jueves, 23 de agosto de 2012

La Gran Joya de Cenizate: ¿por qué la llamarán así?

En Noruega, desde 2008, lo que han hecho ha sido bajar los impuestos. Viendo que a base de subirlos la cosa no acababa de funcionar bien, el gobierno de aquel país decidió hacer justo lo contrario. Una cosa que, con el lavado permanente de cerebro que nos hacen por televisión, parece una aberración. Si lo que se quiere es que un gobierno recaude más, pues se suben los impuestos (IVA, IRPF) y ya está, ¿no? ¿Fácil, verdad? Por eso cuando un gran centro comercial como ECI, K-rrefool, Al-K-mpo o similares quiere ganar más dinero lo que hace es subir los precios, para que la gente no tenga más remedio que pagar más por lo mismo y así que ellos ganen más… Ah, no, espera, que lo que hacen es justamente lo contrario. Bajan los precios para vender más unidades, aunque con un margen inferior, pero haciendo superior el volumen total de lo ganado. ¿Y por qué aquí no? A lo mejor si nos bajasen el IVA, el IRPF, el impuesto sobre los hidrocarburos, tabaco, alcohol, etc., consumiríamos todos un poco más. No digo que haya que favorecer el consumo brutal sin sentido, pero sí evitar el miedo escénico. Pensad en ello, politicuchos.


La carrera de Cenizate es una carrera más que correcta, pero al fin y al cabo una carrera más. Una carrera bien organizada en la que no faltaron, a pesar del enorme calor, un avituallamiento en meta a base de helados, zumos, isotónicas, frutas y cerveza. Todo ello muy fresco, lo que me hace pensar que estuvieron más de un día en refrigeradores de tamaño industrial.

Además nos obsequiaron con una camiseta técnica muy chula, color azul pitufo, y una magnífica botella de vino blanco de la comarca. Tuvieron el detalle de dar todo ello junto con el dorsal, y además con posibilidad de elegir talla. Me dio la impresión, además, de que las que más habían comprado eran M y S, gran acierto puesto que es la que solemos gastar la mayor parte de la gente que corremos, que normalmente estamos delgados.


Las fechas veraniegas, el calor, y un posible sinfín de circunstancias más, hicieron que ‘sólo’ nos juntásemos unos 400 y pico. El circuito, como sabéis, se compone de un incesante ir y venir de curvas y rampas ascendentes y descendentes a diestro y siniestro. Dicho punto se lo oculté hasta justo después del pistoletazo de salida a mi otrora entrenador y actualmente siempre-medio-lesionado y amigo Tomy. Luego, cuando acabamos, mentó algunos de mis familiares por haber tenido el detalle de habérselo ocultado hasta ese instante (tampoco sirve demasiado adelantar acontecimientos, creo yo).


No salimos con demasiada sensación de velocidad, pero el caso es que del km 1 al 2 nos salieron 4:20. Así que mi estrategia, como no quería sufrir en demasía, fue ponerme a rueda de Laureano del Don Quijote. Así haríamos un tiempo digno, aunque ya me olí que en la segunda vuelta tocaría sufrir más, habida cuenta de las estrategias que suele seguir el antedicho, que ya nos conocemos de unas cuantas batallas.


Ahí vamos.
Sobre el km 4, tras pasar junto a la iglesia en la que la banda de música amenizaba la carrera con una canción infantil del Cantahuevos, del que en otra época acabé hasta los juegos, hay una cuesta corta pero empinada, en la cual adelanté casi sin darme cuenta a Laureano y su grupillo de secuaces ese día. Dos km tardaron en darme caza, sobre el km 6, cuando redujeron la mínima ventaja que les saqué a base de empezar a apretar al paso por la meta, en el ecuador de la prueba (que por cierto era el km 4,8 de los GPS). Mantuve el tipo unos cientos de metros pero no tenía ganas de pegarme la paliza padre, por lo que mantuve el ritmo que me pareció dejándoles marchar un máximo de 50 metros, así a ojímetro, que por cierto era más o menos la misma distancia a la que llevaba por detrás a Tomy.
Ya cerca de meta, pasada otra vez la banda de música y el repechín, apreté los dientes como si me fuera a llevar una copa, dando caza a un par de renqueantes atletas a los que ya igual les daba ocho que ochenta. En la recta de meta, cuesta arriba para más inri, casi llegué a alcanzar a Laure, pero la ventaja era demasiada y, además, ¿para qué?

Me parece que el ganador fue Severino y, en damas, Violeta. Enhorabuena tanto a ellos como a los respectivos ganadores de las distintas categorías; sois un@s máquinas.

En cuanto al Ilustre Club al que tengo el honor de pertenecer, acudimos la mitad de los necesarios para que nos obsequiaran con una paletilla, es decir, 6 miembros 6. Por delante de un servidor, Mr. Fran Olivas. Detrás llegaron Peter Lion, Sebitas a.k.a. Troteitor, Blas a.k.a. Obi Wan Kenobi y Jóse a.k.a. Señoritín, en una amplia panoplia de cronos.

Enhorabuena también a los organizadores, a quienes les salió una carrera perfecta.

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

1 comentario:

  1. ¿M y S la mayoría de los que corren?, Sí pero para los que sois GAYs, los Machos-Man necesitamos XL o XXL porque la mata pelo del pecho nos aumenta el perímetro y talla de pantalón no te quiero decir qué es lo que nos obliga a utilizar tallas para HOMBRES.

    Un abrazo, mozo (pero sin mariconás, que corra el aire).

    SEBAS
    Gastroteitor

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