viernes, 7 de octubre de 2016

43º Maratón de Berlín / 43rd Berlin Marathon / 43. Berlin Marathon (2016)

El pasado día 25 de septiembre estuve en Berlín participando en su prestigioso Maratón. He aquí, a continuación, mi relato de aquel día, aquel viaje, algo de historia contemporánea, y el reto personal que ha supuesto preparar y terminar esta carrera.

Previamente al viaje

Como algunos sabréis este mismo año 2016 también he participado en el otro de los World Marathon Majors que se celebra en Europa, el no menos prestigioso London Marathon (los otros son New York, Chicago, Boston, Tokyo y por supuesto Berlin querrás decir "Berlín", con tilde en la "i" (...) pues no, listo, sin tilde en la "i" porque estoy poniendo las ciudades en su idioma original, New York en vez de Nueva York y Berlin en vez de Berlín, porque en alemán Berlín se escribe Berlin sin tilde (...) claro gilipollas, pues Tokyo los japoneses no lo escriben así, sino así: 東京都, o en todo caso Tōkyō-to (...) vete a la mierda y deja de tocar los cojones e interrumpir.

A aquel London Marathon, que se celebró en abril, nos apuntamos mi compi-yogui y yo en julio de 2015. Mientras corría el tiempo para aquella prueba, se abrió el sorteo de plazas para Berlín, en torno a octubre creo recordar. El 1 de diciembre se hizo el sorteo y me tocó, aunque a mi compi-yogui no, lo cual era imposible porque no se acordó y/o no pudo y/o no supo apuntarse al sorteo.

Aquí hago un inciso para explicar que este sorteo, si te toca, no es para ir por la face, sino que hay que pagar la inscripción como todo hijo de vecino (es más, en la formalización de la inscripción al sorteo ya tienes que dar un número de tarjeta de crédito para cobrarte la cuota en caso de que te toque, en mi caso unos 135 € camiseta de finisher incluída, que la cobran aparte de manera ruin y miserable). Otrosí digo que el sorteo de plazas para Berlín es, de estos maratones que funcionan con este método, el que más fácilmente te puede tocar a fecha de hoy (1 posibilidad entre 2 ó 3, frente a 1 posibilidad entre 7-8 de New York, ó 1 opción entre 15-20 para Londres).

Durante el propio mes de diciembre reservé los vuelos a Berlín (mi esposa e hijas incluídas) y el apartamento, y me olvidé del tema puesto que tenía primero lo de Londres. Lenta pero inexorablemente pasó el tiempo, corrimos Londres, pasó más tiempo, y llegó el verano.

El Maratón de Berlín, os lo digo yo, creedme, no es una carrera pensada para que la entrene una persona residente en Albacete. Lo digo más que nada por el calor que hace en la planicie manchega en los meses en los que hay que llevar a cabo el entrenamiento.

Como en los últimos maratones, he seguido el plan 4x4x4 (que consiste en 4 meses, 4 días por semana, para hacer unas 4 horas) pero reducido, porque de las 16 semanas que serían los 4 meses, la versión que he adaptado yo a mi plan es de únicamente 13 semanas, incluída la última de casi total relajación. Si se restan 13 semanas a la fecha del maratón resulta que hay que empezar en torno al 27 de junio, pero ojo que en el 2º fin de semana ya te metes 19,5 km, así que hay que llevar un mínimo de preparación antes.

Por intentar que se me hiciera el tema un poco más llevadero, primero pensé en quitarle directamente un 10 ó un 15% a todas las distancias del plan. Luego cambié de idea y me imprimí el plan tal cual, pensando en que si algún día, por lo que fuera, no podía cumplir con el total de km (de las tiradas largas sobre todo), pues que haría lo que pudiese. Y eso ha sido básicamente lo que he hecho, aunque no me he saltado muchos km y en general me han cuadrado las cuentas. El plan lo adapté a los días de la semana que elegí para entrenar, que han sido siempre los siguientes:
  • viernes: descanso (empiezo la semana por el viernes porque me sale de los cojones mismísimos)
  • sábado: entreno largo, mínimo 16, máximo 30 km
  • domingo: descanso siempre (si el entrenamiento del sábado se hace por la mañana, tienes prácticamente todo el fin de semana libre para ocio-familia)
  • lunes: entreno corto entre 5 y 8,5 km (alguna semana de más volumen incluso 11,5)
  • martes: entreno medio-largo entre 10 y 16 km
  • miércoles: descanso siempre
  • jueves: entreno corto, similar al lunes, para afrontar el siguiente sábado relativamente descansado (recuérdese que el viernes se libra de entrenos también)
Aquí es cuando todo el mundo te aconseja cosas. Por ejemplo: en vez de entrenar 3 días de lunes a viernes, que al trabajar por las mañanas tocaría siempre por la tarde con el calor, entrenar únicamente 2 días por las tardes y aprovechar el fin de semana para entrenar los dos días, sábado+domingo, por la mañana, con la fresca. Consejo escuchado, pero no seguido, por lo dicho anteriormente de tener el fin de semana libre para el ocio-familia si se entrena únicamente el sábado por la mañana. Para suavizar estos 3 entrenamientos semanales por la tarde con mucho calor, el plan era darme un baño en la piscina antes y después del entrenamiento (que lo hacía de 19:30 a 20:30 aprox.) y, confieso, acortar algunos días las salidas del martes, que siempre eran algo más largas.


Otra cosa para hacer más llevadero el tema ha sido, y aquí me lo he guisado y comido yo solito, compaginar la carrera a pie con la natación, deporte aeróbico también y que en verano da gusto. He supuesto, con una regla de 3 que me he sacado de la manga, que cada 1000 m de natación equivalían a 2000 m de carrera (parece que me exonero de hacer ejercicio, pero en realidad yo 1000 m los nado en unos 20 minutos, mientras que los 2000 m equivalentes los correría en unos 10 minutos... así que el ejercicio de natación, aunque suponga en realidad la mitad de distancia, supone también en realidad el doble de tiempo). Decir además, por qué no, que este método de intercambiar natación por carrera era también una cuestión psicológica para envitar sentir remordimientos cuando no llegaba al nº de km semanales de carrera.

Pajas mentales aparte, entrenar en verano y en solitario un maratón me lo he tomado como un reto personal. Para empezar, la inmensa mayoría de los km los he corrido totalmente en solitario (porque además así es como iba a tener que correr todo el maratón). Sólo algunas de las tiradas más largas las he fraccionado en una parte sólo y otra acompañado, con una pausa para tomar una isotónica y/o una barrita (así, psicológicamente, no es tan duro). No obstante me gustaría mandar desde aquí un abrazo fuerte y dar las gracias a todos los que, en algún momento de estos últimos meses, me habéis dado ánimos y deseado suerte, especialmente en los últimos días, y a los que habéis hecho algún entrenamiento conmigo, por corto que fuese, e incluso también a los que se ofrecieron en principio pero que al final no pudieron.

Paralelamente al entrenamiento físico, le he estado dando duro a la lengua de Schopenhauer, pues me prometí cuando me inscribí al sorteo de dorsales, allá por octubre de 2015, que si me tocaba una plaza en el Maratón de Berlín, aprendería alemán (algo, al menos). Así que desde navidades hasta hoy he estado atacando a la lengua germana por varios frentes (Rosetta Stone, Duolingo, Babbel y Memrise), de manera constante y con dosis diarias, y he de decir que aunque 9 meses (con el tiempo diario que le he dedicado) es poco tiempo para llevar a cabo una conversación fluida, o ni tan siquiera una conversación tipo Tarzán-Jane, algo he aprendido y además me he divertido bastante.

El alemán es una lengua bastante compleja, aunque ya que he llegado hasta aquí voy a seguir profundizando en su estudio, por lo menos hasta que acabe el árbol de Duolingo manteniendo todas las lecciones en color dorado, llegando hasta el final del Curso para Principiantes de Babbel sin palabras pendientes que repasar, y empleándome a fondo con el Memrise ahora que ha salido la nueva versión que no se atasca ni muestra símbolos extraños en lugar de letras acentuadas o con umlauts. El que use o haya usado estos programas sabe de lo que hablo... del resto, alguno a lo mejor se preguntará si es posible que, únicamente a base de programas de ordenador y/o móvil puede aprenderse un idioma (de manera gratuita, además). Yo también me lo preguntaba, hasta que supe que el atleta keniata Julius Yego llegó a campeón del mundo de lanzamiento de jabalina aprendiendo a base de vídeos de Youtube.

Además, me he leído varios libros ambientados en diversas épocas de la ciudad de Berlín: como Violetas de Marzo de Phillip Kerr, El Espía que surgió del Frío de John LeCarré, Sólo en Berlín de Hans Fallada, El Inocente de Ian McEwan, El Buen Alemán de Joseph Kanon y El Saltador del Muro de Peter Schneider. Quedan varios pendientes, pero sobre todo la Trilogía The Century de Ken Follett. En cuanto a películas, están muy bien El Puente de los Espías y también La Vida de los Otros, porque El Cielo Sobre Berlín tendrá muchos premios pero es una puta mierda. Documentarles sobre el tío del bigotito y El Muro, he visto un buen puñado también.

Durante estos meses de trotes, sudor, agujetas y polvorientas vueltas al parque de La Pulgosa he observado, por la cuenta que me traía y para no volverme aún más majareta, la evolución de las sombras de árboles y edificios a las diferentes horas del día y a lo largo de las diversas semanas, e incluso a lo largo de un mismo entrenamiento de ida y vuelta. En Albacete he sudado la gota gorda en la Vía Verde, en La Pulgosa, en la Circunvalación y en el Parque Lineal, aunque como novedad esta vez no he ido nunca por el camino de El Palo. He visto caer más de 100 rayos en una tormenta seca mientras recorría de vuelta los 2 km que hay entre La Pulgosa y la Avenida de la Mancha (el día 1 de septiembre). He esquivado los aspersores de riego de La Pulgosa a primerísima hora de la mañana, y me he cruzado con el camión que riega el camino interior de este parque periurbano, sí, ese camino que generó una estúpida polémica un par de semanas, pero que al final se ha demostrado que ha quedado de lujo para correr. Me he cruzado con infinidad de vosotros varias veces.


