El mundo se puede dividir en dos tipos de personas: las que adoramos a los Stone Temple Pilots y las que no saben quiénes son. Para todos ellos, este vídeo. No son exactamente ellos, pero si cierras los ojos y sólo escuchas, claro que lo son.
Esta es la última entrada previa al maratón. En ella quiero, aparte del típico y tedioso resumen semanal, dar las gracias a todos los que habéis contribuído, aunque sea con un granito de arena, a que mi preparación sea posible. Y eso tiene que ser así porque, pase lo que pase el domingo, esto os lo debo a vosotros.
La primera persona a la que quiero agradecer su paciencia y buen hacer es, claro está, a mi mujer. Ha aguantado que me tuviera que ir un sinfín de veces, aguantando marrones de todo tipo mientras yo me machacaba por ahí, siempre comprensiva y con ni una sóla mala cara: GRACIAS.
Después ya vienen los demás: a mis hijas y a todos mis familiares que se han quedado en algún momento con ellas para que yo corriera o descansara; a mi hermano Andrés, que ha preparado telefónicamente y en la distacia (Valdemoro-Albacete) el Maratón conmigo; a mis compañeros del Dosquince que han entrenado conmigo y que correrán también el Maratón de Valencia, Luis y JuarRa; al resto de dosquinceños también, a todos, en especial al Presi por embarcarnos a los demás, retirándose él; al recientemente encumbrado finisher maratoniano (¡y con qué tiempazo!), Manuel Gª. Piqueras, que también realizó entrenamientos conmigo; a todos los Quijotes que han compartido kilómetros, sensaciones y tácticas para Valencia con nosotros, en especial Mamen y Javi Martínez; a Lázaro Muñoz, asíduo seguidor de estas líneas que también va a Valencia a debutar en la distancia, con quien he intercambiado una vasta correspondencia por correo electrónico y cambiando todo tipo de impresiones en torno al Maratón; a todos los lectores y seguidores de este Gran Blog, en especial a los que más han colaborado con sus comentarios, como Cosme; a Tomy, con quien salí a entrenar muchas veces este verano, haciéndome casi de entrenador personal, con sabios consejos y nuevas rutas asequibles al tipo de terrenos que más me gustan; ...seguro que me dejo unos cuantos sin mencionar: gracias también y perdonad por no plasmar vuestros nombres.
En cuanto al resumen semanal, he estado bastante desanimado en cuanto a las sensaciones en los entrenamientos. Empiezo a estar cansado, aunque me han dicho que es lo normal cuando has seguido la preparación casi a rajatabla durante tanto tiempo. Implica que has hecho los kilómetros necesarios y bien hechos.
El lunes no fue de los días malos. Después de los 22 km del domingo en los que no me sentí demasiado bien (pero había que hacerlos), hice un sueltapiernas de sólo 6 km. Aquí el trayecto y, pinchando, más detalles:
El martes descansé y el miércoles 12 km otra vez, como los últimos nosecuántos miércoles. Con la diferencia de que éste iba a ser el día más largo y los siguientes más cortos. En vez del famoso 12-13-13, esta semana tocó 12-10-10.
Como digo, el jueves eran 10 km los que tocaban. Hacía frío y me costaron un cojón de pato montón.
El viernes descansé. Me acosté temprano y me levanté a las 7:00 porque había quedado con otros dos masocas de los gordos (Luis y JuanRa, quiénes iban a ser) para hacer 10 km tranquilos. Tenía que quedar tiempo suficiente para luego, que íbamos a almorzarnos el jamón que nos regalaron en Socuéllamos. Aquel 31 de octubre sólo 11 acudimos a sudar la gota gorda a ese pueblo, y otros 3 fueron a Rubielos. Al almuerzo acudieron bastantes más, como podéis suponer. Bueno, al grano, los 10 km del sábado:
El domingo (mañana) me tocan 15 km. Pero me parece mucho a estas alturas, así que no los haré; descansaré. Lunes, martes y miércoles voy a hacer la carbo-descarga, que completaré con un trote de 6-7 km el mismo miércoles. Después, jueves, viernes y sábado, carbo-carga y descanso para el Gran Día.
