lunes, 26 de enero de 2015

Medio Maratón de Santa Polla 2015

Puestos a preferir, preferiría que el tercer fin de semana del año 2016 no hubiera aviso (ni amago de aviso) de nieve en la provincia de Albacete. Más que nada porque me voy nervioso a Santa Pola, por eso. En 2014 decidí sobre la marcha si iba o no, y en este 2015 lo mismo. Así que por favor...


A las 7:30 a.m., quizá demasiado temprano, recojo a JuanRa en su casa y salimos disparados por la A-31. En los alrededores de Bonete el termómetro del coche marca 8 bajo cero. Parada en Sax, donde siempre, y café (él, yo no que después me cago prematura e inoportunamente). Pequeño atasco al entrar por a Santa Pola por Elche (nada comparado con el del año pasado al cometer el error de entrar por El Altet... bueno, el error en realidad fue hacerle caso al que nos dijo que por ahí era mejor), pero el caso es que a las 9 y cuarto ya estabamos correctamente aparcados en la explanada contígua al cementerio, ya sabéis la que os digo.

Palmeras al fondo, síntoma de que no estábamos en la provincia de Albacete,
donde creo que sólo debe haber 3 unidades.

Llamadas de rigor para juntarnos con Martina y Jose Manuel, para avisar en casa que ya habíamos llegado, y para quedar con el resto de dosquinceños que fueron en el autobús y que nos recogían los dorsales. A continuación el consabido ritual de preparar toda la equipación y, en este caso, drogadicción. No suelo pertrecharme demasiado, en general, pero hoy tenía por delante el reto personal de pulverizar mi anterior marca personal en la distancia de medio maratón, fijada en Almansa 2013 en 1:42:36, tratando si es posible bajar de 1:40. Así que agua, barrita energética pal body, meada de caballo, dos geles al bolsillo (y de los caros), y medio litro de líquido acuoso con maltodextrina, un vial de energy shot y un sobre de un gramo de paracetamol efervescente. Sólo me faltó echarle un sobre de lavado vaginal y un Bacardí con cola.

Allá que nos plantamos en la plaza esa de las escaleras, junto al Polamar, donde siempre quedamos. ¡Qué frío hacía, rediéz, y nosotros allí en manga corta! Se nos hizo larga la espera, aunque menos mal que nos entretuvimos viendo ir y venir a las mozas, muchas, que se dan cita para esta carrera, y que están de muy buen ver. Una vez que llegaron los compis, las fotos de rigor:

El enfoque, disposición, etc., no puede ser peor. Lo único que tiene bueno esta foto es mi presencia (JA, JA, JA). De izquierda a derecha: JuanRa (entre las sombras asomando la gaita), Sebas (a puntito de pillar el sarampión por un surrealista exceso de ropa), Perezagua (atrás, con la visera roja; lleva un año en el club pero se ha prodigado poquísimo),  Blas (con la cinta roja, medio agazapado como si estuviera cagando o siendo enculado), Willy (el barbudo, muy ilusionado con su vuelta a los ruedos), Pedro León (asomando la cabecita de manera vergonzosa por detrás de su cuñao), Jota (también con exceso de ropa y con cara y gesto de cagarse en todo lo que se menea), Ramón (asomando la cabecica y con la camiseta antigua), Juan Lorenzo Perdigón (sonriente y en el lado soleado de la imagen, de los pocos que se salvan de la quema) y servidor de ustedes (sobran las presentaciones). Falta Luis, que se había ido a mear, y alguno más.

Llega la hora de la verdad y aquí tengo que hacer un pequeño inciso: aunque mi tradicional compañero de carreras, como sabéis bien, es JuanRa, me comentó que actualmente no se hallaba en condiciones físicas ni mentales para hacer esa marca por debajo de 1:40 (100 minutos), aunque su récord está en 1:35 y pico, que mejor me fuera yo solo y así no tenía que esperar ni andar mirando por dónde iba él, ni nada. Son muchas las carreras que hemos hecho juntos como para ser totalmente sinceros el uno con el otro, así que si me dice eso le hago caso. Me jode tener que ir sólo (aunque el concepto de soledad en Santa Pola es relativo), pero por otro lado estoy suficientemente motivado para hacerlo, y es que esta carrera es la mejor para ir sólo si alguna vez tienes que hacerlo.

Me preparé el móvil antiguo a modo de reproductor de mp3, y los auriculares, decidiendo a última hora que el álbum elegido para acompañarme sería el inconmensurable a la par que desconocido e infravalorado "Letargo" de Sôber (os he dejado un video al principio, sí, exacto, ese en el que no habéis pinchado). Y es que mientras algunos, a los que yo creo que les gusta poco la música, se conforman con escuchar lo que año tras año les dan por la radio, otros preferimos explorar las infinitas puertas que hoy en día nos ofrece internet para sumergirnos en un mundo distinto cada vez que ponemos un nuevo disco.