Durante las vacaciones, he pisoteado paseos marítimos de Campoamor, Torre de la Horadada, Oropesa y Torre de la Sal, he cruzado por puentes, sendas y rampas de madera, he subido escalones, he pisado la arena de la playa y los cantos rodados de las ramblas, he olfateado el romero y la lavanda, he oído gallos cantar y visto gente con detectores de metales surcando las playas. He visto madrugadores barrenderos de amarillo y de naranja, he hecho fotos con mi Cube y he llegado a sitios que otros años se me quedaban lejos de mi ruta: me he asomado a un rompeolas en Cabo Roig desde el que se veía Torrevieja a un lado y la Manga al otro, y al día siguiente he llegado hasta las dunas de la playa de El Mojón. He cruzado el túnel de la Vía Verde de Oropesa, desde cuyo extremo se ve Benicássim, y al día siguiente he ido en sentido contrario recorrido la senda azul de la Torre de la Sal hasta las ruinas casi engullidas por el mar del antiguo cuartel de carabineros.

En definitiva, me lo he intentado pasar de puta madre, e incluso diría que lo he conseguido.

La ciudad

Aparte de la fama que en sí tiene el Maratón de Berlín, la ciudad tiene para mí un atractivo añadido a su actual icono de culturalidad. La capital alemana tiene una gran historia que contar a sus visitantes: apenas se explica cómo fue posible que un pueblo culto y educado (para la época) como el alemán fuera capaz de seguir y ponerse a las órdenes de un pedófilo adicto a las anfetaminas, un bipolar adicto al sexo, un heroinómano, un cocainómano, muchos alcohólicos y demás acólitos peleándose en una jungla de tráfico de influencias, servidumbres y arribismo despiadado (pero así fue). Asolada durante la Segunda Guerra Mundial y dividida por el Muro durante 28 años, Berlín recupera su antiguo esplendor a pasos de gigante. Los edificios de arquitectura moderna borran con grandes pinceladas el oscuro pasado de la ciudad, creando un ambiente especial donde lo clásico se mezcla con lo moderno y lo extravagante con lo cotidiano.

Para mí una de las cosas más interesantes es su pasado reciente como ciudad dividida en dos por el archiconocido Muro que la partió durante más de 28 años, entre el 12-13 de agosto de 1961 y el 9 de noviembre de 1989. Pero aunque el Muro es muy conocido, hay detalles del mismo que no lo son tanto, y que para mí lo hacen tremendamente interesante desde el punto de vista de la morbosidad arqueológica que despiertan los extintos regímenes dictatoriales de todo tipo una vez caen y se empiezan a conocer los grotescos (por llamarlos de alguna manera) métodos que empleaban. Así que me voy a permitir la licencia de meter aquí una morcilla histórica (interesados únicamente en la carrera, lean más adelante) que aclara algunos conceptos no tan evidentes del Muro de Berlín.

Después de finalizar la 2ª Guerra Mundial, las naciones aliadas (principalmente Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la URSS), se dividieron la Alemania derrotada en dos zonas principales, este y oeste, que acabarían siendo dos "Alemanias" distintas, las bien conocidas:

  • República Federal Alemana (RFA), o bien Alemania Occidental, o bien West Germany, o bien Bundesrepublik Deutschland (BRD), lo que aquí conocíamos como la Alemania buena, bajo la influencia de los EE.UU., Reino Unido y Francia, es decir, la Alemania Capitalista.
  • República Democrática Alemana (RDA), o bien Alemania Oriental, o bien East Germany, o bien Deutsche Demokratische Republik (DDR), lo que aquí conocíamos como la Alemania mala, bajo la influencia de la URSS, es decir, la Alemania Comunista.

Pero como la capital de Alemania antes de (y durante) la II Guerra Mundial era Berlín, que teóricamente caería entera dentro de la RDA, los vencedores de la II GM llegaron al acuerdo de dividir la ciudad en 4 sectores (en realidad se repartieron en 4 toda la derrotada Alemania), protectorados ocupados por cada uno de los 4 ganadores anteriormente mencionados. La URSS marcó para su zona ocupada una política comunista, mientras que los otros tres optaron por políticas capitalistas de libre mercado.

En Berlín, al principio todos muy amigos, pero poco a poco muchos de los residentes en la zona comunista (Berlín Este) empezaron a sentirse oprimidos por el régimen político y a notar un empobrecimiento de su sistema, mientras que en Berlín Occidental las ayudas del Plan Marshall y el sistema político-económico general hicieron que hubiera mejor rollo y más prosperidad.

A la chita callando, ciudadanos de Berlín Este empezaron a migrar a Berlín Oeste, donde siempre había algún familiar o amigo que les echara un cable, por lo que en la noche del 12 al 13 agosto de 1961 las autoridades comunistas decidieron cortar el paso a sus ciudadanos hacia la zona capitalista de la ciudad. Primero con alambre de espino (concertinas, barbed wire) y poco a poco le fueron añadiendo más elementos hasta hacerlo una verdadera muralla. Durante toda la Historia han habido murallas, hoy en día siguen existiendo muchas e incluso planificándose para su construcción o ampliación/refuerzo, pero lo que hizo del Muro de Berlín una cosa única es que, en lugar de ser un sistema defensivo, fue la única barrera construida por un gobierno para evitar que sus propios ciudadanos la rebasaran, es decir, para evitar que se fugaran.

Ellos, los que lo hicieron en la DDR, lo llamaron "Muro de Protección Antifascista" (Antifaschistischer Schutzwall), pero lo cierto es que en realidad estaba diseñado fundamentalmente para que no pudiera ser atravesado desde Berlín Este hacia Berlín Oeste. Encerraron a Berlín Oeste, lo rodearon con el Muro, aprisionaron a sus ciudadanos dentro, pero realmente los encerrados eran los que estaban fuera y deseaban entrar allí, siendo esta característica la que le hacía a este Muro único en el mundo. Es más, los que vivían dentro del Muro, en Berlín Occidental (el Berlín bueno, el Berlín capitalista), podían salir por aire tranquilamente, en avión, como cualquier ciudadano de Múnich, Fráncfort, Düsseldorf, Colonia o Bonn (había dos aeropuertos dentro de Berlín Oeste), venirse a Benidorm o a Mallorca de veraneo, e incluso, con el correspondiente visado y su pasaporte, podían salir hacia Berlín Este, visitar a familiares y amigos, y volver a entrar dentro del Muro a Berlín Occidental.

El Muro de Berlín en realidad eran dos muros, un muro para cada lado de Berlín, según desde qué lado lo (los) mirases. Para los residentes en Berlín Este era una tapia más o menos pequeña. Para los de Berlín Oeste era un señor Muro, lo que ha venido después en llamarse el Muro-Muro, más alto, grueso y robusto, ese al que se subían todos a hacerse fotos cuando cayó en 1989. ¿Entonces los que lo tenían chungo eran los de Berlín Oeste, no habías dicho que esos eran los buenos y que el Muro era para los otros, los del Berlín Este? Si, mantengo lo dicho: en el Muro alto (,,vorderes Sperrelement´´, elemento de bloqueo frontal, en español), si vivías en ese lado occidental podías hacer pintadas, mear, o lo que te viniera en gana; porque esta era únicamente la última barrera que había que franquear si te querías escapar de Berlín Este.

Métete, querido lector, este mantra en la cabeza: en realidad el Muro de Berlín no era uno, sino dos, separados por una franja de terreno constantemente vigilada (death strip, tierra de nadie, no man's land, franja de la muerte... amén de otros simpáticos apodos).

Supongamos para mejor entendimiento que eres un ciudadano de Berlín Este: si te animabas a intentar cruzar el Muro primero tenías una serie de carteles de advertencia que ya algo seguro que acojonaban. Después estaba el Muro del Este, conocido en Alemania como hinterlandmauer (muro de la parte de atrás), poco más que una tapia hecha de bloques, relativamente fácil de saltar con una escalera, pero hacer esto le estaba completamente prohibido a cualquier hijo de vecino de la RDA.

Si estabas por la labor de jugarte el pellejo (pasada esta tapia ya te podían pegar un tiro tranquilamente y luego irse a almorzar una Bratwurst) tenías una valla con pinchos y electrificada que posiblemente se pudiera cortar con cualquier cizalla de venta en ferreterías, pero lo malo es que estaba conectada a unas alarmas que saltarían de inmediato en la torre de vigilancia más cercana de las muchísimas que había. Resultado: iban a por tí, te pegaban un tiro y de paso se aseguraban una medalla.

Pasada esta verja había una franja de terreno de anchura variable, llamada por algunos 'tierra de nadie' (aunque en realidad todo lo construído del Muro, tanto los dos muros como la franja de la muerte, estaba dentro de la RDA, esto es, en Berlín Este) en la que había clavos enterrados en la arena y más alambre de espino. Por esta zona patrullaban también, por cada 100 metros de Muro, un par de guardas armados hasta los dientes y un perro entrenado para ser poco amable (no era de la raza chihuahua precisamente).

El Muro de Berlín es el del primer plano, este muro podía ser tocado y graffiteado por los habitantes de Berlín Oeste, pero nunca por los habitantes de Berlín Este, a no ser que estuvieran muertos o agonizando por los disparos de los guardas de la RDA (cariñosamente llamados 'Vopos').

Luego había un carril asfaltado, pero no trazado a lo ancho para que lo cruzases cómodamente, sino a lo largo, para que por él discurrieran vehículos patrulla del ejército. Muchísimos de estos patrol paths están aún visibles y transitables (¿para qué demolerlos si pueden servir de carril-bici?), y lo mismo ocurre muchísimas de las farolas originales, tanto sencillas como de 'cabeza múltiple' que iluminaban de noche la franja fronteriza como si fuera de día. En esta web tenéis información y planos detallados para aburrir.

