Criticar sabemos todos, sobre todo gratuitamente. Yo también sé. Por ejemplo, el otro día la carrera de Almansa, la peor en la que he estado en mi vida. Para empezar llegamos y ni una indicación de por dónde teníamos que aparcar. Había un empanao de protección civil o algo así (no sé, un tío con un chaleco naranja con cara de no haberse visto en otra, el pobre) que nos ignoró completamente. Así que vueltas y más vueltas hasta que, de chiripa, aparacamos, el JuanRa y yo, yo y el JuanRa, tanto monta, frente a un bar de mala muerte. Tras saludar al colega ese todo trajeado que salía en todas las imitaciones del Diario de Patricia pero en versión Castilla-La Mancha TV (el Diario de Patricia es cutre, pues imaginarse el versión CLMTV, pa cagarse), vamos a por los dorsales. Allí nos meten en unos sótanos con las paredes sin enlucir (¡¡sin enlucir, qué fallazo de la organización!!) donde olía peor que en Mordor (nunca he estado en Mordor, ni yo ni nadie, pero seguro que huele mejor que en el sótano ese), con unas colas que ni en Alpera, oye, menos mal que nos colamos a un sinfín de pringaos que se creían que estaban en Inglaterra, también llamado el país de las colas, donde como todo el mundo sabe la gente hace cola hasta para cascársela. Total que, como buenos ejpañoles, nos colamos y recogemos el dorsal sin problemas. Si tenemos que esperar no llegamos a la salida. Fatal la organización en este punto. ¿He dicho ya lo del olor? Olía fatal, ya podrían haber puesto unos inciensos ardiendo o algo, digo yo, vamos. Total que recogemos la bolsa del corredor: otros años daban una mochila, pero este año nos han tangao con una mierdabolsa que te cagas. Y encima la camiseta de manga corta y ¡¡blanca!! cuando todo el que tenga dos dedos de frente sabe que para el verano el color ideal es el negro, para sudar más y perder más peso y cagarte en la madre que te parió. El caso es que volvemos al coche y aún estaba el capullo trajeado que buscaba novia (con 80 años) en las televisiones de media España. Allá que vamos y vemos a varios dosquinceños around the world y nos ponemos a esperar a que se dignen a dar la salida. Pues resulta que, aunque ya estaba yo bastante mosqueado con los organizadores, no salí de mi asombro cuando van y dan el pistoletazo con puntualidad. Coño, seamos serios, en este país hay que retrasarse por lo menos un cuarto de hora para que todo el mundo se sitúe. Nosotros como siempre al final del pelotón, pero por lo menos llegamos, que seguro que muchos por llegar, ya ves tú, unos minutillos tarde, fueron descalificados. Inconcebible-ble. Nos ponemos a correr y, garrafal fallo organizativo, empieza a llover. En ese momento debería haberse parado la carrera para que nos pusiéramos las suelas de lluvia, pero no les salió de los cojones, así que hubo infinidad de caídas que fueron atendidas por los servicios médicos (me lo acabo de inventar, pero es para dramatizar aún más la desastrosa imagen que quiero dar de la organización). Sin ir más lejos, yo mismo pegué un tropezón con la alfombrilla de salida, que casi me pego un hostión que te cagas. Por suerte dejó de llover y hasta hizo calor. Pero que mogollón de gente había: organizadores, estoy hay que cortarlo, la próxima edición que se limiten las plazas a cincuenta como mucho. A trancas y barrancas, como somos unos machotes, fuimos el JuanRa, el PePe y yo, sorteando las muchas tías buenas que la organización en carrera con el claro objetivo de frenarnos e intentar distraernos y que nos cayésemos de bruces, de brucespríngstin. La distancia hasta el primer avituallamiento se hizo eterna. Pero eso no es lo peor, porque cuando llegamos, mierda de botellines de agua, medio calentorros y superdiminutos, sólo 33 cl. de casi-pis. Como todo el mundo sabe el agua debe venir en botellines de medio litro o más. Dalitro si es posible. Así podemos darle un chupito minúsculo y tirar la botella con el 95% de su contenido intacto, que es lo que nos gusta. Con estas no había manera, por poco que bebieras, tirabas como poco el 90%, lo cual es demasiado. Estuve tentado de coger dos botellines, beber de uno, y luego rellenarlo parcialmente con el