En cuanto a la carrera...¿nervioso? No: he hecho el entrenamiento adecuado, hace el día perfecto, y me siento genial, todo va a salir bien. Además, por un caprichoso giro del destino, debido a que hice el cambio incripción cuando los dorsales ya estaban físicamente impresos en papel, hoy corría con el nombre de mi compañero de club, ex presidente, y sin embargo amigo, Paco Carratalá... mucho cachondeo se trajeron los hijos de puta simpáticos compañeros del Dosquince, pero yo ya presentía que esto me iba a dar alas.

En un viaje a echar la última meada, mientras espero la cola con Luis, veo a los tremendos (y ex dosquinceños por un día) Two-millas y Magana que vienen calentando a un ritmo muy superior al máximo que voy a alcanzar yo en carrera. Diría que ya están hasta cansados, pero ellos saben lo que hay que hacer. Saludos, nos deseamos suerte y ¡a la salida! Antes de ubicarnos en la parte más a la cola del gigantesco pelotón que se forma, últimas coincidencias y saludos con Tino Cebrian (ex dosquinceño por un día), y con Paloma y Anabel (ex dosquinceña por un día) de Valdeganga, huérfanas de sus paisanos de club y debutantes en esta prueba.

Por fin se empieza a oir el Also sprach Zarathustra de Strauss (algunos creen que es una canción de Vangelis, no salgo de mi ass hombro), aunque este año me pareció que duró bastante poco y luego empezó otra musiquilla moderna y discotequera, aunque no me sé el título. Tras casi 5 minutos desde que se vieron los petardos y confettis, por fin pisamos la línea de salida y ponemos en marcha el geopulsocronómetro.


Si, señores y señoras, toda esta parrafada previa y aún no ha hecho más que empezar la carrera, ¿eh? Bueno, pues al lío. Nada más salir, como digo, al final del inmenso pelotón, no digo ni adiós y empiezo a correr lo más rápido que puedo y me dejan. Voy apartando mucha gente, pidiendo permiso, pidiendo paso, separando parejas con las manos, dando las gracias, volviendo a apartar, pidiendo perdón, cambiando de dirección, subiendo a la acera, bajando de la acera, así durante mucho rato. Creo que no voy perdiendo mucho tiempo y en la medida de lo posible voy bastante ligero. Lo malo es no poder ir fijándome en lo que ya sabéis, y menos aún ir comentando la jugada, pero bueno, qué vamos a hacerle.

Una de las cosas buenas de salir de los últimos es que poca gente te puede adelantar, aunque entre tanta gente siempre hay algún rezagado que acaba echándote el guante. De entre los conocidos que vi en la carrera, es decir, que adelanté, nombraré otra vez a Paloma y Anabel, Martina y Jose Manuel, Loren, Segura y Rodrigo, Ángela (que me deseó lo mejor), Maria José (uno de los nuevos fichajes del Dosquince para esta temporada, hoy aún sin la equipación oficial ni inscrita como del club), y alguno más del Tobarra, de El Salobral, algún Keniata, Emilio y cía de Villalgordo,...

Como el GPS es un aparato que siempre mide un poco más que la distancia real (y esto lo repito porque algunos aún no se han dado cuenta a estas alturas de la película, e insisten en que 'son las carreras las que están mal medidas, en exceso siempre, y que es mi GPS el que mide bien'), y consecuentemente el ritmo que que nos dice que llevamos es en realidad un poco más rápido que el verdadero, tuve en cuenta que el ritmo medio que debía leer en el reloj no debería ser el de 4:44 teórico, sino algo más rápido, digamos 4:40, para no tener la desagradable sorpresa final de alcanzar los 100 minutos cuando aún no he llegado al arco del km 21.

Pues bien, en este sentido cada vez que echaba un vistazo al GPS me iba diciendo ritmos en torno a 4:35-4:40, lo cual estaba dentro de los márgenes para el objetivo de la carrera, aunque sin tirar cohetes. Lo que sí que iba para tirar cohetes era mi moral. La sensación que tuve a lo largo de toda la carrera fue buenísima, me notaba suelto de piernas, fluido en los movimentos y en la zancada, ligero de peso (estoy en 70 kg que es prácticamente lo mínimo que he pesado en los últimos 10 años, quitando aquella vez que tuve diarrea y que echaba unas..., bueno ya os lo contaré en otra ocasión). Y es que el que diga que Santa Pola no es buena carrera para hacer marca, se equivoca de pleno. La gente te acompaña en todo momento, te lleva en volandas, te sientes arropado, hay muchas tías buenas, el circuito es muy llano y al nivel del mar, y la animación y el público es bestial.

El tramo que más duro se me hizo fue el paseo marítimo peatonal que hay después de pisar el trecho ese de playa que hay. Lo recordaba más corto, pero me pareció que ibamos a dar la vuelta ancá Dios, más lejos que otras veces. Pero no, dimos la vuelta en el mismo sitio, km 10 y pico, con esa pequeña rampa, el avituallamiento (aprovecho para endilgarme el primer gel) y la banda tocando en directo. Una vez empezamos el regreso hacia el downtown santapolero y dejó de darme el sol de frente, que ya me iba agobiando un poquillo el calor a pesar de que, en general, hacía fresco, empecé a encontrarme perfectamente y volví a dejarme llevar aún más fuerte.

