martes, 8 de noviembre de 2011

Alcaraz o la Fuerza del Sino

Odio el semáforo o, mejor dicho, grupo semafórico, que hay en el cruce de la Av. de España y el eje Calle Ángel / Calle Tetuán. Siempre que voy por la Avenida me pilla en rojo y, joder, allí no gira nunca nadie, ya sea coche o peatón. Qué cosa más inútil y más molesta. ¡Quítelo, Señora Alcálda!


Como la pasada semana había festivo de por medio, me permití el lujo de alterar los días de entranamiento y descanso, respetando aproximadamente el volumen de kilómetros. Como el domingo anterior me hubiera tocado una media y sólo hice 13 km, el lunes, que me tocaban 8 km, hice 10 que terminando bastante fuerte.



El martes iba a hacer unos 12, pero quedé con Juanra y nos hicimos una tirada larga de esas que hacen afición, a ritmo cómodo pero terminando rapidito.



El miércoles descansé (atléticamente hablando) y el jueves (ese día que pronosticaron como uno de los más lluviosos de la historia de la humanidad, y que luego ná de ná) salí a hacer el típico entrenamiento del día central de la semana: 13 km. Loquepajque salí de casa un pelín tarde y opté por una ruta no iluminada artificialmente. Ya cuando llevaba 4 km me di cuenta de que la cosa se estaba poniendo bastante tizná, pero aun así me propuse llegar al 6,5 y luego dar la vuelta para completar los 13 preconvenidos. Ni que decir tiene que la noche cayó de manera ultrarápida, así que cuando dí la vuelta en el cruce del Canal del Salobral con el Cordel de Balazote ya no veía tres en un burro. La sensación era que me iba a abordar alguna alimaña y me iba a devorar allí mismo, sin ningún humano cerca que ni siquiera fuera a oir mis gritos. No ayudaba mucho a mi intranquilo estado de ánimo la música que elegí esa tarde, el tenebroso Nevermind de Nirvana (edición especial 20 aniversario, para más señas).

Al dar la vuelta, me pareció que la gigantesca antena de telefonía que hay al otro lado de la autovía, junto al área infantil Huert@ del Rey, estaba a una distancia rocambolesca. Seguí mi camino en dirección a El Palo y, por fin, cuando divisé al fondo las city lights, respiré un poco más tranquilo. Es impresionante la perspectiva que se tiene desde ahí del Centro Comercial Imaginalia y del nuevo hotel, aunque lo que más me sorprendió es que se divisara el cartel verde el supermercado Maradona.



El viernes, nuevo descanso. El sábado, super vuelta al ruedo de 13 km y pico. El día es uno de los más feos en los que me haya osado salir a entrenar, y la ruta elegida no fue agradable. Pero, como sabéis, pienso que hay que entrenar todo: rutas bonitas, feas, con aire, con frío, con calor, calles largas, cortas, etecé. Llamativo fue el hecho de salir a correr con cortavientos por primera vez esta temporada, mientras que el jueves, siendo de noche, pude salir con manga corta sin problema. Este es el mapilla del sábado:



El domingo decía mi plan preparatorio ponía en el papel que hay sujeto con imanes en la nevera que me tocaban 32 km. Llega un momento en toda preparación en la que uno se empieza a saltar a la torera los entrenamientos, y yo no voy a ser menos. Así que me convencí a mi mismo que si hacía la carrera de Alcaraz y unos cuantos km previos, eso sería más o menos equivalente. Y a juzgar por la pesadez de piernas del domingo por la tarde, creo que no me equivoqué mucho.

El caso es que allí (en Alcaraz) nos plantamos los futuribles maratonianos, a saber, JuanRa, Luis y servidor. Otros 13 dosquinceños se dignaron también en personarse en la dura carrera de Alcaraz. Cogemos los dorsales, nos preparamos y salimos a trotar 6 km y pico. Apuramos bien, puesto que llegamos a la Plaza Mayor cuando el señor speaker-animador decía que quedaban 10 segundos para empezar.



Crónica de 'Las Diez Millas de Alcaraz'

El año pasado no vine a esta carrera. El anterior se celebró en abril (2009), así que hacía mucho que no venía y echaba de menos el recorrido, uno de mis favoritos. Siempre me ha hecho mal tiempo, y esta vez no fue la excepción. Por ello me tuve que camuflar para ir bien abrigadito: gorra para que no se me enfriara la mollera, camiseta interior térmica de manga larga, chubasquero de nula transpirabilidad, guantes, mallas largas y zapatillas con más de 1000 km de uso.

Soy el de verde. Tuve unos problemillas con el GPS. Como véis, salí prácticamente el último.

Salimos a un trote más que cochinero. Primero estuve junto a Luis y a Pepe 'El Farma'. Como a Luis le dolía la cadera (y siempre que le duele algo es sinónimo de que va a correr muy rápido) empezó a zumbar y poco a poco le fuimos perdiendo en el horizonte (el delantero). Pepe estaba acatarrado y se quedó con un pequeño autobús de gente. Yo, muy prudente, fui poco a poco avanzando a ritmo cómodo. Entre el km 3 y el 5 sobrepasé a Jota, a El Fuerzas y a Paco Fernández.