otro para tirar ambos al 95% de su capacidad, pero se nos puso delante una de esas tías buenas y me despisté y no pude. Callejeando callejeando llegamos a la cuesta esa de Cánovas, Benavides, o como diantres se llame, y resulta que, ¡¡oh, mierda!! nos la han dejado en la mitad. Con lo reconfortante que era pegarse ese cuestarrón del demonio con el sol abrasándote el melón y deslumbrándote, llegando al final dando bocaos al aire como un besugo fuera del agua. El único lujo de la carrera, que una dosquinceña repartiese botellines en el avituallamiento de esa zona ¡¡Gracias María!! y por fin, después de infinitos zig-zag, llegamos a meta donde nos han vuelto a quitar uno de los mayores alicientes del anterior circuito, la calle esa de ida y vuelta donde ibas saludando a toda la peña, y de paso cagándote en su puta calavera. Empezamos la segunda vuelta (o tercera o cuarta, yo ya estaba hasta la polla de dar vueltas por Almansa como una peonza) y joder, menudo tormentusco que empieza a caer. Unos goterones gordacos del tó y fríos para más inri. Por lo menos eso hizo que el público se retirara a sus aposentos durante un ratillo, no mucho, porque en cuanto escampó volvieron a brotar como setas, los hijos de puta, que se tiraron toda la puta carrera animando y dando aplausos, que como sabéis nos incomodan bastante a todos los corredores. Organizadores, tomad nota: el próximo año "toque de queda" previo a la salida. El que la quiera ver que lo haga en plan la vieja'l visillo, por eurovisión o que se la imagine. O mejor, que se la casque mientras tanto con el Diario de Patricia. El caso es que seguímos pateándonos el poblachón como tres gilipollas, el JuanRa, el PePe y yo, bueno, y otros 3000 gilipollas por lo menos, total para llegar al mismo sitio. El tiempo que hicimos es lo de menos, lo importante es destacar que la organización no estuvo a la altura de las circunstancias y fue un desastre. Encima empezó a hacer fresquete y para colmo volvieron a dar al botón de la lluvia para que nos tuviésemos que tomar la cerveza (¡¡en vasos de plástico, por Diossss!!) debajo de un árbol. Total, una mierda de carrera, mal medida por cierto, puesto que mi GPS marca 21098 metros y la media maratón son 21097,5. El año que viene que me esperen sentados, que me parece que va a ir su puta madre. QUE LES DEN POR CULO, Y A LOS QUE ESTÁIS LEYENDO ESTO TAMBIÉN, GILIPOLLAS.
Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.
Salu2.
(¿Véis lo fácil que es poner a parir a una carrera, aunque esta sea casi perfecta? Un abrazo para los organizadores de Almansa y otro para los de Albacete)
miércoles, 23 de mayo de 2012
jueves, 17 de mayo de 2012
Sufrimiento en Albacete
Desde luego, no se pueden derrochar todos los esfuerzos de unos meses con la idea de hacer una excelente marca personal en una carrera, porque si te sale un día como el pasado domingo 13 de mayo, la has cagado.
Por eso este año no he hecho grandes aspavientos acerca de mis objetivos para la media de Albacete, aunque eran más ambiciosos que los del año pasado: bajar de 1:40. Y creo que estoy en forma para ello, pero el calor me pudo como a todo el mundo. De hecho, al paso por la Av. de la Estación en la 2ª vuelta me crucé con 5 conocidos que venían detrás de mí y pensé (como iba hecho polvo) que me iban a dar alcance todos. Pues no, sólo me alcanzó uno de ellos y tardó 3 km en hacerlo.
Pero voy a la descripción de la carrera propiamente dicha. Os la pela pero, ¿entonces qué hacéis leyéndola? La idea era intentar salir desde la mejor posición posible para no perder mucho tiempo en el embotellamiento inicial. Así hicimos Luis y yo, perdiendo a Lázaro por el camino de la colocación, amigo que pretendía más o menos lo mismo que nosotros. Salimos y dimos la primera vuelta al parque bastante rapidito, pasando por el km 2 en 9:11, mediada la Calle Ancha. Ahí Luis decidió ser conservador y se quedó poco a poco atrás, y en el Puente de Madera ya no me volví más a buscarlo. Yo pensé que mientras me viese cómodo tenía que aprovechar, ahora que la mañana aún no era sofocante. Primero ir todo lo rápido que sea posible, dentro de un orden, y luego ya veríamos.