A continuación, supongamos que quisieras cruzar con un todoterreno o un camión de gran tonelaje o una máquina retroexcavardora o similar (como alguno intentó): había una o dos filas de 'erizos checos' (una especie de trípode de acero, a modo de asterisco tridimensional, hecho con vigas metálicas) para disuadirte del intento. Después una especie de playa de arena donde, supongamos que has pasado todos los demás obstáculos sigilosamente, quedarán tus huellas y serán visibles desde las torres vigía. Es posible que a lo ancho de esta 'playa' te encontrases alguna sorpresa como una mina anti-personas, estacas en posición vertical, o algo por el estilo, todo chungo, nada de cestas llenas de fruta, eso fijo. Un último foso (por si llevabas varios vehículos pesados y has conseguido abrir hueco hasta aquí) previo a el último muro, lo que vulgarmente se ha llamado El Muro (El Muro de Toda la Vida, vorderlandmauer para los teutones), de hormigón armado y 360 cm de altura rematado con un tubo pulido y construido de un material especial para que no te pudieras abrazar a él ni aunque que fueras Spi-DDR-man (toma juego de palabras-siglas). No era muy gordo, pero estaba reforzado internamente con acero y tenía una peana muy pesada que le daba gran estabilidad anti-vuelco. Para más inri por el lado interior estaba pintado de blanco nuclear para que, si te pillaban subiendo por él, los francotiradores pudieran tener un bonito contraste sobre el que hacer fuego con claridad.

El Muro en la Zimmerstraße, desde lo alto del Axel Springer AG Building (1984). Posiblemente la foto se hiciera a las 8 de la mañana de un domingo, pero aún así la soledad inquietante acojona.

(Psst, psst: en la Europa que se escandalizaba de este Muro de la vergüenza ya tenemos tres: España, Reino Unido y Francia. Los gobiernos de Londres y París levantarán próximamente dos muros de cuatro metros de altura para bloquear el paso de refugiados y emigrantes. A él se suman las alambradas de Ceuta y Melilla. ¿Los presidentes de estos países irán alguna vez a prisión como responsables de los muertos que provoquen esos muros como sucedió con los presidentes de Europa del Este?)

El Muro (todo el conjunto Muro Exterior + franja de la muerte + Muro Interior) fue construido por la RDA íntegramente en suelo de la RDA y, como curiosidad, tenía una holgura de unos 5 metros antes de la frontera real y definitiva con la RFA. No seas pardillo y no pienses que la superficie del muro (el Muro-Muro, lado occidental) delimitaba la frontera con la RFA. No era así, tras el muro (mirándolo desde el este) aún había una franjita de RDA, así pues para un occidental era imposible tocar el muro o pintarrajearlo sin penetrar antes en la RDA. Esto creaba situaciones singulares.

Por ejemplo, si vas al antiguo y ¿mítico? paso fronterizo de Checkpoint Charlie (saliendo de allí sin reventar a patadas todos los tenderetes y decorados de parque temático que hay) y sigues por Zimmerstraße, verás por las marcas en el suelo (unos adoquines conmemorativos que surcan Berlín allá donde estuvo el Berliner Mauer) que el Muro estaba junto a la acera de la derecha (en dirección este), bien, pues toda esa acera era RDA, acabando en la fachada contigua. Por lo tanto, para entrar en la susodicha Zimmerstraße había que que entrar a la RDA (esto estaba perfectamente permitido para los habitantes de la RFA), aunque una vez que te metías en cualquier portal o tienda, ya estabas otra vez en la RFA.

Aquí tienes a un señor occidental dando un paseo al perro por el país vecino sin hacer control de pasaporte ni nada. Al otro lado, unos Vopos haciendo fechorías y apatrullando la tierra de nadie.

Los guardias de la RDA salían de vez en cuando a darse un paseo por detrás del Muro para observar su estado y ver si lo habían pintado, y también salían a arreglar un poco la maleza que se podía generar en la zona contigua y de paso echar una meadita en la enemiga RFA. Para salir podían utilizar unas compuertas. Sólo encomendaban esa tarea a gente de superconfianza ya que la facilidad de fuga era extrema, esto es, se podía dar un pasito y ,,frei für immer” (lección de alemán gratis: en alemán se entrecomilla así, dos comas abajo, lo que quieras poner, dos comillas arriba: ,,de esta manera´´).

Otro tema peculiar es una zona donde esta 'pequeña franja de margen de 5 m de anchura con respecto a la frontera real RDA-RFA' era un poco más de 5 metros lo constituye el asunto del triángulo Lenné-Dreieck. El Lenné-Dreieck es un área que se encuentra una manzana al norte de Potsdamer Platz y que está delimitada por las calles Lennéstraße, Bellevuestraße y Eberstraße (si a estas alturas no has deducido que straße se pronuncia 'strasse' y es el término alemán para street, esto es, "calle" es que no mereces respirar jamás el aire berlinés: lárgate y no vuelvas más por aquí).

El rectángulo negro arriba-izquierda, debajo del río (el Spree), es el Reichstag, justo debajo está la Puerta de Brandenburgo y lo verde de la izquierda-arriba es el Tiergarten. La línea negra de punto-raya gruesa delimita la frontera entre RDA y RFA, la linea negra delgada es el famoso Muro, la línea roja es el muro antes del muro, el hinter-land-mauer (hasta donde realmente podían llegar los habitantes de la RDA). Si a estas alturas no sabes aún que había 2 muros y entre ellos una zona de exclusión prohibida a los habitantes de la RDA es que no mereces respirar jamás el aire berlinés: lárgate y no vuelvas más por aquí. Bien, pues como puede verse la línea del muro está unos metros atrás de la frontera, y si te fijas verás una zona triangular donde el muro esta mucho más atrás que la frontera... ése es el triángulo Lenné-Dreieck, capish?

La RDA poseía esa zona debido a unos deslindes administrativos ocurridos antaño, pero decidió no amurallarla debido al singular trazado que esto ocasionaría en el muro (como si no fuera ya lo insuficientemente singular y enrevesado), así que tiraron recto que era más barato y más fácil de vigilar. Además en esa zona no había casa alguna ni nada más que no fuera un descampado desocupado desde mediados de los 50, así que decidieron ponerle una valla y dejar la zona a su suerte durante décadas.

Los vecinos de Berlín Oeste pronto pisaron las vallas para entrar en la zona y dar paseos por allí, para ir a mear, o a hacer caca, o usarla de atajo para ir de norte a sur, o ir a pintarrajear el muro protegidos por la maleza allí acumulada. Hay que decir que en los 80 en la zona de Potsdamer Platz había pocas cosas que hacer, no como hoy en día. Mientras tanto el Lenné-Dreieck seguía convirtiéndose en una reserva de la biosfera.

Pero en el año 1988 el Senado de Berlín decidió comprarle el Lenné-Dreieck a la RDA, o más bien canjeárselo por otros territorios untando la operación con algo de cash; a la RDA en contra de lo que podáis pensar le gustaba mucho el cash. Eran comunistas pero no gilipollas. El objetivo del Senado de Berlín Oeste era construir una autopista que conectara el sur con el norte de la “half-ciudad” pasando por el Lenné-Dreieck y arramblando con algunas edificaciones donde vivía gente.

Como se puede imaginar lo de la autopista no gustó mucho a esa gente afectada y empezaron las protestas. Una práctica habitual era alentar a la ocupación de las casas que iban a ser demolidas de manera que fuera más difícil el desalojo. Evidentemente en esas casas ocupadas entró de todo, gente decente, alcohólicos, y muchos, muchos, que hoy siguen ahí haciendo del síndrome de Diógenes y del mal rollo su patria y bandera.

El Lenné-Dreieck fue también ocupado a base de tiendas de campaña y chamizos, nunca se ha visto en la historia de Berlín semejante concentración de perroflautismo, la cosa fue de un piesnegrismo épico. Había cabras tocando el djembé y hasta monos liando porros, una cosa fina fina. En un principio la excusa de la ocupación fue salvaguardar la reserva vegetal que se había desarrollado allí en casi medio siglo de abandono.

A los poderes de Berlín Oeste no les agradó mucho el buen rollito que se respiraba allí pero tampoco podían entrar a desalojar ya que la zona todavía no les pertenecía (lo habían comprado pero el contrato no entraba en vigor hasta dentro de un mes, el 1 de julio). La RDA, aunque seguía siendo su territorio, pasó del tema: todo lo que fuera tocar los cojones al enemigo estaba bien. La policía acordonó la zona y la insalubridad comenzó a aumentar, habría algo menos de 200 personas allí, algunas gallinas, cabras y otros animales de compañía. La poli tiraba agua a presión para fastidiar y de vez en cuando hasta gases lacrimógenos y todo, pero los acampados erre que erre.

El día 1 de julio, cuando el Lenné-Dreieck ya era de su jurisdicción, la polí entro a desalojar a lo grande, llevaron hasta banda de música y todo. Los acampados se batieron en retirada hacia el muro y lo escalaron, algunos se quedaron en la parte baja a seguir increpando a la poli (recuérdese que unos 5 metros antes del muro era RDA y por tanto la poli no podía pasar).

Esta fue seguramente la única ocasión en la que el Muro se franqueó en el sentido opuesto al habitual (tan absurdo como si un estadounidense se saltara el de la frontera con México para entrar en ese país, o un ciudadano melillense legal se saltase la valla de Melilla para entrar en Marruecos, o un israelí se saltase el Muro de Palestina para colarse en ella... pero ¡ea!, esas fueron las circunstancias).