Cuando parecía que me sobrecalentaba abría la cremallera del chubasquero. Si me entraba frío, la subía. Repetí esta operación unas diez veces. Eso sí, en ningún momento me sobraron los guantes ni las mallas ni la gorra y, curiosamente, tampoco me incomodaron las gafas de sol.

Sobre el km 6 empiezo a divisar en el horizonte a Paco Aparicio. Eso me da ánimos, aunque no tengo prisa por cogerle. Sigo avanzando por ese camino que, por cierto, está bastante mal. Han arreglado la salida y posterior entrada al pueblo, asfaltándola, pero casi todo el tramo de camino está en malas condiciones.

El caso es que, poco a poco, voy adelantando a gente. En un momento dado sólo hay un par de personas entre Correcaminos y yo, aunque la distancia es aún suficiente para tardar un rato en pillarle. Empiezo a plantearme a qué altura de la carrera está la pedanía de La Hoz, lugar en el que se sube a la carretera que regresa hacia el Santuario de Cortes. Creo recordar que primero hay que cruzar un riachuelo por una especie de viga a modo de improvisado puente. Al fondo veo otra camiseta a cuadros: es Blas.

Llego a el riachuelo junto a un grupillo al que rebaso. Ya tengo a tiro a Aparicio y, cuando le voy a dar una colleja, se para a mear. Encaro la cuesta de La Hoz, que recordaba más empinada. Allí arriba, delante, va Blas con Mamen (Don Quijote), que se paran un tramillo a caminar. Les grito que suban las manos, por si hay alguien haciendo fotos, para que no se les note. Miran abajo, pero no me ven, lo que me recuerda que la camiseta arlequinada queda tapada por el chubasquero verde.

Sigo y, nada más llegar arriba, les alcanzo. Breve conversación (van rápido, los cabrones bribones) y me tomo una ampolla de glucosa y salgo disparado sin decir ni adiós. Poco antes del km 11 está el Santuario. Yo no sé vosotros, pero siempre que llego aquí me emociono. Al principio el edificio está medio tapado. Sólo se ven las cúpulas puntiagudas de pizarra oscura. Por fin se completa una curva a derechas y se puede ver entero. Pilla cuesta abajo, así que cuando entras al patio por una puerta y sales por otra, lo haces flechado. Siempre se me pasan por la cabeza muchas cosas, pero no las pondré aquí.

El caso es que enfilo la bajada a toda leche (casi me choco con uno de Protección Civil que llevaba un walkie) y ¡cojones! ¡cáspita!, si ahí va Luis. No sé qué le habrá pasado. Irá dolorido, o algo así. El caso es que en algunos momentos entre él y yo sólo hay uno o dos corredores. Pero me parece que no le voy a pillar. Va rápido el muy cabrón canalla. Sigo pasando gente, pero él también. Aunque no voy obsesionado, la verdad. Quiero guardar fuerzas a ver qué tal la última cuesta.

Paso el rio y asciendo por el paredón (no hace falta que os diga cual es) tras pedirle al voluntario del avituallamiento que me acerque otro botellín. Al llegar arriba alcanzo a Victoria y al sobrino de El Fuerzas (perdona, pero no me acuerdo de tu nombre). Prosigo lo más rápido que puedo, alcanzando poco a poco a otros corredores que me voy fijando como pequeñas metas.

Llego al tramo recto que hay antes de la cuesta de los bomberos. Ese sitio donde se formaba un inmenso barrizal en días como hoy. A unos 200 m un tío se quita un chubasquero rojo y debajo aparece una camiseta a cuadros: es Pedro León (no hay otro Pedro en el Dosquince, dicho sea de paso). Al llegar a las cuestas pierdo de vista definitivamente a Luis, aunque por unos instantes no había nadie entre él y yo (al final, 48 segundos en meta, pero porque se paró en Cortes a rezar un Ave María a la Virgen, según me comentó después).



Empieza la cuesta, pero al trote cochinero no es tan dura. Cuando llego a lo más llano, antes de entrar en la estrecha Calle Mayor que conduce a la plaza homónima, alcanzo por fin a Pedro. Se me está atocinando, así que aprieto para que espabile. Aparece en el horizonte un tipo del Club de Elche de la Sierra, Adrián Santoro, al que siempre, no sé cómo cojones lo hago qué pasa, siempre alcanzo a poco del final. No me acordaba de él, parecía que no había venido hoy, pero sí, es él (cualquiera diría que me va esperando). Aprieto más y le adelanto cuando quedan sólo 20 metros para el arco de meta, para cumplir con esa extraña tradición. A pesar de los 6 km y pico previos y de haber salido muy reservón, hago récord personal de la prueba: 1:29:03 (3 minutos y pico mejor que mi anterior MMP).