Tras pasar por la Av. de la Estación y comprobar quién iba por delante y por detrás, me junto en la calle Zamora con el amigo Vícen, a quien hace pocos meses no era capaz de alcanzar ni de cachondeo, pero que hoy por hoy estamos más o menos parejos en cuanto a nivel. Hicimos buena pareja compartiendo agua, alguna impresión y ánimos en los tramos más áridos. Francamente, la vuelta que hay que dar por detrás de los bomberos y todo el camino de vuelta por el Paseo de la Cuba hasta llegar otra vez al Paseo de la Libertad me parecen francamente interminables, pero acompañado se lleva mucho mejor.
Mantuvimos el tipo más o menos decentemente, pero el calor apretaba lo suyo y, a mí por lo menos, me dio la impresión de llevar un ritmo muy lento, con las piernas muy pesadas. Ya sabía yo que no iba a ser la carrera de mi vida, así que me despreocupé un poco del GPS. Los tiempos de paso por cada km rondaban los 4:45, pero a partir del 10 empezaron a rondar el 5:00. De todos modos, tampoco oía el pitido al llevar la música bastante alta.
Paso por meta y enfilamos la Calle Ancha. Parece que la glucosa que me tomé aprovechando el agua que daban en la Feria compensaba ligeramente el cansancio y el calor. Al llegar a la rampa del Puente de Madera Vícen se me va hacia adelante, pero al llegar arriba se queda relajando los brazos y en la cuesta abajo le alcanzo y le dejo atrás sin decir ni adiós (ya habíamos convenido varias veces en que si nos veíamos bien o mal cualquiera de los dos se acababa la compañía y tan amigos).
En la Av. de la Estación no veo prácticamente a ningún conocido delante, pero cuando doy la vuelta vienen detrás, pisándome los talones, Luis, Vícen, Lázaro, Laureano, Pedro (de Tobarra) y alguno más, que pienso que sí o sí me van a coger. Eso me intranquiliza bastante aunque los km los voy marcando cerca de 5 min/km, lo cual no deja de consolarme y no me parece un mal ritmo para las condiciones que nos han tocado en liza y los caretos que veo por doquier. Justo antes de llegar al avituallamiento de los bomberos me da caza Luis, pero lleva un ritmo bastante superior al mío y no me puede esperar, así que después de haber sufrido ese último tramo sólo, me va a tocar también ir sólo el Paseo de la Cuba. Y además me van a adelantar unos pocos conocidos. Shhhhit!
Más agua, mucha más agua por la cabeza, donde ya me he tirado unos 2 litros en total (al terminar tenía las mallas y los calcetines empapados), me meto en la cortina de agua para refrescarme pero 10 segundos después ya voy harto del calor otra vez. Empiezo a pensar que tengo ganas de pararme, pero hace años que dejé esa malsana costumbre y sigo trotando. Renqueante pero trotando. Hoy no veo caras sonrientes entre los corredores, todos vamos pasando nuestro particular infierno. Algún esforzado espectador se afana por darnos ánimos, pero hoy no estamos para agradecer esos aplausos, aunque interiormente, por lo menos yo, sí les estoy gritando ¡gracias!.
Tuerzo en la rotonda de la piscina y enfilo el Paseo de la Cuba. A mi izquierda marchan en dirección contraria las personas a las que aventajo un km y medio, más o menos. Pienso en Maria Jesús, que debe andar por ahí o un poquito más atras. Debe ir pasándolo mal, ella que apenas bebe durante las carreras porque le da flato. El sol cae como una losa, después de casi 17 km, y esta calle es larguísima. Cuando ya llevo una eternidad recorriéndola, me parece ver una camiseta a cuadros al otro lado del Parque Lineal, portada por una mujer con coletas: ¡¡Maaaariiiii!! Me oye y me bracea, y yo braceo también. No parece ir del todo mal, pero así en la distancia es dificil decir.