Los guardias de la RDA recogieron a los “intrusos” saltadores de muro en camión, les llevaron a unas dependencias, les dieron una palmadita en la espalda, un plato de sopa caliente y listos para ser devueltos a la RFA. Al final el Lenné-Dreieck se urbanizó y donde antes había cabras liando porros hoy está el Marriott, el Ritz y Luxus Apartments. Dentro vídeo:


Otra anécdota simpática que mola del Muro es la de un tal Osman Kalim, un ex inmigrante jubilado. Al final de Bethaniendamm, hubo una parcela de algo menos de 1 Ha, más o menos, junto al Muro, donde también se puede decir que la RDA no amuralló para evitar quiebros de muro y poder vigilar mejor. Bueno pues Osman se hizo un huerto justo en ese pedaso de fistro que hay entre ambas líneas (Muro y frontera real) y que pertenecía a RDA. Osman plantó allí cebollas y tomates, el huerto era la hostia, le pegaba el solecito (estaba al sur) y tenia la protección del muro, G-E-N-I-A-L. El agua la pilló de una iglesia que tenia al lado, a cambio de algunos productos hortofrutículas.

Un buen día los guardias de la RDA salieron a hablar con Osman pidiéndole explicaciones de lo que estaba haciendo en su territorio. Pero Osman tenía preparado el discurso perfecto, esto es, deslizando conceptos como: "mierda del capital opresor", "jubilado", "inmigrante", "subsistencia", "jardín de guerrilla", etc., etc. A la RDA le moló aquello y decidió darle un permiso especial a Osman para que siguiera usando el huerto. Osman ni corto ni perezoso se hizo un cobertizo y luego una casita para los trastos, luego una ampliación de la casa, una terraza, un segundo piso, un balcón, una cocina y casi una villa romana.

Cuando cayó el muro Osman no se alegró mucho, sabía que tarde o temprano alguien vendría a echarle a patadas. Tras la reunificación no tardaron ni un mes en venir. Pero Osman protestó y protestó, fue a mil tribunales con su caso y con su casa, los litigios fueron trasladados de administración en administración y además le benefició el hecho de que hubo una nueva reorganización de la frontera entre los distritos de Mitte y Kreuzberg. Al final, Osman se quedó con su huerto y donde antes había un huerto de un jubilao hoy lo sigue habiendo y se puede ir a visitar. A veces las cosas acaban bien.

Aclaro que muchos de estos textos y fotos son de http://berlunes.com/

En cuanto a la relación del Muro de Berlín con el Maratón de Berlín, también hay algunas curiosidades que me han llamado la atención. Quizá alguno se pregunte, como yo lo hacía, si en 2016 se celebra la edición nº 43 del Maratón y el Muro lleva fuera de juego sólo desde el 1989 (no llega a 26 años)... ¿por dónde discurría al principio, sólo por Berlín Este, sólo por Berlín Oeste, por ambos? ¿Eh? ¿Eh? ¿Eh? Pues bien, el Maratón de Berlín lo "inventaron" en Berlín Oeste (a pesar de la tradición deportiva de los regímenes comunistas), circulando íntegramente por esta medio-ciudad (es decir, por dentro del Muro). Eso sí, en cuanto cayó el Muro a finales de 1989, organizaron todo para que en la edición de 1990 el trazado ya pasase por ambos Berlínes. Y así ha sido hasta el presente, todas las ediciones.

Aquí un plano de aquella edición de 1990, la primera en 'circular' por los antíguos Berlín Oeste y Berlín Este. Se salió también del Tiergarten, pero en sentido contrario al actual, pasando casi al principio, en el km 3 aprox., por la Puerta de Brandenburgo (antiguo límite Oeste-Este) hacia la avenida Unter den Linden y Alexanderplatz, dando la vuelta y regresando al antiguo Berlín Oeste en Potzdamer Platz (km 11 aprox.). La meta estaba en la avenida Kufürstendamm cerca de Kaiser Wilhelm Gedächtnis Kirche (Iglesia en Recuerdo al Kaiser Guillermo).

Muchos de estos seguro que echaron algún que otro lagrimón aquella mañana. Como curiosidad, la cuádriga de la Puerta de Brandenburgo estaba en restauración, aunque he encontrado esta misma imagen photoshopeada con la cuádriga allí. ¿Por qué esa manipulación? NI PUTA IDEA.

En cuanto al rock, mi gran pasión, se refiere, en la época previa a la caída del Muro, muchos grupos y artistas tocaron en Berlín Oeste (claro, qué listos, en esa mitad de Berlín era más fácil), como David Bowie frente al Bundestag en 1987 (ocasionando violentas revueltas en Berlín Este, para algunos otro de los detonantes de la futura caída del Muro). El que sí que tuvo los cojones cuadrados fue Bruce Springsteen, que tocó en Berlín Este un memorable concierto el 19 de julio de 1988, así como otros artistas de renombre como Uriah Heep, Bryan Adams, Ten Years After, Marillion, James Brown y Joe Cocker. Y aunque en la gira Live Magic no se atrevieron o no pudieron en Berlín Este, cito aquí también el concierto de Queen el 27 de julio de 1986, en el Nepstadion de Budapest, primer gran concierto de una banda de rock occidental al otro lado del Telón de Acero (3 meses después de lo de Chernobyl, debió caerles una buena dosis de radiación). Y también destacables son, en el ámbito comunista, los 10 conciertos seguidos que dio el virtuoso guitarrista sueco Yngwie Malmsteen en Leningrado (actual San Petersburgo) entre el 1 y el 10 de febrero de 1989, a la tierna edad de 26 añitos. Y por último, citar también el grandioso espectáculo que ofreció Roger Waters en 1990, ya caído el Muro, con el escenario al sur de la Brandenburger Tor y situando al público en la franja vacía dejada por el Muro (y su tierra de nadie) hasta la Postdamer Platz (donde hoy está el Denkmal für die ermordeten Juden Europas, Monumento por los judíos de Europa asesinados, y algunos apartamentos para turistas, etc.) [Psst, psst: The Wall es también el título de un disco de Pink Floyd, editado en 1979, señalado por la crítica musical como uno de los mejores en la historia del rock, con un inmenso éxito comercial, situándolo como uno de los discos más vendidos en los años 70's (del siglo XX) y uno de los más vendidos de todos los tiempos ya que hasta el momento supera las 33 millones de copias a nivel mundial. A un servidor este álbum le flipa, y estando en Berlín no os imagináis la cantidad de veces que he tarareado el tema "In the flesh?"].

¿Suficiente rollo ya, no? Pues bien, entonces me centraré a continuación en describir cómo me ha ido en esta mi primera participación en el Berlin Marathon (lo de 'centraré' es relativo).

El viaje

Lenta, inexorablemente, pasaron las semanas. Pasó julio, agosto, llegó septiembre, pasó la Feria de Albacete (la más descafeinada de todas las que he vivido, pero tampoco tengo yo ya el cuerpo para muchas jotas), y llegó el sábado 24 de septiembre en el que, previa pernocta en ca' mis padres en Madrid, volamos la familia entera rumbo a la capital de Alemania. Para que os hagáis una idea de lo cuadriculado que es quien esto escribe, anotad el dato siguiente: los vuelos fueron reservados el día 2 de diciembre de 2015, es decir, el día siguiente al que recibí el aviso de que me había tocado plaza en el sorteo de dorsales. Para los que, tras leer esta crónica, les pueda interesar planear un viaje a Berlín, decir que los billetes me costaron poco menos de 90 €, ida y vuelta, por persona.

Llegada al Flughafen Tegel a la hora prevista, me saco unos billetes para el transporte público, ojo, pidiéndolos en alemán (Eine Fahrkarte für den ganzen Tag, kleine Gruppe, zonen A und B, bitte), y en autobús al centro en 15 minutos. Llegada sin pegas al apartamento que habíamos alquilado, donde probé con Herr Rintz mi alemán de andar por casa, con excelentes resultados en ambas direcciones de la vía comunicativa (hablar, entender / sprechen, verstehen). Colocar las cosas y al restaurante italiano, platazo de pasta, vasazo de cerveza, y marchando a la feria del corredor en combinación de S-Bahn y U-Bahn.

La feria con gente pero sin agobios. Lo de siempre, patrocinadores principales con unos grandes stands, y luego tiendas variopintas de lo de siempre: ropa deportiva, tour-operadores, bebidas para vor, während und nach, barritas y otras guarradas para lo mismo, riñoneras, ropa de compresión, viseras, gorras, pipas, caramelos, chicles, maratones de otras ciudades, azafatas espectaculares, catálogos, revistas, más catálogos, más revistas, etc. Todo más caro que una mortaja salvo alguna cosa.

Lo primordial, la recogida del dorsal, sin problema. Eso sí, había que hacerla impepinablemente en persona, y además te colocaban una pulsera intransferible que tenías que llevar hasta que acabases la prueba y salieses del recinto acordonado y limitado únicamente a corredores y organizadores (keine Familie und keine Besucher erlaubt). Otra curiosidad, te lo imprimían físicamente en el acto, nada de buscártelo en un montón de sobres. Otra curiosidad: tenía troquelados unos recuadros para eliminártelos cuando te dieran la camiseta (a los que la hubieren pagado), la bolsa post-carrera y la cerveza alkoholfrei post-carrera (finalmente no fueron tan cutres en esto y la cerveza era en modo barra libre, pero sí en otras cosas que eran/son de paganini y en otras carreras van incluídas en el precio de la inscripción,). Otra curiosidad OJO SPOILER: no tengo ni puta idea de dónde cojones metí el dorsal cuando llegué a casa, así que lo he perdido aunque siempre me quedarán las fotos (nota para tramposetes: lo de la pulsera intransferible lo era teóricamente, porque luego la inspección que te hacían de ella a la entrada del recinto reservado a corredores era relativa, es decir, que hipotéticamente podrías arrancártela y cosérsela a otra persona sin que, casi seguro, se dieran cuenta... por ejemplo, imagina que os apuntáis tú y tu mujer al sorteo y le toca a ella pero no quiere correr el maratón, pero sí quiere ir a Berlín, pues se podría hacer el truquete que he explicado... otra cosa es que te dé un patatús en carrera y cuando vayan a atenderte los servicios médicos... ¡¡sorpresa!!).

Foto del área exclusiva para corredores, donde dábante el dorsal y la bolsa transparente (única permitida para usar como guardarropa al día siguiente) y poníante la pulsera. Rennen es 'correr', pero también lo es laufen. El traductor de Google es una basura, recuerda esto.

