lunes, 17 de febrero de 2014

El Expreso de Balazote

El Expreso de Balazote es cuando uno va a Balazote a la carrera muy justo de tiempo y luego encima se tiene que volver de correprisa y sin apenas tiempo de saludar a nadie ni de beberse las cervezas que le hubieran apetecido.

 

Pero bueno, hay que adaptarse a los viajes con los compañeros tal como vienen, porque otras veces el que lleva prisa es uno mismo.

Yo es la primera vez que iba a esta carrera, bueno, incluso es la primera vez que ponía el pie en esta villa. Y me gustó mucho el trazado... que no voy a pararme en describir. Me recordó a la carrera de San Pedro, por el mismo tipo de paisaje (claro, está cerca), misma vegetación, etc.

Mis sensaciones fueron muy buenas; pero es que no se pueden describir sin decir que, inmersos como estamos en la preparación para la Maratona di Roma, decidimos invertir el entrenamiento del sábado y del domingo, y en vez de hacer 13 el sábado y 28 el domingo, veníamos de hacer los 28 el domingo, que redondeamos con los 12 de la carrera de Balazote y uno previo adicional de calentamiento. Creo que no se me ha entendido: me la suda y que os follen.

El sábado aquellos 28 se me dieron fatal, terminando los últimos 16 a ritmos de 5:50-6:10 aproximadamente. Pero bueno, psicológicamente hay que vivir algún día de estos en la preparación, así que como aguanté los 28 me di por satisfecho. Pero el domingo en Balazote, a pesar de la paliza del día anterior, me sentí estupendamente. Hasta el km 9+500 rodamos Juan Ra Horakhti y servidor, junto con Luis y, a tramos, Tomy, a ritmo medio de 5:22, que no está nada mal teniendo en cuenta la cuesta inicial (y la paliza del sábado). Pero justo en ese punto, cuando volvíamos a pasar por el puente sobre el río Don Juan, iniciamos Ra y yo una escaramuza final que nos llevó a realizar el km 10 a ritmo de 4:58, el km 11 a ritmo 4:35 y el 12, con cuesta recia incluida, a ritmo de 4:31.


Apoteósico fin de carrera que nos dio un subidón tremendo para afrontar estas últimas semanas cargadas de kilómetros que nos quedan. Concretamente, la semana que acaba de terminar he hecho una tirada larga de 30 km el domingo (el día que se celebró la prueba de Bienservida) en la que me acompañó el gran Blas nada menos que 26 km (ojo, 57 años en las espaldas y él no se está preparando nada en concreto). No me duele nada, no se me está haciendo pesado, y tengo la moral por las nubes.

¡¡Hala, a cascarla!!

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

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