Si me queréis desear suerte, hacedlo abajo, agregando un comentario. Me llegan al e-mail y los agradeceré.
Por mi parte, os deseo suerte a todos los que vayáis a ir. Lo siguiente que escriba será ya del día 28 en adelante.
Esperando que llegue el día lo antes posible, prosiguen las semanas con poca novedad. Lo cual no es malo.
Después del palizón de Alcaraz, decidí saltarme el sueltapiernas del lunes, sí hacer el descanso del martes (encadenando dos días de descanso seguidos, por tanto) para después retomar la semana un poco a mi manera, ya que jueves, viernes y sábado iba a estar de viaje (una de tantas bodas que se celebraron el 11-11-11). Así que el miércoles hice 12 km, que eran lo que tocaba, y me salieron bastante bien: ritmo medio 5:03 con un último dosmil en 9:15.
El jueves descansé de manera forzosa puesto que viajaba, pero lo sustituí por el viernes, habitual día de descanso, haciendo los 13 km que tocaban. No estuvieron nada mal tampoco: a 5:06 de media con un último dosmil en 9:14.
A mediodía boda, pero por suerte o por desgracia no tuve que salir a cuatro patas del restaurante. Estaba en condiciones de haber vuelto a salir el sábado por la mañana, pero como ya había quedado para el domingo por la mañana en Albacete para hacer la última tirada larga, decidí (creo que acertadamente) descansar.
Eso sí, el domingo hubo que poner otra vez el despertador para poder estar en condiciones a las 9:00, momento en el cual salimos por el Canal de María Cristina los Quijotes Javi Martínez, Laureano y Pedro junto con los Dosquinces JuanRa, Luis y servidor. La ida la hicimos todos juntos, pero como algunos masocas querían tirar la casa por la ventana, otros más prudentes dimos media vuelta en el 11 para completar justamente 22 km en dos horas casi justas, tratando de interiorizar el ritmo de maratón (5:30).
Sin que sirva de precedente, voy a contar lo que me toca esta semana y que voy a tratar de seguir a pies juntillas: lunes 6 km; martes descanso; miércoles 12 km; jueves 10 km; viernes descanso; sábado 10 km; y domingo 15 km. Bueno, realmente dudo de si hacer o no los últimos 15 km del domingo. Ya veremos.
Estamos muy cerca. La calculadora de tiempos empieza a echar humo.
Odio el semáforo o, mejor dicho, grupo semafórico, que hay en el cruce de la Av. de España y el eje Calle Ángel / Calle Tetuán. Siempre que voy por la Avenida me pilla en rojo y, joder, allí no gira nunca nadie, ya sea coche o peatón. Qué cosa más inútil y más molesta. ¡Quítelo, Señora Alcálda!
Como la pasada semana había festivo de por medio, me permití el lujo de alterar los días de entranamiento y descanso, respetando aproximadamente el volumen de kilómetros. Como el domingo anterior me hubiera tocado una media y sólo hice 13 km, el lunes, que me tocaban 8 km, hice 10 que terminando bastante fuerte.
El martes iba a hacer unos 12, pero quedé con Juanra y nos hicimos una tirada larga de esas que hacen afición, a ritmo cómodo pero terminando rapidito.