También recojí la camiseta de finisher aunque aún ni me había puesto las zapatillas, pero las cosas son así, se puede vacilar de camiseta sin correr. Pagando, claro. Pirulillo rápido por el resto de mierdas de la feria y a casa por la misma vía. Paso por el supermercado para comprar cenas, desayunos, meriendas y demás (recuerda, oh querido lector, que estábamos en apartamento, no en hotel). Cena de pasta y penúltimas ingestas de drogas duras y blandas. Preparación de los mejunjes para el día siguiente, a base de maltodextrina, plátano, agua y drogas. Preparación de todo el material para el día siguiente, incluída recarga de la batería del Cube. Al sobre.

Como podéis observar, el recorrido del maratón discurre por unas zonas de Berlín de las que no habéis oído hablar en vuestra puta vida.

El domingo por la mañana fue el maratón, pero eso viene más adelante, ahora estábamos con el viaje, así que prosigo. Tras comer un filete de pollo, ensalada y pera o plátano, no lo recuerdo, y tras algún retortijón causado por la ingesta descomunal de azúcares y cerveza sin alcohol, marchamos hacia la Puerta de Brandenmondongo donde habíamos quedado con un guía de esos gratuitos pero que luego hay que darles la voluntad. Fue imposible llegar a las 16 Uhr y encima tardamos un buen rato en cruzar la Pariser Platz porque aún estaban pasando los últimos corredores (ojo, más de 6:30 horas de carrera, lo que se dice andando de principio a fin). Así que tampoco vimos a nuestro grupo y/o guía, si hubieren(*) estado en el siguiente punto de la visita programada (el Denkmal für die ermordeten Juden Europas, 'dental forro de amordazadas judías en ropa', en español). [(*) Nota: empleo 'hubieren' en futuro de subjuntivo para expresar incertidumbre ya que ignoro si finalmente hubo grupo suficiente para hacer la visita guiada].

Pero entonces pensé: ¿qué mejor guía que el menda lerenda para enseñar Berlín a die Familie? Así que fuimos desde ahí hacia la antigua ubicación de la Cancillería (la sede del gobierno del tío del bigotillo), el Mall of Berlin (un centro comercial cerrado, porque aquí mucha Merkel pero los domingos descansan y cierran las tiendas), la antigua ubicación del Búnker de Jítler, el lugar donde supuestamente lo incineraron, el exterior del Bundesrat y también la Leipziger Platz y la Postdamer Platz, donde hay algunos trozos de Muro (pero no en su lugar original) y el semáforo eléctrico más antiguo de Europa (hubo otro más antiguo en Londres, de gas, que explotó).

Esta es la Leipziger Platz, que tiene forma de octógono (psst, psst: la forma que tiene una señal de 'stop'). Es normal confundirla con la Postdamer Platz porque: a) aquí está la estación metro U-Bahn llamada Postdamer Platz, y eso mosquea; b) tiene forma de plaza, no como la otra que es un cruce de calles sin plaza propiamente dicha. Estos son unos trozos de Muro junto a la línea de adoquines que recorre Berlín donde estuvo el Muro, aunque en este caso concreto: a) esa línea de adoquines es la del hinterlandmauer, la tapia pequeña, así que allí no iría nunca este trozo de Muro grande; b) ni siquiera la tapia pasaba por la Leipziger Platz (ver foto más abajo).

Esta sí es la Postdamer Platz, que es donde está la estación de tren de cercanías S-Bahn llamada 'Banhof Postdamer Platz', y que se ve detrás del fulano de la medalla, a la derecha. También se ve el semáforo, en alemán die Ampel (es femenino, 'la semáfora', como 'el muro' que es die Mauer, 'la muralla'; psst, psst, lección de alemán gratis: en alemán todos los sustantivos van en mayúsculas, no únicamente los nombres propios... pero todo esto lo digo porque ¿sabéis que es un Ampelmann? ni puta idea, ¿verdad? eso indica que tenéis que visitar Berlín sí o sí). Sobre el niño de la bici está el edificio de los ferrocarriles alemanes, Deutsche Bahn, perteneciente al complejo del Sony Center, del que se aprecia a la izquierda su peculiar cúpula diseñada por Norman Foster (dato inventado totalmente). Otra cosa más: detrás del chaval de la bici no se aprecia pero está la fila de adoquines del antiguo Muro, es más, dicha fila cruza la calle hacia donde está la entrada a la estación llegando hasta donde hay otro grupo de trozos del Muro reubicados desde otro sitio (pero en un sitio donde sí había Muro), algunos de los cuales se aprecian en la foto al pie del edificio que hay a la derecha del todo.

Luego bajamos hacia un sitio teóricamente turístico, la antigua torre vigía de Erna-Berger-Straße, donde no había ni Harry (también es cierto que al ser domingo estaba cerrada, porque normalmente se puede incluso subir por dentro), y de ahí más abajo a la exposición, parte al aire libre, parte bajo techo, Topographie des Terrors, dedicada a los nazis y al fulanito del bigotillo, un sitio bastante recomendable de visitar y encima gratis. Allí es donde se ubica, además, el segmento de Muro (del bueno, del vorderlandmauer) más largo ubicado en su lugar original(*). Un paseo junto al sitio donde se puede montar en el globo-panorámico-que-sube-y-baja-atado-a-un-cable-para-que-el-viento-no-se-lo-lleve-hasta-Escandinavia, el sitio de donde salen los tours en Trabi (el coche típico de la RDA) hasta el Checkpoint Charlie que es una mierda pero que hay que ver. [(*) Nota: algunos listillos pensaréis que el trozo del Muro más largo en su lugar original es el que hay en la East Side Gallery, que por cierto OJO SPOILER no llegamos a visitar, pero eso lo decís porque no tenéis ni puta idea, en realidad, de nada].

Foto aérea de la zona. El semáforo está ahora aprox. donde la 'd' de Postdamer. La torre vigía está marcada con una flecha roja a la derecha. También se aprecia, como ya he comentado, que el muro-antes-del-muro, o bien hinterlandmauer, o tapia, o muro del Este, o como os salga de los cojones llamarlo, no cruzaba en diagonal la Leipziger Platz sino que esa línea corresponde a un camino de servicio para hacer patrulla. Piruleta de regalo para el que, muy atento a mis explicaciones, haya deducido viendo la foto que la amplia zona verde entre el letrero Branderburger Tor (Tor=door=puerta) y la Leipziger Platz fue donde Roger Waters dio el concierto en 1990. Y helado de vainilla de regalo para el que, rizando el rizo, haya deducido que aquí se ve también un cacho del triángulo Lenné-Dreieck (el sector verde-sin-árboles a la izquierda, encima de la 'P' de Postdamer, antes de llegar a los árboles del Tiergarten).


Después de cenar algo, paseo para volver a casa pasando por la avenida Unter den Linden, una de las calles más importantes de Europa, en su tiempo (ahora desdibujada por las obras del metro U-Bahn), visita nocturna a la Pariser Platz y la Puerta de Brandy-en-Burgos, pero sin poder entrar al Tiergarten porque aún estaban recogiendo todo el tinglado del maratón.

De los días siguientes no voy a entrar tanto en detalle, pero decir que visitamos lo siguiente:

  • Reichstagsgebäude (sede del Bundestag), con visita guiada en español y audioguía para subir a la cúpula (esta sí es de Norman Foster, la otra n.p.i.). Gracias a que soy un obsesivo de la planificación, todo gratis.
  • Puerta de Beetlejuice, Plaza Parisina y Unter den Linden, en varias ocasiones.
  • Almacenes Lafayette en el Quartier de la Friedrichstraße.
  • Gendarmenmarkt, con su Konzerthaus y sus iglesias gemelas: Deutscher Dom y Französischer Dom.
  • Babelplatz, donde los nazis hicieron la quema de libros, lugar donde hay una especie de pozo-monumento que no encontré, y donde se ubican también dos sedes de la Universidad Humboldt y el edificio de la Staatsoper ('Ópera del Estado', en cristiano) que está en obras. Allí mismo entramos a la Catedral de Santa Eduvigis.
  • Cerca de lo anterior, edificios de la Nueva Guardia (Neue Wache), el Palacio de los Príncipes Coronados (Kronprinzenpalais) y todo lo que hay allí.
  • Isla de los Museos (Museuminsel) entrando por el Bodestraße Brücke (Brücke=bridge=puente), visitando por fuera el Altes Museum y por dentro el Berliner Dom o Catedral de Berlín, subiendo a la cúpula y bajando a los sarcófagos (7 € por adulto, niños gratis, merece la pena, turistas presentes en su interior: cero o casi cero, lo mismo que si vas a Roma o París por los cojones). En el Lustgarten, fotos para aburrir.
  • Parque del Marx-Engels Forum, edificio del 'Ayuntamiento Rojo' (Rotes Rathaus), barrio judío con su Nikolaikirche y el Altes Stadthaus.
  • Rodeo para acudir al pie de la Torre de Televisión (Fernsehturm), a la que no subimos (hay que dejar algo para una próxima visita a Berlín) y la contígua Alexanderplatz que para mi gusto tiene bien poco que ver.
De ahí a casa en S-Bahn que andando era ya mucha paliza. Esto fue el lunes subsiguiente al maratón, y el martes (último día puesto que el miércoles temprano nos volvíamos y no daba tiempo a ver nada):
  • Museo de Arte Contemporáneo, Ministerio de Ciencia y Tecnología (antigua Invalidenhaus, de ahí el nombre de la Invalidenstraße) e Invalidenpark (por fuera todo).
  • Cementerio de Invalidenfriedhof.
  • Torre vigía auténtica del Muro, en Kieler Straße, homenaje a Günter Liftin (psst, psst: fue la segunda de las víctimas mortales del Muro y primera a causa de los disparos de los soldados encargados de la vigilancia, mientras cruzaba a nado el río junto a este lugar; la primera víctima fue una mujer que se tiró por una ventana en Bernauer Straße cuando aún había edificios cuya fachada era el límite fronterizo, de manera que si saltabas a la calle desde una ventana, estabas al otro lado).
  • Cementerio Französischer Friedhof II en el que encontramos la antigua cruz de la cúpula de la Catedral de Berlín (estaba en mal estado y, antes de que cayera desde lo alto, la trajeron allí a ras de suelo para evitar desgracias) y también una sección intacta del Muro en su lugar original (del bueno, del vorderlandmauer, aunque también hay una buena sección del murete hinterlandmauer pero esto no es tan importante).
  • Iglesia de San Sebastián, y bajando por Ackerstraße, llegamos a la interesantísima exposición gratuita llamada Gedenkstätte Berliner Mauer ('Memorial del Muro de Berlín') donde además han dejado una especie de Parque Lineal rellenando con césped la antigua 'zona de la muerte' y decorando con fotos del estado anterior, gente que se fugaba por túneles, placas conmemorativas y demás movidas. Aprovecho aquí para decir que hay en esta zona varios segmentos originales del Muro vorder (del hinter también pero esto a la mayoría de los mortales se la trae al pairo), lo que pasa es que la gente va allí a quitar piedrecitas y se las lleva, pero no pasa nada porque luego los alemanes lo rebozan de cemento otra vez y lo lavan a la piedra como los vaqueros; la gente se lo vuelve a llevar y el ciclo sigue, resultando que hay gente que tiene en su casa trozos de cemento de 2010 que son venerados como San Muro de Berlín.
  • Allí cerca está la estatua/escultura del Mauerspringer que no voy a explicar qué es (pista: springen es el verbo 'saltar').
  • Bajada por Friedrichstraße pasando por el Friedrichstadt-Palast que es como el Benidorm Palace de Benidorm, o el Scala Meliá Castilla de Madrid, o una especie de Moulin Rouge de París, es decir, un espectáculo con macizas enseñando cacha.
  • Comida en una hamburguesería que te cagas llamada Peter Pane (sic), en la propia Friedrichstraße junto al Hotel Meliá para más referencias (psst, psst: si sigues bajando por esta calle y cruzas Unter den Linden y varias bocacalles más, finalmente acabas en el Checkpoint Charlie).
  • Con esto ya habíamos visto prácticamente todo lo que llevaba planeado, y aún me sobraba la tarde entera, así que primeramente hicimos un crucero de 1 hora por el Spree. Algún mal pensado dirá que no lo hice en París ni en Londres ni en Roma, y que aquí sí, a lo que yo rebato en en Roma no hay (creo) y que Berlín es muy bonita y navegable, y de hecho tiene más puentes que Venecia y Ámsterdam juntas (lo cual no es moco de pavo) y porque me sale de los cojones.
  • Tränenpalast, exposición/museo en el antiguo paso fronterizo (gratis y moooola) de la estación de tren de Friedrichstraße (Tränenpalst significa 'palacio de lágrimas', porque resulta que era/es un edificio de cristal donde la gente de Berlín Oeste que venía de visita al Este se despedía de sus familiares, y claro, llorando todo quisqui a moco tendido).
  • Después, por si aún era poca la pateada, volvimos a visitar la Gendarmenmarkt y por último el Sony Center por dentro hasta que se nos hizo de noche y volvimos a casa Tiergarten-a-traviesa.
Cosas que no hemos hecho/visto porque no nos ha dado tiempo o porque hemos preferido hacer/ver otras cosas, y que quedan pendientes para otro viajecito a Berlín:
  • Subida a la Torre de Televisión, Pirulí, Fernsehturm o como lo queráis llamar.
  • East Side Gallery.
  • Casa del Árbol en el Muro (Baumhaus an der Mauer) de Osman Kalim.
  • Torre vigía de Puschkinalle.
  • Oberbaumbrücke, un puente chulo que hay cerca de la East Side Gallery.
  • Antiguo paso fronterizo de Bornholmer Straße.
  • Edificio de Axel Springer en Zimmerstraße, seguro que lo hemos visto desde varios sitios, pero me gustaría aunque sea únicamente identificarlo y decir 'ese es'.
  • Museo de la DDR (un museo privado, rollo Museo de Cera, pero que debe molar).
  • Berliner Unterwelten, una visita guiada por túneles del metro U-Bahn y otros pasadizos por donde la gente se fugaba, búnkeres y otros lugares subterráneos.
  • Otras movidas visitables rollo cárcel de la Stasi o algo así (ahora no me acuerdo y no me apetece andar buscando).
  • Museos 'públicos' de la Insel, por lo menos el Neues (donde está el busto de Nefertiti) y el de Pérgamo.
  • Y poco más, porque además habría que repetir algo de lo ya visto, así que hay tajo suficiente para hacer otro viaje.
(abajo del todo os dejo un enlace con las fotos)

Bueno, y llegado este punto, toca hablar sin más dilación de:

La carrera

El domingo por la mañana me levanté temprano pero no excesivamente, desayuné tranquilamente, hice un muñeco de barro y luego me vestí de luces. Únicamente dudé en si ponerme una camiseta interior fina bajo la de tirantes, pero al final decidí no hacerlo aunque me la llevé en la bolsa transparente para el guardarropa, así como los mangotes tattoo y un reconstituyente post-carrera. OJO SPOILER finalmente nada de lo que guardé en la bolsa me hizo salvo las llaves para entrar en casa. Me iba a llevar el traje de pintor, pero es que no hacía ningún fresco, así que me puse encima únicamente un poncho desechable. Fotos, besos, deseos de suerte y andandito hacia la salida.

Lo sé, esta foto es lamentable, pero así soy yo. Dejad de poner pegas y fijaos en que llevo el ChampionChip amarillo de toda la vida.


Entré en el recinto acordonado a los atletas por la puerta superior, por la que entraban todos los que llegaban en tren a la moderna Hauptbanhof. Una vez dentro mientras busco la carpa-guardarropa con mi número de dorsal me encuentro a Alfonsa del C.A. Quintanar del Rey. Después relax, fotos, vídeos y estiramientos en la explanada de césped que hay frente a la puerta principal del Bundestag. Alguna meada entre los árboles porque aunque hay aseos, las colas son kilométricas y no es plan de estar innecesariamente de pie tanto rato. Además, hay aseos hasta en los cajones, sin cola ni nada, pero la gente somos así de gilipollas, qué se le va a hacer, nos ponemos en la primera cola que hay a pesar de que la salida es en un enorme parque, casi un bosque habría que decir, con infinidad de árboles y recovecos en los que echar un chorro sin que esto sea una auténtica guarrada sino todo lo contrario, a mi modo de ver. Añadir que, más próxima la hora de salida (aunque aún con margen) vi incluso a atletas femeninas meando entre los árboles, cosa más rara aunque creo que es lo más natural del mundo.

Qué valiente es Alfonsa. Y es más famosa que el Papa, además.

Entspannt gegen den Reichstagsgebäude.

Compruebo que no me duele nada de nada y me tomo las últimas gotas de la pócima pre-carrera junto con un ibuprofeno y un Fortasec. La salida de la élite es a las 9:15 pero yo estoy en el cajón F, así que por lo menos hasta las 9:30 o más no saldré, por lo que espero hasta las 9:00 para abandonar esta zona y dirigirme a los cajones propiamente dichos, tranquilamente y haciendo alguna foto que otra. Cuando llegué al cajón F justo estaban presentando a la élite por la megafonía y las pantallas gigantes.



Puntualmente a las 9:15 se oye el pistoletazo no sin antes poner un fragmento de la canción Sirius de Alan Parsons Project; lo que no sé es por qué al poquito la cambiaron por una música más pachanguera, pudiéndola haber dejado entera. Salieron juntos los cajones A-G, así que el siguiente era el mío. Pronto empezó a moverse la gente hacia adelante mientras por las pantallas salían breves mensajes en vídeo grabados por familiares y amigos de los participantes. Y por fin, poco antes de las 9:30, suena de nuevo Sirius y hay un segundo disparo. El grupo es muy numeroso pero la "calle del 17 de Junio" es una avenida amplísima y de que me quiero dar cuenta estoy bajo los arcos de salida. Meses de preparación concentrados en un sólo momento y allá voy con mi séptima maratón.


El recorrido de esta maratón tiene la forma aproximada de un pac-man (o comecocos) mirando hacia la izquierda con la boca parcialmente abierta. Bueno, esa es la visualización mental que me hice yo para, psicológicamente, hacer el trayecto más llevadero. Dependiendo de lo que consideres que es un cambio de rumbo o giro, salen entre 46 y 55 cambios de dirección, es decir que las calles por las que discurre tienen una longitud rectilínea media de entre 900 y 750 metros, por lo tanto haceros a la idea de muchas largas avenidas rectas. Algunos dicen que, cuando corres Berlín, tienes la sensación de ir constantemente cuesta abajo ligeramente. Particularmente creo que esto, en general, es cierto, pero realmente es imposible ya que la salida y la meta están en la misma calle. Hay muchas calles en las que esto pasa, pero también hay algunas que están en ligera pendiente hacia arriba, aunque da la sensación (a mí me la dio por lo menos) de que son más cortas y prácticamente llanas, por lo que no cuesta nada (podría decir aproximadamente qué tramos pertenecen a cada tipo, pero eso ya lo veréis si vais, y si no vais, os jodéis). Concluyendo, la fama de que el maratón de Berlín es extremadamente plano es cierta.

Total, que allá que voy haciendo algunas fotos/vídeos atravesando el Tiergarten. La idea es fotografiar lo más destacable del recorrido y alguna cosa más, así que lo primero es sacarle la foto a la Siegessäule ('Columna de la Victoria'), uno de los iconos de la ciudad. En el km 1,350 ya me estoy meando otra vez y eso que he echado un chorro justo antes de colarme al cajón, no harán ni 10 minutos, azínque me paro entre los matorrales y hago la única meada de toda la carrera.

Menos de 1 km y ya dándole al Cube. Aquí el paso por la Siegessäule.