Me entretengo en lo que puedo. Esta calle es el último escollo, puesto que psicológicamente cuando llego al Altozano para mí está todo hecho. Manolo García (el cantante no, el atleta) está en la acera esperando, supongo, a que pase su novia para acompañarla en los últimos km. Adelanto a Óscar Correbirras, pero muy despacio, porque no ha petado, simplemente yo voy un pelín más rápido. Por fin, tras lo que parece una travesía por el desierto, llego al Paseo de la Libertad. He tenido ganas de pararme, pero las he superado. Un km me ha salido a 5:14 y otro a 5:19, pero me da igual, porque no me he parado.
En esta calle abulevarada hay una ambulancia con un corredor siendo atendido en su interior. Mal rollo. Y además he visto ya a varios andando. Muy mal rollo. Altozano, cuestecita hacia arriba y abajo hacia la Feria. Kilómetro 18 justo en la puerta de la Catedral. ¿Daba el sol en esta calle? Pienso que otros años no, pero este, con tal de joder y ampliar la sensación de bochorno y calor extremo, sí. Molino. Adoquinado. Tómbola de Cáritas. Agua y último giro para enfilar Hermanos Giménez. El km 19 está junto al Sandokán (hace varios años que hay una carnicería ahí, pero esta siempre ha sido, y siempre será, la esquina del Sandokán).
Voy a pasar por la puerta de mi casa, pero me la suda si alguno de mis vecinos estará allí para darme unos aplausos. Lo que no me la suda es que estoy en mi barrio, zona conocida, lo cual es psicológicamente beneficioso. Continúo con más pena que gloria, la sensación es que me voy arrastrando como un gusano, aunque aún adelanto a algunos (y soy adelantado, claro, por ejemplo por unos que van disfrazados de gato, con diadema de orejas y cola y todo). Llego al Parque, gracias al cielo, por fin. Repentinamente me encuentro con fuerzas y acelero hasta el final. Adelanto a los gatos y a alguno más, a mi izquierda está Willy aplaudiendo y le choco la mano, a la derecha Luisa a quien saludo. En el último tramo hay muchísima gente, pero yo sólo veo un pequeño círculo nítido al frente, lo demás es todo un borrón.
Llego a la Fuente y me tiro desenfrenado cuesta abajo hacia la alfombra. Mentalmente calculaba que podría estar por 1:42 o 1:43 en meta, pero veo en el cronómetro oficial que van ya 1:44 y mucho. Levanto las manos para salir guapo en la foto y me siento supercontento por haber luchado contra mi mismo y contra el calor. La marca final neta: 1:44:23, por lo menos son 5 segundos mejor que el año pasado, lo cual me parece un tiempazo para las condiciones que han habido.
Maria Jesús ha acabado la segunda media maratón de su temporada, muy dignamente y sin pararse a andar en ningún momento, aunque con bajonazo como todo el mundo, en 2:03 (tiempazo que muchos quisieran). ¡¡Enhorabuena!!
Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.
Salu2.
Por eso este año no he hecho grandes aspavientos acerca de mis objetivos para la media de Albacete, aunque eran más ambiciosos que los del año pasado: bajar de 1:40. Y creo que estoy en forma para ello, pero el calor me pudo como a todo el mundo. De hecho, al paso por la Av. de la Estación en la 2ª vuelta me crucé con 5 conocidos que venían detrás de mí y pensé (como iba hecho polvo) que me iban a dar alcance todos. Pues no, sólo me alcanzó uno de ellos y tardó 3 km en hacerlo.
Pero voy a la descripción de la carrera propiamente dicha. Os la pela pero, ¿entonces qué hacéis leyéndola? La idea era intentar salir desde la mejor posición posible para no perder mucho tiempo en el embotellamiento inicial. Así hicimos Luis y yo, perdiendo a Lázaro por el camino de la colocación, amigo que pretendía más o menos lo mismo que nosotros. Salimos y dimos la primera vuelta al parque bastante rapidito, pasando por el km 2 en 9:11, mediada la Calle Ancha. Ahí Luis decidió ser conservador y se quedó poco a poco atrás, y en el Puente de Madera ya no me volví más a buscarlo. Yo pensé que mientras me viese cómodo tenía que aprovechar, ahora que la mañana aún no era sofocante. Primero ir todo lo rápido que sea posible, dentro de un orden, y luego ya veríamos.