Entrada a la zona más animada y concurrida, tras pasar bajo la pérgola del bar, ya sabéis cual, y si no que os follen, pasando junto al recinto amurallado del Castillo hasta llegar al parque en el que se gira a la izquierda, bajando para enfilar un par de glorietas y salir al paseo marítimo oeste. Durante este tramo, al paso por la pancarta del km 15, miro el cronómetro (que como ya he supuesto previamente, ya marca casi 15.200 metros) y hago un cálculo mental para ver si me puedo relajar durante los últimos 6 km o qué pasaría si me da un poco de pájara. Deduzco sin embargo que si no mantengo un ritmo más elevado que 4:45, más o menos, no llego en 100 minutos ni de coña. Pero por otro lado marcho estupendamente, casi todos los km me salen por debajo de 4:40, me acabo de tomar otro gel en el km 15, y nada me hace sospechar que vaya a tener ningún contratiempo.

Foto de relleno.

Durante el tramo que te vuelves a cruzar con gente, que ya andan por el km 19-20, voy fijándome a ver si veo algún conocido, y alguno ví, pero a la hora de escribir esto solamente me acuerdo de Óscar N. Two-millas a quien voceé, y que me oyó, aunque no le dió tiempo a reconocer quién era el que le había saludado. Por su parte, creo que hubo diez o doce muchachas que me lanzaron toda clase de piropos, algunos irreproducibles por lo guarros, pero como iba con la música no me enteré muy bien aunque me los imagino.

Aún quedan 4 ó 5 km que se pueden atragantar, pero hoy se le atragantarán a su puta madre a otro, porque ni siquiera en la interminable recta entre los chalets, esa en la que al fondo se ve la montaña de sal (de hecho es que hay que llegar hasta la misma valla de la salina), ni siquiera ahí flojeo. Giro a la izquierda, como en Grecia, pancarta del km 18 y nuevo giro por el paseo marítimo. Esto está chupado, quedan sólo 3 km y, no quiero mirar el reloj, pero lo consigo salvo que me peguen un tiro.

Delante aparece el globo de 1:45, rodeado de un pequeño grupo de gente que ya van queriendo dejarle atrás, por la honrilla de llegar delante, imagino. Al poco adelanto al grupo sin problema ninguno, y es que voy como un torete, apretando un poco más desde el km 19 por si las moscas y porque puedo, subiendo el ritmo de 4:40 a 4:30, más o menos. Cuando llego a la zona de cruce, en la que veo de frente a los que van por el km 16, acierto a localizar a Loren, Jota, Mamen, Pedro León, Ramón Bello y alguno más. Al finalizar esta zona se llega a una pequeña rotonda donde se gira a la derecha para acercarnos más al puerto, y luego a la izquierda. Desde aquí diviso ya, al fondo, el letrero redondo de la famosa franquicia de hamburgueserías, aunque yo lo que leo es Runner King (como detalle curioso diré que acabo de ver que este cartel con forma piruletil no aparece en Google Street View, siendo la imagen de agosto de 2012, mientras que sí estaba en la edición de 2013, que fue la primera que corrí yo, no sé si algún amable lector me podrá confirmar esta eventualidad con su experiencia personal).

Empiezo a alcanzar el paroxismo atlético y a preorgasmear. Un niño saca la manita para que los corredores se la choquemos y voy tan eufórico que le atizo una hostia que casi le arranco el brazo, al pobre. Si él o su madre están leyendo esto, que me perdonen y que me entiendan.

Pequeño último giro y sigo adelantando a gente, porque en esta sección del pelotón muchos están pidiendo la hora y pocos aguantan un ritmo vivo. Muy al fondo se ve el arco de meta y ya se oye al Villa. Miro el reloj y llevo 1:38, ritmo 4:35, así que ya lo tengo, ya está, voy a acabar un medio maratón con un promedio de ritmo que hace sólo unos meses me costaba un cojón de pato mantener, y aunque no es que vaya silbando precisamente, si es verdad que podría haber dado algo más... pero mejor ser prudente y establecerse metas realistas y poco a poco.

1:39:18 tiempo neto, chavales.

Por lo demás, bien. Esperé únicamente que llegara a la zona de avituallamiento JuanRa, y mientras lo hacía me dió tiempo a estirar bastante y saludar a Citizen Erased, Javier Lucas y a Emilio el villalgordiense. El camino al coche no fue el caos del año pasado con la lluvia, y pudimos ir comentando las mejores jugadas y no cagándonos en la madre que parió a la climatología. En el camino de vuelta paramos a comer en Almansa como ya va a ser tradición, y se acaba el fin de semana con otra muesca en el revólver.

Buen sabor de boca en cuanto a la carrera, y es que no hay mejor modo de comenzar con fuerza la entrada en el modo maratón, pues como sabréis ya tengo fijada fecha para el próximo 12 de abril en Paris (ya os iré contando... o no).

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

1 comentario:

  1. Pero vamos a ver, ¿viste a la Pedroche o no? Porque yo me he tragado este tocho pensando que la habías visto y que ibas a llenar la crónica de fotos suyas en pelotas...

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