El miércoles descansé (atléticamente hablando) y el jueves (ese día que pronosticaron como uno de los más lluviosos de la historia de la humanidad, y que luego ná de ná) salí a hacer el típico entrenamiento del día central de la semana: 13 km. Loquepajque salí de casa un pelín tarde y opté por una ruta no iluminada artificialmente. Ya cuando llevaba 4 km me di cuenta de que la cosa se estaba poniendo bastante tizná, pero aun así me propuse llegar al 6,5 y luego dar la vuelta para completar los 13 preconvenidos. Ni que decir tiene que la noche cayó de manera ultrarápida, así que cuando dí la vuelta en el cruce del Canal del Salobral con el Cordel de Balazote ya no veía tres en un burro. La sensación era que me iba a abordar alguna alimaña y me iba a devorar allí mismo, sin ningún humano cerca que ni siquiera fuera a oir mis gritos. No ayudaba mucho a mi intranquilo estado de ánimo la música que elegí esa tarde, el tenebroso Nevermind de Nirvana (edición especial 20 aniversario, para más señas).
Al dar la vuelta, me pareció que la gigantesca antena de telefonía que hay al otro lado de la autovía, junto al área infantil Huert@ del Rey, estaba a una distancia rocambolesca. Seguí mi camino en dirección a El Palo y, por fin, cuando divisé al fondo las city lights, respiré un poco más tranquilo. Es impresionante la perspectiva que se tiene desde ahí del Centro Comercial Imaginalia y del nuevo hotel, aunque lo que más me sorprendió es que se divisara el cartel verde el supermercado Maradona.
El viernes, nuevo descanso. El sábado, super vuelta al ruedo de 13 km y pico. El día es uno de los más feos en los que me haya osado salir a entrenar, y la ruta elegida no fue agradable. Pero, como sabéis, pienso que hay que entrenar todo: rutas bonitas, feas, con aire, con frío, con calor, calles largas, cortas, etecé. Llamativo fue el hecho de salir a correr con cortavientos por primera vez esta temporada, mientras que el jueves, siendo de noche, pude salir con manga corta sin problema. Este es el mapilla del sábado:
El domingo decía mi plan preparatorio ponía en el papel que hay sujeto con imanes en la nevera que me tocaban 32 km. Llega un momento en toda preparación en la que uno se empieza a saltar a la torera los entrenamientos, y yo no voy a ser menos. Así que me convencí a mi mismo que si hacía la carrera de Alcaraz y unos cuantos km previos, eso sería más o menos equivalente. Y a juzgar por la pesadez de piernas del domingo por la tarde, creo que no me equivoqué mucho.
El caso es que allí (en Alcaraz) nos plantamos los futuribles maratonianos, a saber, JuanRa, Luis y servidor. Otros 13 dosquinceños se dignaron también en personarse en la dura carrera de Alcaraz. Cogemos los dorsales, nos preparamos y salimos a trotar 6 km y pico. Apuramos bien, puesto que llegamos a la Plaza Mayor cuando el señor speaker-animador decía que quedaban 10 segundos para empezar.
Crónica de 'Las Diez Millas de Alcaraz'
El año pasado no vine a esta carrera. El anterior se celebró en abril (2009), así que hacía mucho que no venía y echaba de menos el recorrido, uno de mis favoritos. Siempre me ha hecho mal tiempo, y esta vez no fue la excepción. Por ello me tuve que camuflar para ir bien abrigadito: gorra para que no se me enfriara la mollera, camiseta interior térmica de manga larga, chubasquero de nula transpirabilidad, guantes, mallas largas y zapatillas con más de 1000 km de uso.
Soy el de verde. Tuve unos problemillas con el GPS. Como véis, salí prácticamente el último.
Salimos a un trote más que cochinero. Primero estuve junto a Luis y a Pepe 'El Farma'. Como a Luis le dolía la cadera (y siempre que le duele algo es sinónimo de que va a correr muy rápido) empezó a zumbar y poco a poco le fuimos perdiendo en el horizonte (el delantero). Pepe estaba acatarrado y se quedó con un pequeño autobús de gente. Yo, muy prudente, fui poco a poco avanzando a ritmo cómodo. Entre el km 3 y el 5 sobrepasé a Jota, a El Fuerzas y a Paco Fernández.
