miércoles, 15 de agosto de 2018

Crónica del Maratón de Madrid (edición 2018)

Esto es una historia real.
Los hechos relatados tuvieron lugar en Madrid en 2018.
A petición de los supervivientes, los nombres han sido cambiados.
Por respeto a los fallecidos, el resto ha sido contado exactamente como ocurrió.

Una vez me dije que de cada maratón que corriera escribiría una crónica, no por nada, sino para recordar yo mismo lo que me pasó aquel día. La fecha en la que me dispongo a iniciar estas líneas es el 13 de agosto de 2018, y el maratón de Madrid fue el 22 de abril... así que imaginad lo vago que estoy y las pocas ganas que tengo de narrar aquel día, aquella carrera. No por nada, solo por vago.


Mucho se ha escrito ya de este maratón. Yo voy a dar solo unas pinceladas (ja, ja, pinceladas = media hora de lectura, por lo menos) de mis sensaciones aquella mañana. Para empezar decir que tardé 4:02:53 netos, según el crono oficial. Digo esto al empezar porque así os podéis hacer una idea cuando diga "iba bastante cómodo y con un trote ligero/rápido", me refiero a ritmos de 5:30 ó más lento, casi seguro, así que no os llevéis a engaño... son sensaciones que tenía, nada más.

Por poneos, oh lectores, en antecedentes, comentar que este fue mi noveno maratón, incluyendo en este listado mis otras dos primeras participaciones en el de Madrid (2008 y 2010) aunque personalmente las considero vergonzosas (con todos mis respetos a aquellos que tengan marcas inferiores incluso a aquellas que hice en esos años). Tras unos cuantos maratones en el extranjero, vuelta en 2018 a correr es España e intentar sacarme la espina de Madrid, lo cual consistía en rondar las 4 horas, no detenerse a caminar, y llevar las mejores sensaciones en todo momento (spoiler: espina sacada).

Los entrenamientos de los meses previos a la cita se desarrollaron sin pena ni gloria, si bien tuve que hacer unos cambios para permutar los días que, entre semana, me tocaban las tiradas semi-largas con otras salidas cortas. También comentar que no hice ninguna tirada de más de media maratón, aunque la idea hubiera sido hacer unos 28-30 el día de Villarrobledo, pero salió una tarde tan nefasta en lo meteorológico que simplemente hice 6 km y pico por la mañana y la media maratón por la tarde. El resto de tiradas "largas", como digo, fueron únicamente de entre 16 y 21 km algunos sábados, compensadas eso sí con salidas en bicicleta de montaña los domingos. El fin de semana previo al maratón, por poner un ejemplo, participé en el II Duatlón de Albacete (6 km a pie + 23 aprox. en bici + otros 3 km a pie) dándolo todo como si no tuviese un maratón en el plazo de 8 días.

Y la pregunta es: "¿se puede entrenar un maratón así y acabarlo dignamente?"... pues, parece ser que sí (siempre y cuando 4 horas y 2 minutos se considere un tiempo digno) tanto por mi expreriencia personal, como por lo que me cuentan personas que conozco. Quizá para los 3 ó 4 primeros maratones no, pero cuando uno ya está relativamente familiarizado con el esfuerzo que tiene que hacer y las sensaciones con las que se va a encontrar, unos cuantos menos kilómetros en el entrenamiento específico previo pueden venir hasta bien.

Las otras dos veces que corrí este maratón me recogieron el dorsal cuando se daba en la Casa de Campo. Este año hubo que ir a buscarlo al Campo de las Naciones, en un pabellón espectacular digno de los mejores maratones del mundo. En la feria había lo de siempre: expositores y venta de marcas de ropa deportiva, complementos, nutrición, otros maratones, etc. Aprovechamos para comer allí en la 'pasta party', otra cosa que nunca había hecho en ninguna otra carrera. La experiencia buena, siempre y cuando sea uno de los primeros en llegar cuando abren las puertas del comedor, porque al salir la cola era tremebunda y, supongo, poco recomendable la espera.


Por la tarde-noche cena de cumpleaños de mi padre, con no-ingesta masiva de hidratos, pero bueno, no puede uno tener siempre todo al 100% organizado y un cumpleaños de un padre es obligatorio por encima del maratón, opino yo.

El domingo por la mañana el típico madrugón, pero no demasiado. Bien desayunado y con el muñeco de barro hecho, nos vamos en metro a la salida cerca de la Cibeles. Hace muy buen día y dejamos una bolsa grande con cosas dentro para después (camiseta y pantalón secos, batido recuperador, la crema solar que sobró, etc.). Tranquilidad y cero nervios.