Ahí voy como una exhalación. Me voy viendo viejo en las fotos. Yo, de niño, veo a este sujeto por la calle y le llamo 'de usted'. En mi defensa he de decir que me veo bastante más delgado que cuando tenía 20 años.

No me quería despedir hoy sin decir que la Crisis (con mayúscula) ha llegado de pleno a este mundillo de las carreras. Sólo hay que ver el contenido de la bolsa con la que nos obsequiaron en Alcaraz. Carrera en la que por cierto otros años han dado muy buenos regalos. Pronto empezaremos con vasos de agua en lugar de botellines, ya lo veréis. Y no quiero hablar de las presuntas futuras intenciones para subir cuotas, tanto para apuntarse al Circuito como en cada carrera, la licencia por un día, el Carnet del Corredor Plus, el seguro de nosequeleches y demás milongas sacacuartos... como dijo aquel: vamos al merme.

Ayer, sobre las 15 horas, hora ejpañola, se celebró el famoso Maratón de Nueva York. Me lo chupé enterito por la tele, con las consabidas pausas para mear hidratarme. Cuando acabó, con la insultante victoria y récord de esta prueba por parte de Geoffrey Mutai (2:05:06), me lancé como loco al ordenata a ver si se podía saber en tiempo real por donde estaba pasando un corredor concreto. Buscaba a mi amigo Manuel, otrora dosquinceño, que debutaba en la distancia. Y allí estaba, ya en Central Park, acabando prácticamente. Sólo tuve que estar un ratillo viendo el avance del icono que le representaba virtualmente, pues llegó enseguida en un tiempazo final neto de 3:11:58.

¡¡Enhorabuena, Manu!!

Bueno, amigos. El Maratón de Valencia está ya muy cerca. Sólo quedan 3 semanas. El domingo que viene mi plan me pide otro entrenamiento de 30 km, pero yo lo veo exagerado a 14 días vista, ¿no creéis? Bueno, ya os contaré lo que hago. Por otro lado, después de todo este tiempo de preparación, de todos estos kilómetros, la fecha se acerca y empiezan los nervios. En mis otros dos maratones no hubo nervios, pero eso es porque no me los preparé. Pero ahora tengo cierto miedo al ridículo. Pase lo que pase, habrá que tomárselo como venga; por malo que sea, no será ningún drama.

Gracias por estar ahí.
De nada por estar aquí.

Salu2.

3 comentarios:

  1. Buenos días Alberto

    Veo que llevas un entrenamiento tremendo para la maratón ¡¡¡Qué envidia!!! Yo todavía sigo con el resfriado y una semana sin correr después de haberme puesto las pilas.

    Me parece que 30 kilómetros 14 días antes de la maratón es una barbaridad. Yo haría como mucho 20-22, acabando fuerte los últimos 7-8. Vas como una moto y no necesitas más machaque. Estás mentalizado, y eso se nota cuando sales a correr 13 kilómetros como si nada, en un día de perros. Ahí está la maratón, en esa mentalización de hacer kilómetros sí o sí.

    En Valencia nos veremos (yo espero hacer en torno a 46 minutos en el 10.000 aunque lo veo difícil con estos parones) y esperaré a que llegues para darte la enhorabuena.

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  2. Hola Alberto soy Pedro, al igual que Cosme no me parece logico lo de rodar 30km a 14 dias de la gran cita, yo en estos momentos me estoy permitiendo el lujo de parar 5 dias sin entrenar, eso si una dichosa carga en los gemelos me esta ayudando a ello, pero aun asi lo maximo que me queda en estas dos semanas son rodajes alternos de no mas de una hora con dos dias de calidad, la que sea, cambios de 10 minutos de 6 o piramide en la pulgosa y no mas.... no se si eres dado a los masajes pero un masaje el martes o miercolesen la semana de la maraton vendria bien, yo lo hare asi.

    Por cierto quita el globo terraqueo de las visitas, esta relentizando mucho la carga del blog, es un scrip que travaja con Java y tarda mucho en cargar. ponte un contador de visitas normal y sobra.
    Un abrazo.

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  3. Gracias, amigos.

    Cosme, me has tocado la fibra. Estoy mentalizado, sí, pero con comentarios como ese me voy aún más arriba. Gracias.

    Pedro, agradezco también mucho tus comentarios. Hoy jueves me voy a Cartagena a una boda, así que tengo que cambiar mi plan, intentando intarcalar sesiones dia sí y día no de 12-13 km. Con todos los km anteriores creo que será bastante para mantenerme. Eso sí, me tienes que decir dónde está la Pirámide de La Pulgosa, aunque me parece una burrada subirse a ella. Para cuestas, Chinchilla.

    He cambiado el globo por un mapa 2D estático, aunque tardar en cargar, sigue tardando; no poca culpa tienen los vídeos, fotos y mapas insertados. Pero en fin, qué le vamos a hacer.

    Salu2 y a cuidarse.

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