hablar entre nosotros poco o nada. Por aquí fue donde nos enganchó el práctico de las 3:45 con su grupo de seguidores, momento algo peligroso por lo agrupados que iban. Menos mal que afortunadamente se fueron a tomar por culo poco a poco. Desde el 34+500 empezamos el tramo donde nos vamos cruzando a los que vienen, más o menos, por lo que sería su media maratón. Me dio la bajona porque la inmensa mayoría de los que iban a nuestra izquierda en dirección opuesta eran auténticos cadáveres atléticos: gente andando, cojeando, trote arrastrando los pies, etc. Y todavía les quedaba casi media carrera...

¡¡Aplaudid, cojones!! ¡¡¿¿Qué mierda habéis desayunado hoy??!!


Por fin a la altura del 36+700 aproximadamente, tras este tramo psicológicamente muy duro también, se divisa la Torre de Londres a partir de la cual ya no te cruzas con The Walking Dead. Y por esta zona, en la milla 23, les habíamos dicho a nuestras parejas que se situaran para darnos el último aliento tan necesario. La putada es que, desde aquí hasta la meta, ambas márgenes de la carrera estaban con vallas y hasta el puto culo abarrotadas de público, y tenía mis serias dudas de si ellas iban a ser capaces de colocarse convenientemente (¿a nuestra derecha, a nuestra izquierda?).

Comenté con JuanRa que estuviera muy al loro para intentar verlas a partir de ahí, y lo que hizo visto que yo iba aflojando el ritmo un poco, fue adelantarse un poco para esperarme donde estuvieran ellas. Así que recorrí lo que serían como mucho 2 km en solitario que se me hicieron eternos, y con el cerebro cortocircuitado completamente, pensando en que me tenía que tomar un gel urgentemente, pero que me esperaría a la parada con las chicas... No creo que JuanRa me sacase más de 60 ó 70 metros, pero había tantos corredores que le perdí de vista. Yo iba mirando a ambos lados como un poseso y pensando: "¡¡Qué barbaridad de gente animando y viendo la carrera, la virgen!! Así va a ser fácil no encontrarse. ¿Qué hago, me tomo ya el gel o me espero? Ya he pasado la milla 23 donde les dijimos que se colocasen, y no están o no las hemos visto ni JuanRa ni yo, mecagoentoloquesemenea".

Pero por fin veo a JuanRa parado con ellas, a la derecha, allí con la bandera de Ejjjpaña, esperándome. Comentamos la inquietud de no habernos encontrado, me tomo el último gel de naranja con taurina (que nunca había probado antes), nos dan la bandera, que se pone JuanRa de bandolera y de repente miro el GPS y pienso: "Joder, si llevamos ya 37+700, quedan sólo 4 kilómetros y medio, esto está chupado ya, cojones".

Y de golpe se acabó el sufrimiento psíquico. De aquí en adelante para mí fue un paseo triunfal. De repente estaba fresco como una lechuga y, como de piernas y pulmones iba bien, empecé a pasármelo de puta madre. Volví a sacar el Cube que había estado en la riñonera casi tres cuartos de hora (ni puta la gana de ir tirando fotos en esos momentos tan oscuros), me puse la bandera como capa, incitaba al público a aplaudirnos, les tiraba besos y hacía fotos.

C'mon lick my cock motherfuckersssss !!!

Al poquito de ver a las chicas nos metieron en Upper Thames St. por el túnel Blackfriars Underpass, y al salir de él pudimos divisar al fondo, a la izquierda, el London Eye... es decir, que la meta estaba a tiro de piedra. Avanzamos más y más, con la energía que nos quedaba, y empezamos a divisar por fin la torre del campanario del Big Ben. Estábamos ya por el 39 y nos acercábamos a la Cleopatra's Needle, auténtico obelisco egipcio traído de Alejandría, donde intenté tirar alguna foto, y casi de inmediato el km 40. Impresionante el último tramo antes de llegar por fin a Houses of Parliament con su impresionante Big Ben, donde se abandonaba la ribera del Támesis, girando a la derecha para enfilar hacia el Buckingham Palace previo paso por Parliament Square con su estatua de Churchill y la Westminster Abbey al fondo.

Un servidor con los protagonistas del día: el Cube, la pulsera tyvek, las gafas de sol,
la bandera de Ejjjjpaña, los mangotes de tatuajes y esos shorts que tanto han dado que hablar...

Pensando: "...a ver si así sale el Big Ben..."


Estos últimos cientos de metros se corren con el corazón, no con las piernas. Tratamos de disfrutar este último tramo de la prueba todo lo que pudimos, con cierta pena de que se acabase. Cuando a las puertas mismas del Palacio de Buckingham dimos el último giro frente al monumento de la reina Victoria, enfilando la recta de meta...










El registro obtenido fue finalmente de 3:49:45 exactamente, lo cual está fenomenal para ser nosotros, para ser un maratón realizado en el extranjero viajando el día previo (con las incomodidades e inconvenientes que eso tiene), para habernos parado en dos ocasiones, para haber ido tirando fotos por todos los sitios, y para haber disfrutado, en general, como acondroplásicos.

Enhorabuena a todos por haber llegado hasta aquí leyendo. Ahora viene el epílogo, que como me enrollo bastante, puede ser largo y tedioso de leer también.

Nada más cruzar la línea de meta y tras los abrazos, nos entregan la medalla que no es nada del otro jueves aunque tiene un tamaño bastante importante, y a continuación la bolsa de obsequios con camiseta técnica (esto, que parece de cajón, sólo viene siendo así desde hace muy pocos años), algo de fruta, isotónica, agua y lo típico en estos casos. Avanzamos hasta la zona de 'encuentro con los familiares y amigos' (meeting area) y allí, en la farola con la letra R, de Rey, están nuestras inagotables esposas para darlos la enhorabuena y los mimos que la ocasión requiere.

Hacía frío pero una última foto de postureo se podía hacer.
Lo que no tengo ni idea es por qué parece que llevo puesto un tutú.

Qué bueno me estuvo aquel café que tomamos después de comer.

Merecido pintusco.

Chinatown o cómo-se-llame.
Santi: pareces un robot.

Golden Jubilee Bridge y haciendo el monger como siempre.

¿Merece la  pena el maratón de Londres? Sin duda alguna, SI. De hecho, ya no voy a hacer más trucos raros para apuntarme, pero hace unos días volví a echar la lotería para el año 2017, y haré lo propio mientras me acuerde del plazo, y si me toca repito... porque a veces toca, y si no que me lo digan a mí mismo que me ha tocado plaza para el Berlin Marathon 2016 y de aquí a nada estoy entrenando otra vez...

Y sin más que añadir (al final ha sido un epílogo breve y fotográfico), me despido hasta la próxima, que casi con total seguridad será esta:


Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.
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