Habíamos quedado junto al Hard Rock Café de Colón, al igual que pensaron otros 200 millones de personas, pero aún así nos vimos. Por un lado a Mariajosé le tenía que dar un dorsal sobrante del maratón, pero para correr el medio maratón, y por otro estaba el grupillo de otros miembros del club Los Keniatas de Albacete y familiares, a saber: Álvaro, Antonio (Presilargo) y sus Dos Primacos. Las acompañantes, Fátima y Mariajesús, a distribuirse por distintos puntos del recorrido para intentar vernos pasar varias veces. En mi caso concreto había quedado con Mariajesús en la puerta (km 28 aprox.) de la Casa de Campo para que me acompañase en los últimos 14 km (algo parecido a lo que hizo en París) aprovechando otro dorsal libre para que así le dieran agua y otros avituallamientos si quería, incluso entrar en meta y recibir la medalla, llegado el caso.



Tras las fotos de rigor y las despedidas en la salida, me quedé "solo" en mi cajón a la espera del pistoletazo. Una última visita a echar un chorrillo, y unos últimos tragos de la pócima de hidratos para intentar dar un último empujón de energía al cuerpo... rock del que pone los pelos de punta y... adelante !!




El trazado de este 2018 era algo distinto del de 2008 y 2010. Yo me lo tenía bastante estudiado, sabiendo que lo más duro está al final, como siempre, subiendo desde el río Manzanares hasta la meta, pero con la diferencia esencial, a mi modo de ver, de que la verdadera y definitiva subida no empieza hasta el km 38 (calle Segovia), al haberse retranqueado el recorrido de manera que la meta estaba más cerca de Atocha que nunca.


La subida por la Castellana bien, más larga que las otras veces que lo hice, llegando hasta los rascacielos de la Castellana. Luego al volver a bajar y desviarnos en la Plaza de Castilla por Bravo Murillo, me sorprendió lo empinada que era la bajada hasta Cuatro Caminos... calles que uno, nacido y criado en Madrid, ya no recuerda con los años, o por lo menos no con el detalle de saber, por ejemplo, su inclinación a la hora de patearla.





Por aquí ya iba yo con ciertas ganas de hacer aguas mayores, popó, cagar, jiñarme, mandar un fax, entrar a una reunión, etc. Y es que me había faltado añadir un Fortasec a la pócima mañanera pre-carrera.

Rogelio: 41 años corriendo el Maratón de Madrid. Ánimo !!

Cruzando la Castellana por el paso elevado de Nuevos Ministerios / Azca
(c/ Raimundo Fdez. Villaverde)
Buscando a Susan un cagadero desesperadamente.

Parroquia de San Agustín, donde se casó mi hermano Pedro.
Todo esto está muy bien pero, ¿y el cagadero?

De mi minucioso estudio del mapa oficial, recordaba que habría cagaderos portátiles en cada avituallamiento, así que esperé a llegar al del km 9 junto a Nuevos Ministerios (antigua Torre Windsor), pero, oh, sorpresa, aquí no había cabinas. Así que no me quedó más remedio que seguir corriendo hasta llegar a la Plaza de la República Argentina donde, ahí sí, había unas cabinas en las que, tras una breve espera, di rienda suelta a mis necesidades intestinales. Por suerte y casualidad llevaba un par de klinnex, aunque por mala suerte para la siguiente usuaria de la cabina, no pude tirar de la cadena, dejándole una buena sartená. Perdí unos 3 minutos que, a la postre, son los que me hicieron superar las 4 horas de carrera por poco. Spoiler: pronto me enteraría que, mientras esperaba para entrar a la cabina, me pasaron los 2 Keniatas y los 2 Primacos, que me vieron de refilón.

A partir de aquí ya no tuve que pararme, al menos a hacer mis necesidades. Me iba entreteniendo con cualquier cosilla del recorrido, puesto que por alguna de las calles hacía muchos años que no pasaba. En la zona del 11 le dije a mi amigo El Canario que me viera y luego se fuera al 16, que está casi al lado, pero ni flowers. También por esta zona estuvieron Fátima y Mariajesús, pero vieron al otro grupo de Keniatas y a mí no. Y es que había muchísima gente aún en esta zona, donde íbamos mezclados con los participantes en la media maratón.

Siglos que no pasaba por aquí. Es donde se fabrican los leuros.