Cuando parecía que me sobrecalentaba abría la cremallera del chubasquero. Si me entraba frío, la subía. Repetí esta operación unas diez veces. Eso sí, en ningún momento me sobraron los guantes ni las mallas ni la gorra y, curiosamente, tampoco me incomodaron las gafas de sol.
Sobre el km 6 empiezo a divisar en el horizonte a Paco Aparicio. Eso me da ánimos, aunque no tengo prisa por cogerle. Sigo avanzando por ese camino que, por cierto, está bastante mal. Han arreglado la salida y posterior entrada al pueblo, asfaltándola, pero casi todo el tramo de camino está en malas condiciones.
El caso es que, poco a poco, voy adelantando a gente. En un momento dado sólo hay un par de personas entre Correcaminos y yo, aunque la distancia es aún suficiente para tardar un rato en pillarle. Empiezo a plantearme a qué altura de la carrera está la pedanía de La Hoz, lugar en el que se sube a la carretera que regresa hacia el Santuario de Cortes. Creo recordar que primero hay que cruzar un riachuelo por una especie de viga a modo de improvisado puente. Al fondo veo otra camiseta a cuadros: es Blas.
Llego a el riachuelo junto a un grupillo al que rebaso. Ya tengo a tiro a Aparicio y, cuando le voy a dar una colleja, se para a mear. Encaro la cuesta de La Hoz, que recordaba más empinada. Allí arriba, delante, va Blas con Mamen (Don Quijote), que se paran un tramillo a caminar. Les grito que suban las manos, por si hay alguien haciendo fotos, para que no se les note. Miran abajo, pero no me ven, lo que me recuerda que la camiseta arlequinada queda tapada por el chubasquero verde.
Sigo y, nada más llegar arriba, les alcanzo. Breve conversación (van rápido, los cabrones bribones) y me tomo una ampolla de glucosa y salgo disparado sin decir ni adiós. Poco antes del km 11 está el Santuario. Yo no sé vosotros, pero siempre que llego aquí me emociono. Al principio el edificio está medio tapado. Sólo se ven las cúpulas puntiagudas de pizarra oscura. Por fin se completa una curva a derechas y se puede ver entero. Pilla cuesta abajo, así que cuando entras al patio por una puerta y sales por otra, lo haces flechado. Siempre se me pasan por la cabeza muchas cosas, pero no las pondré aquí.
El caso es que enfilo la bajada a toda leche (casi me choco con uno de Protección Civil que llevaba un walkie) y ¡cojones! ¡cáspita!, si ahí va Luis. No sé qué le habrá pasado. Irá dolorido, o algo así. El caso es que en algunos momentos entre él y yo sólo hay uno o dos corredores. Pero me parece que no le voy a pillar. Va rápido el muy cabrón canalla. Sigo pasando gente, pero él también. Aunque no voy obsesionado, la verdad. Quiero guardar fuerzas a ver qué tal la última cuesta.
Paso el rio y asciendo por el paredón (no hace falta que os diga cual es) tras pedirle al voluntario del avituallamiento que me acerque otro botellín. Al llegar arriba alcanzo a Victoria y al sobrino de El Fuerzas (perdona, pero no me acuerdo de tu nombre). Prosigo lo más rápido que puedo, alcanzando poco a poco a otros corredores que me voy fijando como pequeñas metas.
Llego al tramo recto que hay antes de la cuesta de los bomberos. Ese sitio donde se formaba un inmenso barrizal en días como hoy. A unos 200 m un tío se quita un chubasquero rojo y debajo aparece una camiseta a cuadros: es Pedro León (no hay otro Pedro en el Dosquince, dicho sea de paso). Al llegar a las cuestas pierdo de vista definitivamente a Luis, aunque por unos instantes no había nadie entre él y yo (al final, 48 segundos en meta, pero porque se paró en Cortes a rezar un Ave María a la Virgen, según me comentó después).