Tras pasar por la Av. de la Estación y comprobar quién iba por delante y por detrás, me junto en la calle Zamora con el amigo Vícen, a quien hace pocos meses no era capaz de alcanzar ni de cachondeo, pero que hoy por hoy estamos más o menos parejos en cuanto a nivel. Hicimos buena pareja compartiendo agua, alguna impresión y ánimos en los tramos más áridos. Francamente, la vuelta que hay que dar por detrás de los bomberos y todo el camino de vuelta por el Paseo de la Cuba hasta llegar otra vez al Paseo de la Libertad me parecen francamente interminables, pero acompañado se lleva mucho mejor.
Mantuvimos el tipo más o menos decentemente, pero el calor apretaba lo suyo y, a mí por lo menos, me dio la impresión de llevar un ritmo muy lento, con las piernas muy pesadas. Ya sabía yo que no iba a ser la carrera de mi vida, así que me despreocupé un poco del GPS. Los tiempos de paso por cada km rondaban los 4:45, pero a partir del 10 empezaron a rondar el 5:00. De todos modos, tampoco oía el pitido al llevar la música bastante alta.
Paso por meta y enfilamos la Calle Ancha. Parece que la glucosa que me tomé aprovechando el agua que daban en la Feria compensaba ligeramente el cansancio y el calor. Al llegar a la rampa del Puente de Madera Vícen se me va hacia adelante, pero al llegar arriba se queda relajando los brazos y en la cuesta abajo le alcanzo y le dejo atrás sin decir ni adiós (ya habíamos convenido varias veces en que si nos veíamos bien o mal cualquiera de los dos se acababa la compañía y tan amigos).
En la Av. de la Estación no veo prácticamente a ningún conocido delante, pero cuando doy la vuelta vienen detrás, pisándome los talones, Luis, Vícen, Lázaro, Laureano, Pedro (de Tobarra) y alguno más, que pienso que sí o sí me van a coger. Eso me intranquiliza bastante aunque los km los voy marcando cerca de 5 min/km, lo cual no deja de consolarme y no me parece un mal ritmo para las condiciones que nos han tocado en liza y los caretos que veo por doquier. Justo antes de llegar al avituallamiento de los bomberos me da caza Luis, pero lleva un ritmo bastante superior al mío y no me puede esperar, así que después de haber sufrido ese último tramo sólo, me va a tocar también ir sólo el Paseo de la Cuba. Y además me van a adelantar unos pocos conocidos. Shhhhit!
Una foto intercalada para que el tocho no lo parezca tanto. Kilómetro 1,400 namás. |
Más agua, mucha más agua por la cabeza, donde ya me he tirado unos 2 litros en total (al terminar tenía las mallas y los calcetines empapados), me meto en la cortina de agua para refrescarme pero 10 segundos después ya voy harto del calor otra vez. Empiezo a pensar que tengo ganas de pararme, pero hace años que dejé esa malsana costumbre y sigo trotando. Renqueante pero trotando. Hoy no veo caras sonrientes entre los corredores, todos vamos pasando nuestro particular infierno. Algún esforzado espectador se afana por darnos ánimos, pero hoy no estamos para agradecer esos aplausos, aunque interiormente, por lo menos yo, sí les estoy gritando ¡gracias!.
Tuerzo en la rotonda de la piscina y enfilo el Paseo de la Cuba. A mi izquierda marchan en dirección contraria las personas a las que aventajo un km y medio, más o menos. Pienso en Maria Jesús, que debe andar por ahí o un poquito más atras. Debe ir pasándolo mal, ella que apenas bebe durante las carreras porque le da flato. El sol cae como una losa, después de casi 17 km, y esta calle es larguísima. Cuando ya llevo una eternidad recorriéndola, me parece ver una camiseta a cuadros al otro lado del Parque Lineal, portada por una mujer con coletas: ¡¡Maaaariiiii!! Me oye y me bracea, y yo braceo también. No parece ir del todo mal, pero así en la distancia es dificil decir.