Torrespaña al fondo (Pirulí para los amigos).

La separación de las dos carreras se produjo en el km 17, antes de cruzar (nosotros, ellos no) el puente sobre la Castellana de la calle Juan Bravo (del que se cuelgan en la peli Historias del Kronen en una ¿mítica escena?). Poco después adelanto a unos fulanos de Albacete, a los que luego localicé por el número del dorsal y vía facebook para mandarles la foto. En la media de Albacete volví a ver a dos de ellos, y al otro casualmente mi mujer lo conocía. Cosas que pasan.



Spoiler: entraron en meta en 4:11:13 netos.
Espectacular registro para ser su primer maratón (¡y estrenando camiseta!).
Yo iba relativamente bien. Algunos km me salían algo lentos, entorno a 6 minutos, pero en general los ritmos eran decentes para mí, entre 5:15 y 5:40. Me había tomado ya unos geles, pero ahora ya no recuerdo cuántos ni donde. Bueno sí, en Velazquez subiendo me tomé uno. Sigamos.

Del 19 hasta la Gran Vía, poco antes de la media maratón, un gustazo bajar por Bravo Murillo y San Bernardo, descansando y disfrutando. De Gran Vía había un trecho corto, que acababa en Callao justo con el arco de la media maratón, que pasé en, clavados, 2:00:00... si lo hago a propósito no me sale.

Entrando en la Gran Vía por la c/ San Bernardo.

Arco del Medio Maratón justo en la Plaza de Callao.
Estos tres tíos que van detrás de mí (los dos de la izuierda y el de amarillo)
salen en un puñao de fotos.

En la Puerta del Sol
Como el año que fue
Otra vez el champán
Y las uvas y el al-
quitrán
De alfom-
bra están.

Palabras que van juntas: "marco incomparable".

Toda esta zona es alucinante, vas sin cansarte, empujado por la gente... Preciados, Puerta del Sol, calle Mayor, hasta la Almudena y el Palacio Real. Llegando al Senado oigo "¡Alberto!", me giro y, cohoneh, era Fátima que estaba con Mariajesús y mis hermanos Andrés y Pedro y mi sobrino Ricardo... hostia puta, me tengo que volver 20 metros pero merece la pena saludarles para reforzar los ánimos.

¡¡ Fotaza !!

La subidita al principio de Ferraz creo que debe ser la rampa más inclinada de toda la carrera, pero la supero y sigo. Por aquí siempre pasa el Maratón de Madrid y NUNCA me he dado cuenta de dónde diantres está la sede del PSOE. No sé a qué altura cae y no sé qué pinta tiene, y aunque voy atento, siempre me lo pierdo.

Sigo, Paseo Rosales, bajada por el Parque del Oeste y, oh, alcanzo a Álvaro Keniata que va andando. Comenta que se ha parado a mear y que le ha dado un poco de bajona y se ha desprendido de Presilargo y sus 2 Primacos. Compartimos unos pocos metros pero tras pasar el Puente de Los Franceses me pide que siga y lo dejo atrás. Lo encuentro regulín nada más y aún está en el 26.

Spoiler: luego os dejaré un enlace a todas las fotos.
Curioso ver como hay gente que sale en un montón de fotos.
Por ejemplo el tío de amarillo de la izquierda.
Ah, por cierto, el de negro es Álvaro.

Por mi parte llevo la cabeza puesta en el 28, que es donde me encontraré a Mariajesús y seguiré acompañado hasta el final, cosa que ayuda no sabéis cuánto. Continúo por la Av. de Valladolid / Pº de la Florida por el lado izquierdo buscando la sombra, saliéndome de la fila de corredores. Paso por las Iglesias 'gemelas' de San Antonio de la Florida, el restaurante Mingo, entreteniéndome en lo que veo, y llego a lo alto de la Glorieta de San Vicente con los ojos bien abiertos. Recuerdo que en 2008 estaba aquí mi padre y me emociono porque está ya demasiado mayor para acercarse a aplaudirme.

¡¡¡ Camarero !!!
¡¡¡Pollos asaos para 14 personas y cerveca como pa una boda!!!