Al rato se sale del Tiergarten y empieza el callejeo propiamente dicho. Durante un buen rato, ni fu ni fa. Concentrado en la carrera, tratando de no cometer errores de principiante (porque no lo soy), calladito, relajado y disfrutando. Cerca del km 6 estaba nuestro apartamento, así que aquí había quedado con die Familie para unos primeros ánimos. Después llega la zona de los alrededores del Bundestag, una zona con varios edificios administrativos por la que yo había pasado ya esa misma mañana para acceder a la zona de salida. Allí había bastante animación: me imagino que serían los familiares que hubieran acompañado a los corredores a la salida y se habrían quedado en esa zona. Yo seguía a lo mío, y de momento todo iba perfecto. Meteorológicamente era un día precioso, sin nada de viento aunque puede que llegase a ser un poco caluroso para mi gusto (lo cual no quiere decir que hiciera calor en absoluto).

Esta es la zona esa cerca del Bundestag.

Tras pasar por el Kronprinzenbrücke de Calatrava-te-la-clava (Brücke=bridge=puente) entrábamos en el antiguo Berlín Este, aunque como curiosidad diré que en este sitio no había Muro como tal al coincidir la frontera con el río. Desde lo alto del puente se podrían haber visto unos restos del 'hinter' (muro antes del muro) originales que aún hay, pero me los taparon unos árboles; tampoco hay ahí fila de adoquines conmemorativa.

Prosigue la carrera con puntos con más animación, otros con menos, algunas bandas de música de varios estilos (rock, bandas tradicionales, gaitas, percusión, etc., es decir, lo normal en estos grandes eventos) y avituallamientos. Dato: el agua iba en vasos de plástico de esos que al aplastarlos crujen y se parten, la isotónica (tipo limón) en vasos de cartón, trozos de plátano y manzana a partir de cierto km (tampoco me fijé mucho porque de esto no cogí salvo en la meta) y un único punto de reparto de geles (creo que por el km 32 más o menos) y otro de Red Bull publicidad que se podrían meter por el culo, yo no cogí de esa mierda (debió ser por el 36). Había muchos avituallamientos de modo que aunque a mí me gusta llevar la botella en la mano, o mejor aún, que me la lleve otra persona, no eché de menos este sistema (la única puñeta es que me tenía que detener a caminar unos segundos).

A la altura del km 9 aprox. un corredor que viene de atrás me saluda y me dice que él también es de Albacete (llevo puesta la palabra 'Albacete' en la espalda). Lleva mejor ritmo que yo y continúa hacia adelante algo más rápido, pero agradezco el saludo y la charla por unos minutos. Por esta zona he ido intentando que no se me pasaran algunos puntos que quería ver, como por ejemplo la antigua ubicación de la Representación Permanente de la RFA en Berlín (no le llamaban embajada porque en la RFA no reconocían a la RDA como estado soberano, sino como una parte de su propio territorio ocupado por un gobierno títere, dicho de manera que se entienda).

Este es el cruce de Friedrichstraße con Hannoversche Straße. Tras los árboles que hay tras el semáforo estaba la "embajada" que os digo.

Este es el albaceteño que os menciono. Sé cómo se llama, pero ¡ay, la Ley de Protección de Datos!

También por esta zona se pasa dando un amplio rodeo el lugar donde se levanta la Fernsehturm, que si no la ves es que eres gilipollas perdido. La arquitectura, que me iba dando tiempo a observar, era del estilo 'neocomunista', que es un estilo que me acabo de inventar. Quiero referirme con este palabro a la pinta que tienen esas grandes avenidas de Pekin o Pyonyang, construídos con un 25% de ladrillos, otro 25% de acero, 25% de hormigón y 25% de micrófonos, no sé si me seguís por dónde voy u os la suda completamente, me imagino que lo segundo.

Tras dar tres cuartos de vuelta a una plaza enorme (en aquel momento no me sabía el nombre pero se trataba de la Straus-Berger Platz), nos dirigimos hacia el sur para cruzar el río. Por esta zona iba yo ojo avizor porque ibamos a pasar otra vez por uno de esos lugares que yo llevaba en mi lista pero que al resto de la peña se la sudaba total y absolutamente. Me refiero al que era el siguiente paso por el antiguo Muro (ahora ibamos del Este al Oeste, es decir, en la dirección prohibida completamente para los vecinos de la Rote Berlin) que iba a tener lugar en torno al km 14 en la Heinrich-Heine Straße. Bueno, en realidad, aquí tampoco había Muro como tal, porque justamente en este lugar estaba uno de los pasos fronterizos oficiales.

Panorámica de la zona en tiempos de la Guerra Fría: los corredores marchábamos de abajo a arriba de la imagen, por la calle central. En el centro de la imagen se ven una especie de instalaciones con una especie de techumbres para aparcar debajo mientras arreglabas una especie de papeleo en lo que parecen una especie de edificios. A la izquierda y la derecha, fuera ya del recinto del paso fronterizo, se aprecia lo ya comentado del muro, que no es únicamente un muro como tal sino un sistema compuesto por un primer muro más pequeño, otro más gordo, y en el medio una tierra de nadie de acceso totalmente prohibido, con caminos para hacer patrulla, farolas, guardias, torres de vigilancia, rejas, alambre de espino, erizos checos(*) y otras trampas mortíferas. [(*) Nota: los erizos checos precisamente los echo en falta en esta foto, y me sorprende la hierba existente... seguro que había pinchos debajo, y no precisamente morunos]. Como cosa curiosa, nótese las instalaciones del control fronterizo más allá del Muro, a la izquierda de los edificios blancos, son mucho más pequeñas.

Aquí por tanto aunque estábamos pasando por una estrecha franja de terreno donde físicamente no había Muro, sí que habría seguramente muchos más soldados hijos de puta por metro cuadrado que en otras zonas, y qué duda cabe que estábamos cruzando la antigua frontera, y de hecho aquí si está la línea de adoquines conmemorativa.

Aquí entrando en la mítica (¿¿¿¿????) calle.

Donde antes había un paso fronterizo ahora hay un Lidl. Donde antes se aparcaban los coches mientras se iba a la ventanilla a llevar los visados y sudar la gota gorda ante la Volkspolizei, ahora se apacan los coches para ir al Lidl. Teóricamente quedan restos de aquel aglomerado asfáltico compuesto por un 85% de áridos, 5% de betún y 10% de micrófonos, incluso restos de las marcas viales de aparcamiento, también restos del patrol path (sendero para patrullas) e incluso varias farolas originales del Muro, pero las tres primeras cosas desde mi perspectiva no se apreciaban, y en cuanto a las farolas, bueno, pues yo no las ví (repasando tranquila y minuciosamente las fotos, éstas y otras, compruebo que las han cambiado por unas nuevas y ¡a tomar por culo recuerdos del Muro!). 

Estas son unas mexicanas a las que les solté la chapa del Muro en esa zona. A la de gafas se la ve también en la foto anterior. A mi lado en el suelo se ven tres líneas azules que son idénticas a las que había en Londres y que marcan en teoría el recorrido oficial que mide justo la distancia homologada (el más corto de  los posibles ciñéndose lo máximo en esquinas, plazas, etc.). Pero no, nada de eso lo más importante de esta foto. Os la he puesto para que veáis los adoquines conmemorativos de por donde pasaba el Muro, ¿los veis a la izquierda de mis gafas?


La carrera proseguía sin problemas ni agobios en pos de la media maratón, ya metidos en pleno barrio de Kreutzberg. Tras pasar por la iglesia de Südstern, demasiado chula como para no estar señalizada en los planos de la organización como punto singular, alcanzamos la mitad de la distancia de la prueba, marcando mi crono en ese momento 1:56:21. No iba muy obsesionado con mirar mucho el GPS pero esto me confirmó que iba demasiado lento, demasiado atocinado para lo bien que, teóricamente, había llegado de forma física y mental al maratón. Intenté acelerar algo el trote, pero no mucho. Antes quería asegurarme de retratarme bien en dos sitios más antes de un largo tramo sin cosas que destacar (bajo mi punto de vista, claro).

Paso por el halb Marathon (halb=half=media). Un crono, un hinchable, unas vallas, y poco más. En otras ciudades se lo curran un poquito más.

Otra morcilla histórica: el edificio que hay bajo el semáforo está construído en el espacio que antiguamente ocupaba el Sportpalast, uno de los sitios favoritos de los nazis en general y de Jítler en particular para dar sus discursos. El más relevante de todos los discursos y manifestaciones políticas que albergó el Sportpalast fue el "discurso de la Guerra Total" de Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi, el 18 de febrero de 1943. Kilómetro 21+600.

Un culo.

Con este fulano fui hablando un rato en alemán. Resulta que era checo (como los erizos). En el próximo maratón quiero hablar con un estonio en neerlandés.

Aquí con la Reina Elsa de Arendel, en el Mundo Helado de Frozen, Ella salió al día siguiente en el Berliner Morgenpost. Yo también. Bueno, salió el nombre de todos los que acabamos el maratón, pero ella salió incluso en fotos. Disfrazados había muy pocos, debo añadir.

Ese edificio no tenéis ni puta idea de lo que es, pero para eso estoy yo aquí, para decíroslo. Se trata del Rathaus Schonenberg. ¿Os habéis quedado igual, no? Pues es famoso porque resulta que desde ahí, sede del antiguo Ayuntamiento de la medio-ciudad de Berlin Occidental, concretamente desde la terraza existente en la parte baja, dio John F. Kennedy un discurso el 26 de junio de 1963, que concluyó con la cita en alemán "Ich bin ein Berliner" (trad.: "Soy berlinés" o "Soy ciudadano de Berlín"), con motivo del decimoquinto aniversario del bloqueo de Berlín impuesto por la Unión Soviética con el consecuente levantamiento del Muro, indicando así la solidaridad hacia los habitantes de Berlín.


Oh, vaya, otro culo.

