lunes, 15 de octubre de 2012

XXV edición del Medio Maratón de Hellín (2012)

Llegamos a Hellín con casi una hora de antelación, pero a pesar de ello tuvimos que aparcar lejísimos, a unos 80 centímetros de donde estaba inflado el arco de salida.

Y me pregunto yo, ¿pinchará alguien en estos vídeos que inserto?

Pepe, JuanRa y servidor fuimos a recoger el dorsal al pabellón, y también tuvieron a bien darnos la bolsa con obsequios. Los consabidos caramelos, una camiseta técnica de color chillón como a mí me gustan, y un trofeo que, en la web, parecía más grande, pero que pasa a engrosar la estantería que tengo llena de este tipo de chorradas.

Saludos por aquí y por allá. Lo de siempre, vaya. Cafelito ellos (en mí tienen un efecto laxante inmediato que, como ya había hecho la descarga pesada en casa, podría haber traído como consecuencia una desagradable descarga semi-líquida). Alonso va tercero y Vettel primero, así que va a perder el liderato del mundial de F1, esperemos que temporalmente. Vamos al coche y nos ataviamos.

Ya lo digo yo: la-men-ta-ble.

La mañana es ligeramente fresca, pero optamos por camiseta de tirantes porque luego seguro que saldrá el sol. Estrategia de carrera, la de siempre últimamente: JuanRa y yo vamos a hacerla juntos, la primera mitad a tope y la segunda al máximo. La idea es bajar de 1:45:28, ritmo 5 min/km de media o menos. Así habré hecho las 5 medias maratones de Albacete todas por debajo de este tiempo. El objetivo es plausible, para ello hay que rondar como mucho el 5:15 en los km ascendentes, y tratar de hacer los llanos y descendentes entre 4:45 y 4:55. Pero sin obsesionarse. Y es que si nos hubiésemos obsesionado habríamos descansado el sábado y no hubiésemos hecho 10,5 km a ritmo medio de 4:56. Vamos, que nos la sudaba hacer la carrera un poco más rápida o más lenta, el caso era entrenar, como casi todos los fines de semana, tanto el sábado como el domingo.

Durante el minuto de silencio aprovechamos vilmente para colocarnos un poco mejor, ya que estábamos al final del pelotón. Salimos sin excesiva prisa para dar la consabida primera vuelta al parque, y ya empezamos a meternos entre pecho y espalda kilómetros a menos de 5 minutos. La mañana era perfecta y la cosa iba bien, así que continuamos poco a poco intentando no pensar en lo que hacemos.

Primeros compases.
Antes de acabar la primera vuelta ya me empieza a decir mi compi que el tendón de Aquiles le va jodiendo más de la cuenta, por lo que las bajadas que hay entre el 8 y el 10 nos las tomamos con calma relativa… a eso de 4:30. Charlamos un poco con uno de Tobarra que iba empujando un carrito, pero por suerte a la niña que iba dentro le entraron ganas de hacer pis y tuvo que pararse. Digo “por suerte” porque, aunque a mí me da igual, los profanos de este deporte deben pensar que si un tío va empujando un carro los que vienen detrás deben ser unos paquetes de la hostia, así que mejor ir delante.

El km 10, que lo pasamos junto a este fulano (¡¡un abrazo!!), lo hicimos en 48:14. Yo ya le iba viendo las orejas al récord sobre distancia homologada, que tengo en 1:43:11 en La Roda este mismo año (también tengo 1:41:05 en Villarrobledo, pero como todo el mundo sabe la distancia no está homologada y a todo el mundo le sale un pelín corta), pero en Hellín la segunda vuelta es un poco traicionera porque la segunda subida a San Roque se atasca y mucho, así que no las tenía todas conmigo. Y encima mi liebre iba tocada del tendón, aunque no de los pulmones de donde iba fresco como una lechuga.

Ahí vamos por el 10 más o menos. El de naranja es el del carrito que os decía. El de la gorra verde también nos fue haciendo la goma y tocándonos los huevos compartió bastantes kilómetros con nosotros.

Al llegar a la Gran Vía (es decir, la calle esa de ida y vuelta donde te vas cruzando con el resto de corredores), en la subida ya iba yo hasta las bowlings de correr. Me había tomado la glucosa tarde (en el 12 en vez de en el 10) por olvido, y todavía no me había hecho efecto. Me costó llegar arriba, incluso JuanRa me llegó a sacar 4 ó 5 metros. Luego, en la bajada, como le incordiaba más el tendón, le cogí sin problemas. Me chocó que la gente que venía detrás y con la que nos cruzábamos ahora me parecía que iban pisándonos los talones. No sé, algunos que me suenan y que creo que van a ritmos bastante inferiores al mío, daban la impresión de tenerme ahí a tiro de piedra.

En el par de desvíos esos donde hay que rodear unas manzanas que hay a la derecha y después volver a bajar a la Gran Vía nos intercambiamos la siguiente frase: “estoy hasta los huevos de correr”. Y es que después de 15 km se suele sentir algo parecido. Eso sí, por suerte los 6 km yo los llevaba grabados en la mente metro por metro, con lo que me parecía que eran menos.

Ahora bien, había que sobrevivir la segunda subida a San Roque. JuanRa se puso a tirar algo más deprisa que en la vez anterior, con lo que tuve que dosificar un sufrimiento controlado, resultando llegar arriba realizando los km 17 y 18 en 5:04 y 5:02. Ahí es nada.

A partir de aquí, me sentí como Felix Baumgartner. Los primeros cientos de metros dosifiqué un poco porque JuanRa decía que tenía el tendón a punto de reventar, pero después le dí la puñalada trapera al ver que iba en tiempos de récord, si me esforzaba y no me fallaban las fuerzas y los cálculos, y que podía bajar de mi mejor marca, incluso bajar de 1:43.

En la calle empedrada que hay justo al acabar la cuesta abajo, justo donde está el monumento a los nazarenos (están dándonos la espalda, por eso quizá no os acordéis) ahí empecé a atizarle de lo lindo. Llevábamos ya 19 km, pero a mí me daba igual. Había que dejarse todo. JuanRa hacía lo que podía con el cuchillo clavado a cuestas, hasta que llegamos a la glorieta esa donde hay una cruz. Ahí ya no pudo y yo me lancé a ritmo de 4 min/km, al 100%.

Anima sana in corpore sano.

Incluso la subida del parque la hice a 4:44, volviendo a bajar en dirección al estadio en torno a 4 bufando como una locomotora. No miré el reloj, no sabía si estaba en tiempo de récord o no hasta que no pisé el suave tartán de la pista de atletismo y llegué a la altura del foso de los 3000 obstáculos, divisé el cronómetro de la organización y vi que aún marcaba 1:42:30. Ya estaba claro que iba a hacer menos de 1:43 reales, pero por honrilla apreté un poco más para entrar en menos de eso no sólo de mi tiempo, sino también del tiempo oficial.

Conseguido: 1:42:55 oficial equivalentes a 1:42:40 netos.

JuanRa llegó sólo 30 segundos después, así que si me hubiese quedado con él hubiese mejorado mi récord también, pero sólo en 1 segundo.

Todo grandioso hecho histórico tiene un traidor. Y un héroe traicionado. El domingo, en Hellín, estuvo claro quién fue quién. Y también cuál ha sido el hecho grandioso. Mejor media maratón homologada para el traidor, pero todo gracias al héroe, sin el cual no huiera sido posible.

¡¡Gracias, amigo!! (nota para mí mismo: tengo que dejar de beberme tres cervezas casi seguidas en el avituallamiento de meta, especialmente si conduzco yo... no debe ser muy bueno que digamos)

En cuanto a la clasificación del ilustre Dosquince, meritoria actuación de todos los integrantes presentes, como no podía ser de otra manera. Aparte de los ya mencionados, FranCo rominas voló en 1:25:33, Jorge rubricó unos excelentes 1:36:10, Blas, Jota y Pepe hicieron triplete con 1:51:50, Sebas Troteitor prefirió no sufrir con 1:54:26 y last but not least Jose Manuel 'El Fuerzas' unos sosegados 2:02:13. Enhorabuena a todos.

Si esta crónica os ha parecido larga, esperad a leer la próxima. Prometo que será épica.

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

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