Bajo al puente peatonal, llamado Puente del Rey, es decir, mi puente como quien dice, y allí bajo la sombra de un arco inflable (porque ya va picando el sol) están mis hermanos, mi sobrino y mi mujer, Mariajesús, que se viene conmigo. Cojo un gel en el avituallamiento que allí hay, a la entrada de la Casa de Campo, y también un poco de páwer (Powerade) que me ofrecen en bandeja como si de un cáterin se tratase (agua, páwer, geles, agua, páwer, geles...). La organización era cojonuda, apunto aquí, a la altura, por fin, de los mejores maratones del mundo. Más detalles de los acertados cambios de esta edición 2018 los podéis leer aquí: Blog 'El Aprendiz de Maratoniano'.

Ouyeeeeaaaahhh !!!

Aquí ya 'en la mejor compañía' por "La Pulgosa Madrileña".
Como a la Casa de Campo siempre (siempre = 2008 y 2010) he llegado tocadísimo de fuerzas, únicamente en esta edición he sabido apreciar y recordar su interior. Se sube "bastante" hasta que se da la vuelta cerca del Zoo. Luego, con un serpenteante recorrido, se regresa sin sensación de bajar, llegando a una cuesta bastante jodida y sí recordada. Me refiero, ya lo sabéis, a la que hay antes de salir del parque, el llamado Paseo de la Puerta del Ángel de los Santos Cojones Treinta y Tres (km 34 en realidad).


Una vez pasado este trance (con compañía y buen humor se supera mejor), queda lo que para mí es una parte coñazísima, que es toda la zona desde el 35 al 38. El Paseo de la Ermita del Santo a este lado del río y el de la Virgen del Puerto al otro, con el único atractivo de volver a cruzar el Manzanares por segunda y última vez (la primera fue por mi puente). Más agua fresca, más gel, más páwer, y seguimos para bingo.

Al llegar a la Sala La Riviera donde antaño ví recitales de Green Day, Offspring, Joe Satriani, Skunk Anansie y algún otro que no recuerdo ahora mismo, ya era el km 38 y mentalmente tenía el recorrido totalmente visualizado, amén de que había que recorrer aún 4 km que se podían hacer todavía eternos. Y se hicieron bastante largos, pero eternos no, por suerte. Yo me encontraba relativamente bien y animado, y además diré que para la hora que era, había bastante gente por la calle animando.

Esto pudiera ser la Glorieta de Embajadores, pero no tengo ganas de investigarlo.

Esto pudiera ser el Instituto Cervantes (de Educación Secundaria y Bachillerato),
pero no tengo ganas de investigarlo. 

Esto es el Museo de Arte Reina Sofía.
Afortunadamente Letizia no se me cruzó en medio a joderme la foto.

Por fin llegamos a Atocha tras un estrechamiento bastante tocho. La zona frente al Bar Diamante está a rebosar y allí están mis hermanos Andrés y Pedro otra vez, y mi sobrino Ricardo también, pero ahí ya no me paro, porque queda menos de un km, calculo, y voy enfilado. Sé que se me escapan las sub-4 horas, pero qué le vamos a hacer, tal y como está apretando el calor, con el entrenamiento a mi manera que he hecho, con la parada a cagar, etcétera, me doy con un canto en los dientes. Enfilamos la recta del Jardín Botánico y ya está, se terminó el maratón !!




Después de cruzar la meta, abrazos, besos, fotos, más abrazos, más besos y más fotos. Cansado, pero no demasiado, así que saboreando el momento. Recogemos la mochila en el guardarropa y para casa.

¡¡Enhorabuena a todos!!




Epílogo: el otro grupo con Presilargo + Primacos llegó un par de minutos delante de nosotros, concretamente con 4:00:41 netos. Si yo no me hubiera parado a cagar... ¿me hubieran llegado a alcanzar? Y de ser así, ¿les hubiera seguido a su ritmo o me hubiera descolgado? NI PUTA IDEA. Álvaro, el otro Keniata, al que adelanté (confesó, ya antes de empezar, que había entrenado como la mitad o menos que yo, que ya es decir) acabó en 4:29:23 netos. Sufrió y le cayó una minutada, sí, pero no escandalosa bajo mi punto de vista (bastante mejor que mis 2008 y 2010), así que enhorabuena para él.

Os dejo por aquí todas las fotos (album público de Facebook que se puede ver incluso sin tener cuenta de Facebook ni loguearse).

No mucho más que añadir, creo. Tampoco tengo muchas ganas de escribir, sinceramente. Lo único comentar que ya, a mediados de agosto, he empezado con la preparación (¡a mi manera, claro!) para el siguiente reto-maratón, que será si todo va bien el próximo 4 de noviembre en Oporto... ya os contaré, pero, mientras tanto, ¡deseadme suerte!


Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.
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