Ahora que ya había visto los puntos de interés que llevaba idea de ver y fotografiar sí aceleré algo más, sin obsesionarme con mirar mis parciales. Paradójicamente empecé a encontrarme más cómodo. Cuando me notaba la boca muy dulce bebía sólo algo de agua, y cuando me notaba más sediento tomaba isotónica. Los geles me los tomé en el 10 y pico, casi 11 (se me olvidó) y después cada 8, es decir, 18, 26 y... ya no me eché más en la riñonera, así que me tomé uno de la organización en el 33, junto con un paracetamol que llevaba en un bolsillete y que un voluntario tuvo a bien sacarme de su blister.

Por la zona del 28 ó 29 noté de reojo que un atleta me iba siguiendo, no sé cómo explicarlo bien. Una presencia adelantaba por la derecha a alguien cuando yo lo hacía por la izquierda; notaba que llevaba a alguien detrás y al rato lo volvía a notar, vamos, como si le fuera yo sirviendo de referencia/liebre a alguien. Cuando miré quien era, resultó que era una mujer. Así que ya empezamos a gesticular algo, cedernos el paso, indicarnos bordillos o atletas que iban andando y estorbaban, etc. Recorrimos así toda Hohenzollerndamm hasta el 32 e incluso más allá. Le perdí la pista poco antes del Kaiser Wilhelm Gedächtnis Kirche (km 35), se quedó atrás aunque luego he mirado su clasificación y llegó 32 segundos por delante, e incluso hizo un tiempo neto 29 segundos mejor que el mío, es decir, que tomamos la salida sólo con 3 segundos de diferencia e hicimos toda la carrera prácticamente en paralelo; como curiosidad final diré que en el km 40 aún iba yo por delante 42 segundos (la organización te dice, además de tu parcial, la hora del día a la que pasaste por los diversos puntos cronometrados) así que debió adelantarme en esos dos últimos km y encima me metió otros 32 segundos. Curiosidades que pasan y de las que te das cuenta después.

Esta es la muchacha, una tal Christine Wegner. Cómo corría la cabrona chavala.

Esta es la Kaiser Wilhelm Gedächtnis Kirche (km 35), una iglesia destrozada por los bombardeos en la II G.M. y que dejaron así para que sirva como recuerdo de lo que no hay que hacer. Fotaca. Parece que voy andando pero no, voy al trote.

Esto es eso que hay en medio del boulevard de Tauentzienstraße.

Psicológicamente la maratón ya la tenía chupada. Desde el km 35 me sabía el trazado de memorieta, al menos a vista de pájaro. Había que seguir geradeaus por Bülowstraße y luego an der ecke tenía que abbiegen links para coger Postdamer Straße que lleva directamente al Sony Center que es el km 38 y donde me va a estar esperando otra vez die Familie. Los ritmos eran relativamente buenos aunque empecé a notar algo de pesadez, como si hubiera empezado a quemar grasas en vez de hidratos, o esas mierdas que se cuentan por ahí para dar miedo a los niños. O a lo mejor es que llevaba ya 37 km corriendo cuando empecé a subir (porque esta calle es un poco cuesta arriba) por Postdamer Straße hacia Postdamer Platz.

'Subiendo' Postdamerstraße.

Ídem que la anterior, pero mirando hacia adelante. Al fondo, la cúpula del Sony Center, con su curiosa forma de abanico, pai pai, o lo que os salga de los huevos.

Algo de pánico cuando llegué a la curva final de la susodicha calle, junto al Sony Center, puesto que le había dicho a Mariaje que se bajara un poco hacia donde vendría yo corriendo, por si había mucho público y no se podían colocar bien, pero por allí no las veía. Tan mosqueado iba que no vi que, a mi izquierda, se me quedaba sin ver el edificio del la Berliner Philarmonie, aunque por otro lado gente de público había, pero no tanta como para que no se pudieran colocar en primera fila en las vallas sin problema. Y efectivamente ahí estaban para darme los últimos ánimos, o penúltimos si les daba tiempo a irse rápidamente andando hasta la Puerta de Brandenburgo a verme pasar otra vez.

Desde aquí era pan comido, únicamente 4 km y yo me encontraba genial, en ese punto que estás tremendamente fatigado, con ganas de acabar, pero por otro lado con ganas de que no acabe nunca y poder disfrutar a tope de los últimos metros de la carrera. Atravesé Postdamer Platz, y me dio tiempo a ver el semáforo (ya he contado antes lo que era, pero yo en ese momento todos estos sitios era la primera vez que los veía en persona) y llevaba aún el azúcar suficiente en el cerebro como para no pasar por alto la primera de las dos filas de adoquines conmemorativas del Muro que aquí hay (incluso grabar un vídeo que quizá algún día veáis, cuando lo edite), que está junto a die Ampel y que se ubica donde lo hacía el vorderlandmauer, y que me daba la bienvenida de nuevo al antiguo Berlín Este. Entré en la Leipziger Platz y aquí en vez de vídeo me retraté frente a esa segunda fila de adoquines de la que ya comenté mis objeciones, y continué por Leipziger Straße, que se me hizo eterna, sin darme cuenta de que si hubiera mirado a la derecha en la esquina de Friedrichstraße hubiese visto el chiringuito turístico que hay montado donde una vez estuvo el Checkpoint Charlie.

Si haces zoom en la imagen, se aprecia la fila de adoquines en el suelo: cruza diagonalmente la calle entre el 'pie' del arco inflable y la pareja que hay delante (un rubio con camiseta azul y otro con camiseta y mallas negri-rojas ambas) ¡¡QUÉ HAGA ZOOM TU PUTA MADRE, NOSOTROS LO QUE QUEREMOS ES QUE ESTA PUTA CRÓNICA ACABE DE UNA VEZ Y PARA SIEMPRE!!

Giro de 90 grados sexagesimales a la izquierda (justo a la altura a la que se erige el edificio de Axel Springer, que seguro que vi, pero que no identifiqué como tal), y nuevo giro a la izquierda otros 90 grados sexagesimales, para coger un tramo muy corto de la Mohrenstraße, muy corto pero muy importante históricamente, pues allí, a mi mano izquierda, queda el edificio que era sede del Centro de Prensa Internacional de la RDA donde al ministro Günter Schabowski se le escapó, el 9 de noviembre de 1989, aquello de als sofort (de inmediato) cuando le preguntaron que cuándo entraba en vigor el permiso a los ciudadanos de la RDA para cruzar a Berlín Occidental sin visado y sin dar ningún tipo de explicaciones. O lo que es lo mismo, que el Muro se iba a tomar por culo de una puta vez, y con él la URSS, el Pacto de Varsovia, la Guerra Fría, el Telón de Acero y un buen puñado de regímenes comunistas.

Gendarmenmarkt. Deutscher Dom.

Gendarmenmarkt. Konzerthaus.

Französische Straße.

Mohrenstraße está justo al lado de la Gendarmenmarkt, que yo tampoco había visto nunca entonces, y por fin tras unos cuantos giros más llegué de una vez por todas a Unter den Linden, calle en la que tampoco nunca antes había estado. Al fondo estaba la Puerta de Brandenburgo, pero como había aún otros 500 metros hasta allí, tardé un rato en verla. Casi me despisto con las fotos pero conseguí pasar por el arco central, y desde aquí a la meta qué queréis que os diga. Increíble. Maravilloso. Sobrecogedor. Cojonudo.

Unter den Linden.

Bajo los tilos.

Casi cruzando la Brandenburger Tor.

Con la emoción se me olvidó darme cuenta expresamente del último cruce por la línea donde antiguamente se levantaba el Muro, pero como hice tantas fotos capté el momento. La fila de adoquines "me entra por una oreja y me sale por otra", es decir, que el tipo de verde a la izquierda se la acaba de saltar.

Ya casi.

Siiiiiii !!!!

¡¡RETO CONSEGUIDO!!







Epílogo

Llegué a meta en un tiempo neto de 3:49:46, un segundo más que en Londres (si lo hago a propósito, no sale ni de coña). Como curiosidad decir que, según la organización, la primera media me salió en 1:56:21, mientras que la segunda la hice en 1:53:26. Ningún km lo hice a más de 6 min/km, de hecho el más lento tardé únicamente 5:42 (km 40 al 41) seguido de 5:39 (km 5 al 6, que fue en el que me paré con die Familie). El km más rápido fue del 33 al 34 (sólo 4:49) seguido del 31 al 32 (4:58), ambos en compañía de la Wegner, y ambos en la 2ª media, evidentemente.

El de Berlín es uno de los mejores maratones del mundo, sin duda alguna. Además, si viajas desde España (alguno quizá no se lo crea, pero Google Analytics me informa que hay mucho sudamericano que visita este Gran Blog), está relativamente cerca y el viaje es relativamente barato (creédme si os digo que desde Madrid es más barato y rápido ir a la Puerta de Brandenburgo que al Big Ben o a la Torre Eiffel, por la enorme diferencia de precio del transporte público y la ubicación de los aeropuertos, que en Berlín es mucho más barato/cercano). Únicamente está la dificultad del sorteo de plazas, pero como objetivo a medio plazo seguro que te acaba tocando. Incluso creo que hay una modalidad de grupos: se apuntan todos conjuntamente y les toca a todos o a ninguno.

La organización es perfecta, el recorrido ultra-plano y si te estudias la ciudad pasarás por sitios interesantes. La época del año es la mejor allí para correr. Este año quizá un pelín de calor, y algún año ha llovido, pero otra época sería mucho pero casi seguro. Lo malo es entrenar en pleno julio y agosto. Berlín además es una ciudad chulísima, a mí me ha encantado y enamorado, la gente es amable y va a todos los sitios en bicicleta. Mola un huevo.

En definitiva, ¿merece la pena ir a Berlín y correr allí el maratón? RADICALMENTE: SÍ.

Os dejo ya, no sin antes deciros que aquí tenéis un álbum de facebook con alguna foto más (lo podéis ver aunque no tengáis cuenta de gesischtbuch), y que tenéis deberes buscando qué son las siguientes cosas:

  • Mauerspringer
  • Ampelmann


Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

P.D.- el vídeo que os comentaba, finalmente lo hice y está en YouTube:



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