martes, 26 de abril de 2011

Una lástima

Lamentablemente este año ninguno de nosotros podrá disputar más carreras populares organizadas. A no ser que hagamos entre todos alguna espontánea, por alguna zona cerrada al tráfico donde el ejército no nos lo impida. Y dada la situación, muchos podemos darnos con un canto en los dientes.

Lo digo por nuestros paisanos de la manchuela, incluyendo Casas Ibáñez, Abengibre, Fuentealbilla, Villamalea, Alcalá del Júcar, Alatoz, Carcelén, Alpera, Alborea, Casas de Ves y un sinfín de pueblos que, como sabéis, debido al accidente nuclear en la central de Cofrentes, han tenido que ser evacuados al resto de la provincia de Albacete. Todos los pabellones polideportivos del resto de la provincia están sirviendo como improvisado hogar de estos evacuados, así como innumerables pisos de protección oficial aún no entregados y otras instalaciones y campamentos militares y de Cruz Roja. Peor están en la provincia de Valencia, más densamente poblada, y algo mejor que nosotros en una parte de Cuenca; todos englobados en el radio de acción de los 40 km que ha fijado el gobierno, en este nuevo accidente de grado 7 (el tercero tras Chernobyl y Fukushima) según el Organismo Internacional para la Energía Atómica.

De momento no nos han prohibido el consumo de agua potable, no así en las capitales de Valencia y Alicante y áreas metropolitanas y circundantes, dado que su suministro proviene de la zona del accidente. Espero que a nosotros no nos afecte demasiado aquí en Albacete-capital.

Pero lo que más me preocupa a mí es el futuro. Ya se habla de una zona de exclusión para los próximos 200 años, en un área equivalente a media provincia de Albacete. Y se controlarán durante otros 200 años las ciudades, ríos y campos de un área circundante equivalente a la superficie de toda Castilla-La Mancha.

Y todo por la puta central: una máquina de hacer dinero de Iberdrola, que se va a ir de rositas mientras cientos de miles de personas han sido arrancadas de sus hogares, desposeídas de sus propiedades y trabajos, y trasladadas a ciudades extrañas a vivir en miserables condiciones. Y millones de nosotros vamos a pagar a través de nuestros impuestos las enormes inversiones que requerirá minimizar el daño. Porque repararse no se va a poder.

Por la puta central: un artilugio maquiavélico fruto de la codicia del hombre por generar dinero en grandes cantidades, una máquina compleja que utiliza una energía que creían comprender, pero de la que no tenían ni idea. Sólo sabían que generaba una energía que era vendida y daba beneficios. Ahora que se ha 'estropeado' liberando una inimaginable y ultra-letal cantidad de radiación ionizante, ¿qué haremos?

Salu2.

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