Empieza la cuesta, pero al trote cochinero no es tan dura. Cuando llego a lo más llano, antes de entrar en la estrecha Calle Mayor que conduce a la plaza homónima, alcanzo por fin a Pedro. Se me está atocinando, así que aprieto para que espabile. Aparece en el horizonte un tipo del Club de Elche de la Sierra, Adrián Santoro, al que siempre, no sé cómo cojones lo hago qué pasa, siempre alcanzo a poco del final. No me acordaba de él, parecía que no había venido hoy, pero sí, es él (cualquiera diría que me va esperando). Aprieto más y le adelanto cuando quedan sólo 20 metros para el arco de meta, para cumplir con esa extraña tradición. A pesar de los 6 km y pico previos y de haber salido muy reservón, hago récord personal de la prueba: 1:29:03 (3 minutos y pico mejor que mi anterior MMP).
Ahí voy como una exhalación. Me voy viendo viejo en las fotos. Yo, de niño, veo a este sujeto por la calle y le llamo 'de usted'. En mi defensa he de decir que me veo bastante más delgado que cuando tenía 20 años.
No me quería despedir hoy sin decir que la Crisis (con mayúscula) ha llegado de pleno a este mundillo de las carreras. Sólo hay que ver el contenido de la bolsa con la que nos obsequiaron en Alcaraz. Carrera en la que por cierto otros años han dado muy buenos regalos. Pronto empezaremos con vasos de agua en lugar de botellines, ya lo veréis. Y no quiero hablar de las presuntas futuras intenciones para subir cuotas, tanto para apuntarse al Circuito como en cada carrera, la licencia por un día, el Carnet del Corredor Plus, el seguro de nosequeleches y demás milongas sacacuartos... como dijo aquel: vamos al merme.
Ayer, sobre las 15 horas, hora ejpañola, se celebró el famoso Maratón de Nueva York. Me lo chupé enterito por la tele, con las consabidas pausas para mear hidratarme. Cuando acabó, con la insultante victoria y récord de esta prueba por parte de Geoffrey Mutai (2:05:06), me lancé como loco al ordenata a ver si se podía saber en tiempo real por donde estaba pasando un corredor concreto. Buscaba a mi amigo Manuel, otrora dosquinceño, que debutaba en la distancia. Y allí estaba, ya en Central Park, acabando prácticamente. Sólo tuve que estar un ratillo viendo el avance del icono que le representaba virtualmente, pues llegó enseguida en un tiempazo final neto de 3:11:58.
¡¡Enhorabuena, Manu!!
Bueno, amigos. El Maratón de Valencia está ya muy cerca. Sólo quedan 3 semanas. El domingo que viene mi plan me pide otro entrenamiento de 30 km, pero yo lo veo exagerado a 14 días vista, ¿no creéis? Bueno, ya os contaré lo que hago. Por otro lado, después de todo este tiempo de preparación, de todos estos kilómetros, la fecha se acerca y empiezan los nervios. En mis otros dos maratones no hubo nervios, pero eso es porque no me los preparé. Pero ahora tengo cierto miedo al ridículo. Pase lo que pase, habrá que tomárselo como venga; por malo que sea, no será ningún drama.
Hoy, sin que sirva de precedente, narraré la semana de atrás hacia adelante. Así que me toca empezar por la Carrera Urbana Socuéllamos 10k que se celebró este domingo.
Pues eso. Coincidiendo con el domingo en que se cambia la hora (y desde hace un par de años también con el Rompepiernas de Rubielos Bajos), se celebra esta carrera en la cercana localidad de Socuéllamos, provincia de Tomelloso. Yo es el sexto año consecutivo que acudo a la cita. Qué deciros que no haya dicho ya: es una carrera fenomenal, aunque este año tengo que criticar alguna cosa. Lo primero es el monumental atasco en la retirada de dorsales, que incluso hicieron que la carrera tuviera que retrasarse media hora. Después, a unos cuantos no nos dieron chip, así que imagino que no saldremos en ninguna clasificación. Y por último, la bolsa del corredor, aun manteniendo un superávit en "cuanto a coste de la inscripción" vs. "cantidad y calidad de lo contenido en la bolsa", ha menguado sustancialmente con respecto a la que venían dando últimamente. La reducción del número de mantecados de 24 unidades a 7 u 8 únicamente es imperdonable.