Me entretengo en lo que puedo. Esta calle es el último escollo, puesto que psicológicamente cuando llego al Altozano para mí está todo hecho. Manolo García (el cantante no, el atleta) está en la acera esperando, supongo, a que pase su novia para acompañarla en los últimos km. Adelanto a Óscar Correbirras, pero muy despacio, porque no ha petado, simplemente yo voy un pelín más rápido. Por fin, tras lo que parece una travesía por el desierto, llego al Paseo de la Libertad. He tenido ganas de pararme, pero las he superado. Un km me ha salido a 5:14 y otro a 5:19, pero me da igual, porque no me he parado.
En esta calle abulevarada hay una ambulancia con un corredor siendo atendido en su interior. Mal rollo. Y además he visto ya a varios andando. Muy mal rollo. Altozano, cuestecita hacia arriba y abajo hacia la Feria. Kilómetro 18 justo en la puerta de la Catedral. ¿Daba el sol en esta calle? Pienso que otros años no, pero este, con tal de joder y ampliar la sensación de bochorno y calor extremo, sí. Molino. Adoquinado. Tómbola de Cáritas. Agua y último giro para enfilar Hermanos Giménez. El km 19 está junto al Sandokán (hace varios años que hay una carnicería ahí, pero esta siempre ha sido, y siempre será, la esquina del Sandokán).
Voy a pasar por la puerta de mi casa, pero me la suda si alguno de mis vecinos estará allí para darme unos aplausos. Lo que no me la suda es que estoy en mi barrio, zona conocida, lo cual es psicológicamente beneficioso. Continúo con más pena que gloria, la sensación es que me voy arrastrando como un gusano, aunque aún adelanto a algunos (y soy adelantado, claro, por ejemplo por unos que van disfrazados de gato, con diadema de orejas y cola y todo). Llego al Parque, gracias al cielo, por fin. Repentinamente me encuentro con fuerzas y acelero hasta el final. Adelanto a los gatos y a alguno más, a mi izquierda está Willy aplaudiendo y le choco la mano, a la derecha Luisa a quien saludo. En el último tramo hay muchísima gente, pero yo sólo veo un pequeño círculo nítido al frente, lo demás es todo un borrón.
Llego a la Fuente y me tiro desenfrenado cuesta abajo hacia la alfombra. Mentalmente calculaba que podría estar por 1:42 o 1:43 en meta, pero veo en el cronómetro oficial que van ya 1:44 y mucho. Levanto las manos para salir guapo en la foto y me siento supercontento por haber luchado contra mi mismo y contra el calor. La marca final neta: 1:44:23, por lo menos son 5 segundos mejor que el año pasado, lo cual me parece un tiempazo para las condiciones que han habido.
Maria Jesús ha acabado la segunda media maratón de su temporada, muy dignamente y sin pararse a andar en ningún momento, aunque con bajonazo como todo el mundo, en 2:03 (tiempazo que muchos quisieran). ¡¡Enhorabuena!!
Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.
Salu2.
domingo, 6 de mayo de 2012
The Era of the Alps (or Alp Era)
Hacía varios años que no iba yo a Alpera, pero este año he hecho una excepción y he vuelto por los fueros de este pueblo que se asienta a los pies del Mugrón.
Uno de esos días en los que no tiene uno muchas ganas de correr, y además con la sospecha de que podía repetirse el turbión de aquel año, aunque luego se oye el pistolón y todos salimos más lanzados
de la cuenta.
La organización fue previsora y el reparto de dorsales se hizo en un amplio garaje (amplio para meter un coche, pero para dar dorsales regular). También hizo buena previsión de cerveza, porque antaño empezaban a repartirla entre los alperinos más de una hora antes del inicio de la prueba y, claro, luego no quedaba para los sedientos atletas (sobre todo para los más sedientos y más tardíos, ¿eh, Gossi?). Pero esta vez se ve que compraron más barriles, porque creo que hubo cerveza para todos los atletas, así como para los más chuzos del pueblo, a quienes les abrieron el grifo en la modalidad barra libre por lo menos una hora y pico antes. Para que aplaudieran con más alegría, supongo.
El recorrido ya lo conocéis. Una minivuelta y dos maxivueltas. En total dicen que 10.700, pero los GPS y yo calculamos unos 10.250 reales. El callejeo es bastante desorientador, con suaves repechos tanto para arriba como para abajo, que te obligan a intentar llevar un esfuerzo constante, porque lo que es mantener el ritmo es casi imposible.
Por lo que a mi respecta, salí a un ritmo más o menos cómodo, apretando un poco más al final. El km más lento fue a 4:48, correspondiente a la cuesta interminable que hay paralela al boulevard de meta (ya sabéis a cual me refiero). Al final, 47:23 a un ritmo medio de 4:38 calculados sobre 10.220 m que midió el chisme.
Agradecer a Alpera, aparte de subsanar con nota los fallos de otras ediciones, la bolsa de obsequios, que recuerda a las de antaño, con camiseta técnica de diseño agradable, botella de vino, bandejas de champiñones, refresco, etc.
El domingo por la mañana volví a salir a entrenar, junto a Javier Mtnez. del Don Quijote, para hacerme otros 16 km a buen ritmo. Y el martes acudí a Tinajeros, pero esa crónica va a la web del Dosquince (www.dosquince.es).
Y aprovechando la ocasión, que la pintan calva, desearos suerte a todos en la inminente Media Maratón de Albacete. El año pasado le eché muchas ganas e ilusión para intentar bajar de 1:45, y lo conseguí. Este año estoy en mejor forma aún, y puedo bajar de 1:40 seguramente, aunque me va a costar un esfuerzo descomunal y que la mañana acompañe en lo meteorológico; lo que no he hecho es daros el coñazo con entrenamientos específicos... porque no los ha habido. Simplemente he tratado de acumular todos los km posibles últimamente, y entrenar siempre o casi siempre a ritmos cómodo-altos. En fin, nos vemos en la Avenida de España el día 13.
Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.
Salu2.
Aparte de lo asqueroso y repulsivo, la canción es buenísima. Promesa de Alberto, escuchádla.
Uno de esos días en los que no tiene uno muchas ganas de correr, y además con la sospecha de que podía repetirse el turbión de aquel año, aunque luego se oye el pistolón y todos salimos más lanzados
de la cuenta.
La organización fue previsora y el reparto de dorsales se hizo en un amplio garaje (amplio para meter un coche, pero para dar dorsales regular). También hizo buena previsión de cerveza, porque antaño empezaban a repartirla entre los alperinos más de una hora antes del inicio de la prueba y, claro, luego no quedaba para los sedientos atletas (sobre todo para los más sedientos y más tardíos, ¿eh, Gossi?). Pero esta vez se ve que compraron más barriles, porque creo que hubo cerveza para todos los atletas, así como para los más chuzos del pueblo, a quienes les abrieron el grifo en la modalidad barra libre por lo menos una hora y pico antes. Para que aplaudieran con más alegría, supongo.
Aquí me tenéis encarando la recta de meta al final de la primera vuelta grande. |
Por lo que a mi respecta, salí a un ritmo más o menos cómodo, apretando un poco más al final. El km más lento fue a 4:48, correspondiente a la cuesta interminable que hay paralela al boulevard de meta (ya sabéis a cual me refiero). Al final, 47:23 a un ritmo medio de 4:38 calculados sobre 10.220 m que midió el chisme.
Agradecer a Alpera, aparte de subsanar con nota los fallos de otras ediciones, la bolsa de obsequios, que recuerda a las de antaño, con camiseta técnica de diseño agradable, botella de vino, bandejas de champiñones, refresco, etc.
El domingo por la mañana volví a salir a entrenar, junto a Javier Mtnez. del Don Quijote, para hacerme otros 16 km a buen ritmo. Y el martes acudí a Tinajeros, pero esa crónica va a la web del Dosquince (www.dosquince.es).
Y aprovechando la ocasión, que la pintan calva, desearos suerte a todos en la inminente Media Maratón de Albacete. El año pasado le eché muchas ganas e ilusión para intentar bajar de 1:45, y lo conseguí. Este año estoy en mejor forma aún, y puedo bajar de 1:40 seguramente, aunque me va a costar un esfuerzo descomunal y que la mañana acompañe en lo meteorológico; lo que no he hecho es daros el coñazo con entrenamientos específicos... porque no los ha habido. Simplemente he tratado de acumular todos los km posibles últimamente, y entrenar siempre o casi siempre a ritmos cómodo-altos. En fin, nos vemos en la Avenida de España el día 13.
Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.
Salu2.
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