jueves, 26 de abril de 2012

Bargain Valley

Desde luego, vaya una puta mierda de mundo en el que vivimos. Bashar al Assad y Gadaffi eran antaño nuestros amiguitos y los invitábamos a las bodas de la familia real. Kate Moss, como fue pillada esnifando cocaína, iba a ser boicoteada por el mundo de la moda, y ahí está en todas las paradas del autobús. Y así sucesivamente. Dentro de poco nos dirán que el tabaco es bueno para la salud y que hacer ejercicio es muy pernicioso: y nos lo creeremos.

A quien me diga qué grupo cantó esta canción originalmente le regalo una piruleta.

Este año la carrera de Valdeganga me ha parecido mucho más bonita que otros años. He tardado un pelín más que el año pasado, pero lo cierto es que ha sido sobre todo por los dos primeros kilómetros que los he hecho con mi amigo Tomás, quien finalmente terminó lesionado, y porque no apreté en absoluto y me dediqué más a contemplar el paisaje.

Fenomenal el ambiente que se respiraba en Valdeganga con casi 1000 presentes, a pesar de que la asistencia a esta carrera implicaba necesariamente perderse una buena parte del clásico futbolero entre el Madrid y el Barça. Tanto fue así, que en la estrecha calle de salida se formó un buen tapón tras el pistoletazo.

A pesar de eso, como la carrera es 'corta', la gente sale más bien tirando a rápido, así que en seguida cogimos buena velocidad de crucero. En menos de 500 m Tomás ya sabía que se tenía que retirar, pero seguimos juntos hasta más allá del km 2. A partir de ahí él vivió su particular calvario, aunque llegó a meta. Yo cogí un ritmillo más vivo y suelto, hasta tal punto de que cuando se acabó el tramo paralelo a la vega del Júcar, llegados a los puentes en los que empieza la temida cuesta, pues no me costó nada ascender a unos 6 min/km adelantando a muchísima gente.

Como si la cosa no fuese conmigo.
Una vez que llegué arriba, y a pesar de que me confundí creyendo que la penúltima curva a la izquierda era la última, un último esfuerzo para tratar de arañar los segundos que iba a perder entrando a meta con las crías, que me acompañaron una vez más al cruzar la línea de llegada.

Por parte del Dosquince fuimos 13 en total, de 16 inscritos. A algunos les pudo más el fútbol o vete a saber qué. Destaco a mi mujer, María Jesús, que pasó el km 5 en sólo 25:27 (perfil netamente descendente, pero ahí está eso), y aunque luego se atascó un poco en la cuesta, llegó muy dignamente.

Una muesca más en el revólver, una carrera más a la espalda. Durante la charla y el aperitivo post-carrera, Javier Martínez del Quijote me invitó a una cerveza que me supo a gloria bendita.

No quiero dejar escapar la oportunidad de felicitar a JuanRa, amigo y compañero del Dosquince, que este pasado domingo acudió a Madrid en solitario a disputar el temido Maratón, cubriendo la distancia en poco menos de 4 horas: ¡¡Enhorabuena!!

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

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