Mierdafotoquetecagas, pero a falta de otras, demuestra la presencia de algunos dosquinceños: Perdigón, Lombardía, Dani, mi señora y servidor. Como observáis, la salida estaba bastante concurrida.
Como notas positivas, no obstante, señalaré que (al concurrir 11 de un mismo club) nos obsequiaron con un jamón. Además la gente del lugar es bastante amable y aplaude como si nos conocieran de algo. We'll be back, Socuéllamos! Y qué decir que los choricillos y morcillas reatados con su típica cuerdecilla verde, así como la ensaimada manchega que, por cierto, está presente en todos y cada uno de los bares de carretera de aquí a Tarragona.
En cuanto a la participación personal, decidí correrla acompañando a mi mujer, María Jesús, a la cual machaqué (quizá demasiado) para llevarla a unos fenomenales 54:10. ¡Enhorabuena! Aquí la gráfica:
Después nos quedamos a comer toda la familia en el Mesón Sancho, que está al principio de la calle Quijote: a saber, justo después del avituallamiento en vez de girar a la izquierda como en la carrera, enfilando esa interminable calle, pues a la derecha. Recomendable por bueno, variado, bonito y barato.
A mí ese día me hubiera tocado, en lo referente al entrenamiento para Valencia, hacer una prueba de Media Maratón, pero en vez de irme a Ciudad Real o a Jumilla, por decir dos sitios cercanos donde se celebraba una, preferí hacer la carrera + un previo de sólo 3 km (en 15:15). De eso no os pongo la gráfica, aunque la tengo y en mi Ragnim Neccott lo tenéis todo.
Previamente, el sábado me tocaron sólo 6 km (era una semana de descarga como preparación a la Media que teóricamente me tocaba). Eso sí, me exprimí como un limón y me salieron bastante rapiditos y acabando con mucha alegría (me refiero a que acabé a ritmo alto, no que acabase feliz y contento). Esto es lo que dice el peluco:
El viernes descansé, habiendo salido el jueves sólo 8 km. También me dí vidilla saliéndome una media de 4:55 min/km, en progresión acabando los últimos dos en 4:30 (¡alegría!). Un mapita vale más que mil palabras:
Si seguimos retrocediendo en el tiempo llegamos al miércoles. Ese día fueron 10 km en los que quise hacer la prueba de qué hubiera pasado si me hubiera fijado como objetivo parcial (dentro del preparatorio del Maratón), el intentar hacer Socuéllamos en 45 minutos. Así que salí con ligera prudencia y en cuanto cogí pista apreté casi a fondo. Resultado... 48:44 que no está nada mal. Por entonces ya había decidido que en Socuéllamos no iba a hacer ese test, pero no hubiese llegado a los 45 minutos ni de coña. Calculo como muy rápido haberlo hecho en 46:30, y eso saliendo todo muy bien. El caso es que en esos 10 km del miércoles me salió esto:
Martes: descanso como siempre. Y lunes, pues salí con la bici. Quizá debería haber descansado también, puesto que fue el peor día de la semana con diferencia (os recuerdo que el domingo anterior me había soplado 30 km con Mamen y Javier, del Quijote). Así que como no iba fino en línea recta me perdí por unos caminuchos, viendo el paisaje. Impresionado me quedé de cómo ha quedado la antigua fábrica de salchichas.
Y ese es el resumen semanal.
De parte del amigo Lázaro (de quien sospecho que pronto podréis leer un blog), os dejo un par de álbumes con un webo de fotos de la Media Maraton de Albacete de este año. Están muy bien y, si buscáis, seguramente os encontréis. Ya digo, son muchas. A mí me ha costado un cojón de pato, pero al final me he encontrado: