sábado, 8 de febrero de 2014

Elx de la Serra 2014: Volta a la Penya de San Blas

A mi quin assalta el buit d'inspiració, per això fico les meves frases en el traductor una versió de com sonen en, per exemple, català.


Con el tema de la preparación de la Maratona di Roma, encajar entrenamientos y carreras, sobre todo si estas últimas son los sábados por la tarde, no es tarea fácil. Y encajar además la opción de pasar el fin de semana en una casa rural, pues aún más difícil... a priori. Menos mal que compartimos casa con varios monstruos del running, así que además de echarnos unas buenas risas, sus buenas cervezas, algún gintónic, asado de carne, arroz al fuego de sarmientos y demás, también fuimos a la carrera y a pegarnos un buen entreno el domingo por la mañana.

Para vosotros, oh, queridos lectores, no sé qué hora será, pero para mí es viernes por la noche. Y tengo sueño y ganas de irme a dormir. Pero el domingo voy a Balazote y no quiero que se me apelotonen las crónicas, y mañana me toca tirada larga de 28 km. Así que seré breve.

¿Qué queréis que os diga de la carrera de Elche de la Sierra? Catorce kilómetros y pico, tres subidas bastante empalagosas, y unos últimos 2500 metros con unas últimas tachuelas considerables.

Pequeño gran club.

Como al día siguiente me tocaban nada menos que 26 km (al final fueron sólo 20,5 pero con unas cuestas terroríficas), me tomé la carrera con calma y acompañé a nuestro presi Paco Carratalá. Nos paseamos (ojo no cambiar "s" por "j") por el pueblo, bajamos por la carretera que lleva hasta el puente sobre la Rambla del Arroyo de la Anchura (km de carrera 2+400, cota 580), por donde giramos a la izquierda, hacia arriba y luego otra vez hacia abajo hasta el puente de la Rambla de la Nava (km de carrera 3+850, cota 608). Ahí sí empieza la primera de las subidas tochas, hacia Puerto Lope por el Camino de la Hoya Nevada (km de carrera 5+390, cota 704). De momento íbamos despacio pero el acompañado me aguantaba bastante bien.

Después de esa subida hay, como sabréis, una zona de subidas y bajadas que concluyen (km de carrera 6+500, cota 700) en un cruce de caminos (conocido como Cruce de La Hoya) en el cual damos un giro a la izquierda para enfilar una bajada de prácticamente 2 km de longitud, bastante tendida y agradable de bajar. Esta senda, llamado Camino de Yeste, tiene su punto más bajo en un puente sobre un pequeño cauce  (km de carrera 8+500, cota 588). A partir de ahí empieza a joderse la cosa porque volvemos a subir, suave primero, y de golpe después. Mencionar que en este lugar hay una casa vieja donde siempre había un grupo de chavalucos tomando cubatas y con música, pero este año únicamente había unos voluntarios de Cruz Roja.

Pues bien, Paco se para de golpe y dice que siga yo sólo. Le había prometido que haría la carrera con él, pero también que no iba a caminar en las cuestas, así que me fui distanciando poco a poco. Aquí uní mis fuerzas con Anabel de Valdenganga (ilustre dosquinceña por un día), con quien subí la llamada Cuesta de la Peña del Agua (imagino que refiriéndose a la peña que queda a nuestra izquierda según subimos, que no es la misma que la de San Blas). El punto más alto de este paraje está en el km de carrera 9+400, con cota 635.

Iniciamos la bajada que hay a continuación, que da gusto porque son casi otros dos km. Durante el trayecto se llega a una diminuta aldea donde siempre hay gente aplaudiendo, y mira tú por donde de un fogonazo me saluda un antiguo compañero del trabajo. A todo esto Anabel y yo habíamos cogido ya a nuestro dosquinceño Blas, que andaba dando la vuelta a la peña homónima. También coindicimos un trecho con un niño de 15 años, que la verdad no me he parado a mirar después cómo quedó en la clasificación.

En la bajada última y más fuerte, justo antes de llegar por segunda vez a la Rambla del Arroyo de la Anchura (km de carrera 11+100, cota 527), Blas se queda atrás y compartimos Anabel y yo los últimos metros juntos en la durísima subida a la pedanía de Villares, en cuya curva de 180º se ausentó la banda de rock que tocaba en vivo, aunque no faltó gente animando y haciendo fotos, como esta que inserto aquí:

Anabel, Blas (detrás de servidor), y al fondo unos cuantos pusilánimes andando en vez de correr (les delatan sus brazos bajados).

De aquí en adelante afronto el último sector de la carrera en solitario, dosificando para tratar de no desgastarme demasiado (¡¡un abrazo, Lola Fields!!). Supero con relativa comodidad la subida hasta el monumento a Amílcar Barca, ubicado en las inmediaciones del lugar donde se sospecha que murió este general cartaginés a manos de los rebeldes oretanos en el año 228 a.C. Y muchos diréis: ¿qué monumento? Claro, eso os pasa por correr mucho, mirar al suelo, llegar asfixiados, etc. Bueno, la verdad es que nos pilla de espaldas. Os dejo una fotico para que os fijéis el año que viene:

Lo del fondo es precisamen-e-te la Peña de San Blas (km de carrera 12+500, cota 594)

Lo último reseñable, si es que algo de lo que yo diga puede valer la pena, cosa que dudo cada vez más, es que tuve que esprintar un poco al final, puesto que iban unos colegas vestidos de mujeres, estilo manolas un tanto sui generis, velas incluídas, y la verdad, me hubiera jodido salir en las fotos de meta llegando detrás de ellas, que luego la gente las ve (las fotos) y piensa "Joder, qué tío más matao, que llega después de unos disfrazaos", y claro, no es plan, que uno tiene su reputación.

¿Quién iba a ser al que se le pillara comiendo?

Y para finalizar, aunque lo mismo os la suda, pero que os den, comentar que la preparación para la Maratona di Roma va bien. Estoy en las semanas más fuertes y creo que voy bastante bien con los entrenos, y además anima mucho que la gente se interese por ti, así que gracias a todos. Ah, y una foto inédita: ¡¡mis hijas en el pódium!!



Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...